La familia conformada por el contador Ómar Ambuila y la abogada Elba Chará Gómez es, según las autoridades, solo un eslabón de la supuesta red de contrabando que se gestó en el interior de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) en el puerto de Buenaventura, y que lavó por lo menos $80.000 millones provenientes de coimas por permitir el paso de mercancía ilegal. Ambos nacieron en la década de los 60 en Buenos Aires (Cauca), pero años después se trasladaron a Cali, donde nacieron Jenny y María Camila Ambuila Chará, de 26 y 21 años. Los nombres de la pareja, al igual que los de sus hijas, eran inadvertidos hasta hace unos meses, cuando los lujos exhibidos por una de ellas en redes sociales revelaron un estilo de vida insostenible con los ingresos reales de los Ambuila Chará. (Lea aquí: DIAN investigó y absolvió a Ómar Ambuila en 2007)
Hoy, tres miembros de la familia son procesados por lavado de activos, favorecimiento al contrabando, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir. La Fiscalía afirma que Ambuila aprovechó su cargo como jefe de control interno de carga de la DIAN para organizar una red que manipuló el contenido de cientos de contenedores y permitió su ingreso al país, por Buenaventura, sin control aduanero. A cambio, el funcionario habría recibido millonarios dividendos que ocultó, con ayuda de su esposa y de su hija Jenny, a través de empresas fachadas y comprando bienes de hasta $1.000 millones que superaban su capacidad económica, pues su salario no sobrepasaba los $10 millones. Varios de esos negocios ficticios se concentraron en Cali bajo figuras de inmobiliaria, heladería y papelería. (En video: ¿Por qué un Lamborghini fue clave para desmantelar una red de corrupción en la DIAN?)
El Espectador revisó los expedientes mercantiles de cada una de las empresas registradas en la Cámara de Comercio de Cali, en las que los investigadores hallaron inconsistencias. La compañía más antigua es Fares Inmobiliaria y, de acuerdo con las pesquisas de la Fiscalía, sirvió para adquirir apartamentos, lotes, oficinas y parqueaderos avaluados en más de $1.000 millones. Se constituyó hace 16 años bajo el nombre de Inversiones Chará & Cía. Limitada” y su objeto inicial fue prestar servicios de transporte, incrementar el patrimonio y administrar bienes. Elba Chará siempre fungió como representante legal y, junto a ella, otras dos personas se presentaron como los dueños de la empresa.
Tres años después, la empresa reformó estatutos, aumentó su capital y los dos socios de Chará les vendieron sus cuotas a Jenny y María Camila Ambuila Chará (menores de edad en esa época) y a otras dos personas, entre las que estaría otro familiar de Ambuila. Elba Chará también vendió parte de su cuota a sus hijas. En total, las niñas, representadas legalmente por su mamá, pagaron $48’500.000 de contado a los antiguos socios de Inversiones Chará & Cía. Limitada, quienes declaran haber recibido el dinero en efectivo. Así las cosas, las hermanas Ambuila quedaron con el 96 % de las acciones de la sociedad, su mamá con el 3 % y los otros socios con el 1 %. Pero Elba Chará siguió controlando la empresa, pues era la representante legal de sus hijas mientras Ómar Ambuila “retomaba la patria potestad”.
De hecho, en el año 2010 la empresa cambió los estatutos de la sociedad para especificar que Jenny y María Camila Ambuila Chará no podían vender sus acciones hasta que cumplieran 35 años, además de requerir la aprobación unánime de los socios, es decir, de su mamá. También se previó que, en caso de que muriera Elba Chará, el nuevo socio gestor sería su padre, Ómar Ambuila, dado que el objetivo de esa sociedad era “preservar un patrimonio familiar”. También en el año 2010, los socios minoritarios vendieron sus acciones y la sociedad quedó en manos de Elba Chará y de sus dos hijas.
Finalmente, en 2011, la asamblea de accionistas conformada únicamente por Elba Chará, a nombre propio y de sus hijas, decidió cambiar el nombre de la sociedad por Fares Inmobiliaria SAS y estableció que se dedicaría a las actividades inmobiliarias realizadas con bienes propios o arrendados. Los investigadores llamaron la atención sobre el incremento injustificado en el capital de la compañía, pues pasó de tener un patrimonio de $106 millones en 2005 a uno de $1.499 millones en el año 2010. Entre los inmuebles adquiridos por esta compañía se encuentra un lote ubicado en el sector de Pance, avaluado en $1.594 millones.
Para justificar sus exorbitantes compras, como la de un carro Lamborghini y una camioneta Porsche, Jenny Ambuila dijo en interrogatorio ante la Fiscalía que sus recursos provenían de Nelato. Sin embargo, los estados financieros muestran que la compañía reportó en 2016 un patrimonio de apenas $74 millones y en 2017 generó pérdidas arrojando un patrimonio negativo de $-61 millones. La joven también alegó que los ingresos de su familia provenían de una exitosa juguetería llamada Holidays Detalles, no obstante, se trata de un establecimiento de comercio adquirido en 2014 por su mamá.
En este local se vendían artículos de papelería, pero llamó la atención que, en poco tiempo, su patrimonio pasó de $10 millones en 2015 a $720 millones en 2017. Sin embargo, este historial comercial de los Ambuila Chará, según la Fiscalía, no justifica los gastos desbordados que durante años hicieron Ómar Ambuila, Elba Chará y sus hijas, entre los que están lujosas viviendas, bolsos de más de $15 millones, viajes y relojes de hasta $30 millones. Las pesquisas continúan y se esperan nuevas sorpresas en la historia comercial de los Ambuila Chará.
*Si tiene información sobre este caso, escriba a investigacionee@elespectador.com