Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“En las últimas noches Jairo no pudo dormir bien. Estaba muy irritable. Me reiteraba que tenía muchas presiones en su trabajo y me pidió que no lo molestara”. Su esposa, la ingeniera María Isabel Valencia Cárdenas, recuerda los últimos momentos que vio a Jairo Alberto Zapa Pérez, director de regalías del departamento de Córdoba, quien desapareció desde hace mes y medio en Montería.
Era la mañana del jueves 27 de marzo. Zapa se levantó muy temprano. Estaba intranquilo. Con el amanecer se fue para su oficina y trabajó varias horas. Hacia las 10:40 a.m. se comunicó por teléfono con su esposa a través del sistema de mensajería digital Whatsapp para preguntarle cómo estaba. Hacia el mediodía volvió a comunicarse con ella y le contó que viajaba a Santa Marta.
Lo propio hizo con su padre, el pensionado Fausto Zapa, quien recuerda que varias veces le había sugerido a su hijo que buscara protección. “Sea más prevenido, hay mucha gente que está pendiente de los recursos de las regalías. Pídale seguridad al gobernador (de Córdoba) Alejandro Lyons. Pero me respondió de manera tajante, no le he hecho mal a nadie, el que nada debe nada teme”. A las pocas horas un funcionario de la Gobernación de Córdoba anunció a la familia que Jairo había desaparecido.
Un caso que se ha convertido en un dramático acertijo para las autoridades, como la Fiscalía —que tiene en la mira a seis personas— y el Grupo Antisecuestro de la Policía que hace esfuerzos para encontrar al jefe de regalías. “Estamos investigando, es un caso extraño porque no fue raptado y no hubo violencia”, afirma el director del Gaula, general Humberto Guatibonza.
Jairo Alberto Zapa Pérez es un ingeniero civil de 36 años con estudios de especialización y maestría. Su vida ha transcurrido entre la academia y el sector público. En las universidades Nacional en Medellín, del Sinú, y su paso por el Invías y la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge (CVS), fueron parte de los argumentos para que el gobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, lo designara hace casi dos años, en uno de los puestos claves de su administración: la Dirección de Regalías.
Se trata de una especie de “chequera” con un saldo que en tres años se acerca al billón y medio de pesos. Por el escritorio de Zapa pasaron cientos de conceptos técnicos para las obras. Según registros del Sistema General de Regalías a febrero de 2014, muestran que Córdoba se convirtió en el segundo departamento de la Costa Atlántica en ejecutar proyectos. Cerca de 127 para hacer alcantarillados, acueductos, vías, raciones de alimentos, escuelas y desarrollar proyectos en tecnología.
Con semejante piano al hombro, cuentan compañeros de trabajo y algunos allegados al desaparecido que por eso sus jornadas eran largas y en la aprobación técnica de proyectos Zapa era implacable. Un extraño comportamiento para una cultura en donde hay “flexibilidad” a la hora de participar en procesos. Por eso el gobernador Lyons lo encargó de nuevas funciones y ser su representante en varias instancias.
Los días pasaron y sin resultados de las autoridades, las recompensas por información para encontrar al jefe de regalías crecieron. Primero $15 millones. Luego $50 millones y desde este sábado $80 millones. Hace dos semanas el caso llegó a oídos del presidente Juan Manuel Santos, quien prometió a la esposa de Zapa incrementar la búsqueda. Hace pocos días el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, respondió a la prensa sobre el caso: “No sé de qué me están hablando y hablamos ahorita hermano, porque no sé de lo que me está hablando”.
Las sorpresas en el caso no pararon allí. El 1° de mayo, cuando todo se tornaba más confuso, apareció el polémico testimonio de la enfermera Georgina Isabel Valdez Valencia. Ésta les informó a las autoridades que Jairo Zapa fue degollado, que están implicados compañeros de trabajo y contratistas, y que el eje de la desaparición del funcionario es el supuesto pago de una jugosa comisión.
En efecto, en audiencia en Montería, la testigo protegida por la Fiscalía declaró que Jesús Henao Sarmiento, asesor de la empresa Semiagro, fue quien organizó la desaparición del jefe de regalías. Dijo que lo desaparecieron porque Jairo Zapa Pérez y el docente Carlos Alberto Pérez Escobar le estaban cobrando una millonaria comisión, Sarmiento se negó y a cambio planeó la desaparición.
La testigo Georgina Valdez fue más allá y señaló a Maximiliano García Bazanta, segundo en la oficina de regalías de Córdoba junto a Pérez Escobar, de conocer el plan para desaparecer a Zapa. Valdez también le indicó a la justicia que el asesor de Semiagro contactó al técnico en sistemas Jesús Albeiro Torres y a los esposos Joice Rafael Hernández, un desmovilizado de las autodefensas, y Zuán Naudith López Acevedo para desaparecer a Jairo Zapa, en una casa del barrio La Castellana, al norte de Montería, justo el último sitio donde fue visto por última vez el jefe de regalías de Córdoba.
En el proceso la Fiscalía reveló que luego de la desaparición, Fausto Zapa, padre de la víctima, recibió una llamada en donde le exigían por la liberación de su hijo $5.000 millones, pero precisó que no volvieron a comunicarse. La testigo comentó también que a la desaparición le antecedió otro plan fallido para asesinar al jefe de regalías en Isla Fuerte (Bolívar), al sur del golfo de Morrosquillo.
Este atentado efectuado el pasado 7 de febrero, según la Fiscalía, se convirtió en piedra angular del caso. Dice la testigo que en la isla se enteró que el técnico Jesús Albeiro Torres iba a sedar para asesinar a Zapa y a su primo Carlos Pérez, pero al ver eso se rehusó a participar. Semanas después, afirma la testigo que cuando vio por los noticieros la desaparición de Zapa llamó a Torres, quien le respondió: “Lo que no dejaste que hiciéramos en Isla Fuerte lo hicimos en Montería”.
Según la Fiscalía, para que el jefe de regalías fuera al norte de Montería, donde fue visto por última vez, fue el asesor de Semiagro Jesús Henao Sarmiento, quien lo citó argumentándole que le iba a pagar una deuda que tenía con él por $50 millones.
Otros detalles concluyentes de la testigo: dijo que fue el desmovilizado Joice Hernández en presencia de su novia Zuán López, quien asesinó en Montería al jefe de regalías y por el crimen le pagaron $10 millones: “Jairo se había arrodillado diciéndole a Joice: yo te conozco, piensa en mis hijos, no lo hagas, pero Joice lo estranguló”.
La enfermera Georgina Isabel Valdez Valencia es ahora testigo protegido de la Fiscalía y está amenazada de muerte. Con base en su relato y otras pruebas, el 1° de mayo pasado la juez envió a prisión a seis personas. El contratista Jesús Henao Sarmiento y Maximiliano García Bazanta, subdirector de regalías, están en la cárcel de Corozal. El técnico Jesús Torres, el desmovilizado Joice Rafael Hernández y su novia Zuán López, en la Penitenciaría de Santa Marta. El abogado Carlos Alberto Pérez fue llevado a la cárcel Las Mercedes de Montería.
El director de regalías de Córdoba, Jairo Alberto Zapa Pérez, aún no aparece. Para Fausto Zapa, padre del funcionario desaparecido: “Lo importante es que aparezca Jairo, luego que se haga lo que se tiene que hacer”.
Su esposa María Isabel Valencia señala que tiene muchas dudas sobre la versión de la enfermera, testigo estrella de la Fiscalía: “Tengo una fe grande y confianza en Dios que Jairo esté vivo, hay muchas personas haciendo oración, sé que volverá”. Sus cuatro hijos menores de seis años lo están esperando.
nquevedo@elespectador.com
@norbeyquevedo