
En el caserío El Limón, en la cuenca de Cacarica, en Chocó, la presencia de las Agc salta a la vista. / Nicolás Achury - El Espectador
Foto: Nicolás Achury González
“Esto sigue lo mismo”. Esta frase, pronunciada en voz baja por un habitante del Bajo Atrato chocoano, después de pasar por dos controles de la Armada a unos cuarenta minutos de Turbo (Antioquia), resume el drama de esta región. En el corregimiento de Bocas del Atrato viven cerca de 350 personas. La lancha de motor detiene casi por completo la marcha para pasar frente a sus casas de madera, algunas vistosas, de colores vivos y vidrios de espejos. “Si ve, ahí está el punto con el radio pa avisar”, advierte mientras señala a un afro robusto, de...

Por Natalia Herrera Durán
Periodista de Investigación. Trabajó en El Espectador desde el año 2010 y durante 15 años. Le interesan los temas sociales y de denuncia.@Natal1aHnataliaherrera06@gmail.com
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