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No han sido semanas fáciles para las Fuerzas Militares. Los fantasmas de los falsos positivos y de la corrupción volvieron a estar en la agenda de la opinión pública por cuenta de los escándalos en seguidilla. En un diálogo franco con El Espectador, la nueva cúpula militar le salió al paso a la turbulencia, aclaró que 2014 es el año de la paz por la vía del diálogo o de la salida militar y capoteó las críticas que se ciernen sobre la institución por cuenta de los escándalos de espionaje y presunta corrupción. Así se despacharon los generales Juan Pablo Rodríguez y Jaime Lasprilla, comandantes de las Fuerzas Militares y del Ejército, respectivamente.
¿Uno podría interpretar la frase del general (r) Leonardo Barrero en el sentido de “hacer una mafia para denunciar fiscales” como una especie de solidaridad de cuerpo en las Fuerzas Militares sobre el tema de los falsos positivos?
General Juan Pablo Rodríguez: Somos muy respetuosos de las decisiones de la justicia. Lo que siempre se ha pedido es que nuestros hombres sean juzgados dentro del debido proceso, con presunción de inocencia y un juicio justo. Déjeme decirle que conocemos a mi general (Barrero) y siempre fue un militar entregado al país, que demostró un alto sentido de compromiso y sacrificio con la institución y la patria.
Pero esas palabras las dijo el entonces comandante de las Fuerzas Militares. ¿La cúpula militar no confía en la Fiscalía?
General Jaime Lasprilla: Fue un hecho desafortunado esa expresión. Lo hizo no con el ánimo de lesionar los intereses de ninguna institución ni su buen nombre. Reconocemos a mi general Barrero como un líder y soldado con grandes condiciones. Como ocurre en cualquier familia, si algo le pasa al papá, a la mamá o a algún hermano, nos afecta a todos. Somos respetuosos de las leyes, pero podemos cometer errores y lanzar esas expresiones. Y hay expresiones que fuera de contexto se escuchan feas.
Pero, le insisto, ¿hay una solidaridad de cuerpo?
G.J.L.: No se pueden relacionar las frases lanzadas por mi general Barrero con falsos positivos. Para el país es claro que el Ejército ha sido abierto a la Fiscalía y a los organismos de control para realizar las investigaciones hasta las últimas consecuencias. Prueba de eso es la cantidad desafortunada de hombres nuestros, oficiales, suboficiales y soldados que se encuentran en centros de reclusión militar producto del respeto que tenemos hacia la justicia.
La Fiscalía dice que hay más de 2.200 investigaciones por falsos positivos, con 4.000 uniformados procesados. Y ya hay 890 condenas. Siempre se habla de casos aislados, pero, ¿890 no son un exceso?
G.J.P.R.: Se están haciendo las investigaciones y será la justicia la que dará los resultados. En ningún momento podemos entorpecer las investigaciones y, al contrario, hemos colaborado con la Fiscalía siempre. Ninguna institución tiene una infraestructura tan fuerte en la protección de los derechos humanos.
¿Hay una guerra jurídica contra las FF.MM.?
G.J.P.R.: Siempre estamos actuando en situaciones de campo difíciles dentro del marco del derecho internacional humanitario y por eso requerimos esa protección jurídica para que nuestros hombres actúen sin temor contra estos grupos terroristas.
¿Qué piensan las FF.MM. sobre los diálogos de paz en La Habana?
G.J.P.R.: Siempre hemos respaldado las negociaciones de paz. Entendemos este propósito fundamental de los colombianos de alcanzar la paz. Nadie reza más por la paz que los soldados de la patria, pues son los que verdaderamente conocen las ondas heridas que deja la guerra.
G.J.L.: La paz es un interés nacional y un deseo ferviente de los colombianos. Para cada soldado es un anhelo que está anclado en su corazón. Pero deber ser una paz con dignidad, donde no haya sometimiento para el pueblo colombiano y no se negocien sus FF.MM., pues son vitales para el futuro de la nación. Los peligros a futuro son de otro orden. No se pueden ceder los espacios que se han ganado para proteger a la población, porque no sería una paz digna, sino con presión.
¿Si no se firma la paz se puede derrotar militarmente a las Farc?
G.J.P.R.: 2014 es el año de la paz por la razón o por la fuerza. En una guerra asimétrica lograr el aniquilamiento total del enemigo es imposible, pero sí se puede mantener la presión que se ha desarrollado a través del plan “Espada de Honor” para diezmar estos grupos terroristas hasta lograr que no se haga el mínimo daño al pueblo colombiano. Los soldados jamás bajarán la guardia,como se ha querido decir, nuestra moral nunca ha estado baja.
¿Los negociadores de las Farc deben ir a la cárcel?
G.J.P.R.: Los aspectos de justicia transicional los maneja el Gobierno y los organismos judiciales para que se cumplan con los estándares internacionales. Confiamos en el buen juicio de las instituciones encargadas del tema.
Si las Farc se reintegran a la vida civil, ¿qué garantías tendrían de que no se repetirá el exterminio de la Unión Patriótica en los años 80?
G.J.P.R.: Si las Farc se desmovilizan, entregan sus armas, se reinsertan a la vida civil y vuelven a ser ciudadanos de bien, el Ejército los protegerá como a cualquier colombiano.
Al margen de lo que establezca la justicia sobre la central de ‘hackers’ ‘Andrómeda’, ¿se puede espiar a los negociadores de las Farc?
G.J.P.R.: No, y no lo hemos hecho y quiero creer que eso no ha pasado, partiendo del principio de la buena fe. El Estado debe tener organismos de inteligencia suficientemente robustos para prevenirlo de las amenazas. Las unidades de recolección de información, acogidas por la ley de inteligencia, son obligatorias para la supervivencia del Estado. En el caso de ‘Andrómeda’, sobre las supuestas chuzadas, las pruebas las tiene la Fiscalía. Se hizo un trabajo con la Inspección que dio resultados y somos respetuosos del Poder Judicial.
¿Tienen interlocución con los generales Mora y Naranjo sobre lo que ocurre en La Habana?
G.J.P.R.: Tenemos ese contacto y estamos enterados de la situación. Estos aspectos son importantes porque dentro del contexto nacional salen rumores en los que se habla que se están negociando las FF.MM. y que nosotros no sabemos nada, lo que no es cierto. Por eso el presidente dijo que las Fuerzas Militares son un patrimonio del Estado no negociable y sometido a un proceso de transformación. En caso de que el Gobierno contemple una ley de justicia transicional, los miembros de las FF.MM. tendrán los mismos beneficios de los grupos al margen de la ley partícipes del conflicto.
El ministro de Defensa ha hablado de promover la justicia transicional con los militares. ¿No manda eso un mensaje equivocado? ¿Da la idea de que las FF.MM. tuvieron políticas de violaciones de derechos humanos?
G.J.P.R.: Las Fuerzas Militares siempre han sido respetuosas de los derechos humanos y del DIH y nunca han tenido como política la violación de los mismos. Si se presentó un conflicto ahí tienen que estar los agentes del Estado que por alguna u otra razón, y de manera involuntaria en el marco del conflicto, hayan tenido situaciones especiales por las cuales puedan resultar comprometidos con la justicia.
¿Pero eso es casi que igualar las FF.MM. con las Farc?
G.J.P.R.: La comparación es imposible. En un momento dado, dentro de ese marco del conflicto, si hubo desaciertos presentados por alguno de los dos deben ser analizados dentro de ese contexto de la ley transicional. No sería justo que para unos haya beneficios y para otros no, cuando lo que se busca es la reconciliación y la paz duradera que va a llegar a través de estos beneficios jurídicos.
¿Es comparable? ¿La Constitución dice que si el servidor público incurre en ese tipo de acciones es doblemente responsable, pues tiene armas del Estado?
G.J.P.R.: Hemos pedido que si van a existir beneficios para grupos al margen de la ley, pues los miembros de las FF.MM. también deben tenerlos. Si hay beneficios jurídicos que se incluyan en una ley de justicia transicional, los miembros de las FF.MM. que hayan cometido errores también deben ser merecedores de los mismos, pues actuaron para proteger el Estado.
¿Cuál es la idea de las FF.MM. del posconflicto?
G.J.P.R.: El posconflicto hace parte de una etapa de consolidación en la que tendrán que darse factores que garanticen esa paz duradera. Para el Ejército tenemos proyectado a los ingenieros militares como arma estratégica de desarrollo en áreas donde la presencia del Estado ha sido limitada. Estamos preparados para proteger a la Nación, para controlar el narcotráfico, los riesgos hemisféricos y recursos naturales.
Si los canales son buenos con los generales en La Habana, ¿por qué vuelve el ruido sobre una supuesta división de la tropa en torno al proceso de paz?
G.J.P.R.: Estas son unas FF.MM. cohesionadas. Si no fuera así, no hubiéramos podido tener las victorias obtenidas. El Ejército es la institución más querida por el pueblo, estamos en el corazón de los colombianos. No van a poder sacarnos por más que se quiera. Han existido todos los ataques y se han presentado todas las crisis, pero las FF.MM. son como el roble al que todas las borrascas hacen crujir, pero ningún huracán se atreve a derrumbar, a pesar de las vicisitudes que se puedan presentar, con enemigos de tipo internos y externos.
¿Enemigo interno podría ser quien le filtra información privilegiada al expresidente Uribe?
G.J.P.R.: Una persona que filtre información sin la debida autorización y los conductos regulares es una persona que indudablemente está haciendo daño y además está fallando a la reserva del secreto que tiene que mantener, porque algunas de las informaciones que manejamos son clasificadas.
G.J.L.: Nosotros podemos entender que se pueden cometer errores. Lo que no podemos es estigmatizar a una institución cuando hay conductas individuales y las responsabilidades tienen que ser sancionadas en forma individual, pero amparados en el debido proceso.
¿Qué victorias le faltan al Ejército sobre las Farc?
G.J.L.: Los índices de progreso son una demostración del alcance de esos sacrificios de los soldados. Consideramos que una disminución del 70% de la capacidad de las Farc en estos últimos 10 años es tener un Ejército controlando el 95% de los municipios del país. Esas son grandes ejecutorias porque ha permitido que Colombia se desarrolle. Es un anhelo y quizás el interés más importante para el soldado, que durante 50 años de guerra ha anhelado la paz.
¿Por qué en ‘Andrómeda’, si ustedes dicen que era una fachada legal, había civiles haciendo inteligencia?
G.J.P.R.: La inteligencia se hace de dos maneras. De manera abierta o cubierta. En ‘Andrómeda’ se tenía una fachada perfectamente legítima y los recursos que se invirtieron allí también están amparados por la ley. Dentro de esa fachada podían entrar civiles. Lo que se buscaba era lograr capacitación para nuestros hombres, porque se permitía que llegaran ‘hackers’ para incrementar el conocimiento en temas que son de alto riesgo para la sociedad colombiana, como el ciberterrorismo. Allí se aprendía de los que tienen el conocimiento.
¿Hubo ‘hackers’ civiles bajo órdenes militares?
G.J.P.R.: No. Lo que había allí era un café internet al que llegaba personal civil. Uno de los objetivos era capacitar nuestra gente en el tema de ‘hackers éticos’. También, a través de esa fachada, se podía recibir capacitación de nuestro personal para obtener el conocimiento de acuerdo con la información recibida por el suscrito de quienes estaban al frente de esta actividad.
¿O sea lo que usted dice es que los ‘hackers’ daban clase a las FF.MM.?
G.J.P.R.: Se efectuaba un intercambio de conocimientos con esta comunidad de ‘hackers’. Así se da el conocimiento y las FF.MM. aprenden de la sociedad, sus universidades y los colombianos.
G.J.L.: La institución tiene que protegerse y las intenciones eran que a través de esos ‘hackers’ se buscaba tener conocimiento especializado.
¿Están completamente seguros de que de ahí no se interceptó a nadie?
G.J.L.: Tenemos que apegarnos a las investigaciones. La Fiscalía está haciendo su trabajo y es la que tiene las pruebas. Nosotros tenemos absoluto respeto a las investigaciones, no hay términos medios.
jlaverde@elespectador.com
@jdlaverde9