Ha sido una semana convulsa en la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, por cuenta de las revelaciones del exsenador Jorge Robledo y medios de comunicación, que demuestran un hecho más que llamativo: la asociación entre la prestigiosa firma de abogados estadounidense Hughes, Hubbard & Reed con un grupo de abogados inexpertos de Norte de Santander, Astrea SAS, para la defensa de Colombia ante una demanda de US$430 millones. En este caso, la reclamación de la minera Zijin Continental Gold que asegura tener expropiada su inversión en la mina de oro más grande de Colombia, en Buriticá (Antioquia), que permanece invadida por el Clan del Golfo.
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En contexto: El contrato de la discordia en la Agencia de Defensa Jurídica del Estado
La firma internacional Hugues presentó a Astrea SAS como parte de su equipo de trabajo, a pesar de que nunca han litigado un caso relacionado, se constituyó como empresa en noviembre pasado y miente abiertamente en su página web. Aunque el acuerdo se cayó tras la insistencia de medios como El Espectador, el director César Palomino respondió al episodio que, algunos abogados y políticos consideran, iba para un expediente por corrupción. Agregó que solo está adelantando un nuevo proceso de contratación del cual saldrán beneficiados los abogados colombianos y que pondrá el riesgo por la filtración de documentos confidenciales en manos de la Fiscalía.
Ustedes están empecinados en contratar con Hughes, ¿no le preocupaba confiar semejante proceso, por derecha, a una firma sin absoluta experiencia en arbitraje de inversión?
Lo primero es que la opinión pública debe estar absolutamente convencida y clara en que la firma escogida por la Agencia para la defensa de este caso, tan importante para los intereses del Estado colombiano, es la mejor de todas las que se presentaron al proceso de convocatoria abierta que se hizo. Es una firma de abogados con una tasa de éxito superior al 98% de los casos que ha llevado. Mejor que todas las que se presentaron al proceso de convocatoria hecho por la Agencia. Que tiene un staff de abogados que cumplen con todos los estándares de exigencias, de acuerdo con la invitación que hizo la Agencia.
La discusión no está en la capacidad de Hughes, sino cómo de una manera sorpresiva termina asociada con una empresa colombiana recién constituida, que no tiene ni un solo proceso de arbitraje en su experiencia…
Hughes no se ha asociado con nadie, y tampoco con ninguna firma colombiana, para adelantar el proceso de representación del Estado colombiano en este caso. Le pongo mi palabra de honor. Entre los requisitos que se le impusieron a todas las firmas internacionales, uno es la de voluntariamente realizar una alianza estratégica con una firma nacional de abogados para robustecer su capacidad de conocimiento en el derecho interno. Eso todavía no se ha realizado. Hughes todavía no le ha dicho a la Agencia cuál es la firma nacional con la cual va a hacer la alianza estratégica.
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Si bien el contrato no se ha consumado, en la propuesta presentada por Hughes, sí hay una relación probada y oficial entre ellos y Astrea. En los papeles que yo tengo aparecen en su equipo de trabajo. El Tiempo también accedió a los anexos completos, donde de hecho se menciona que Astrea va a tener funciones específicas de representar en este pleito a Colombia en temas que tengan que ver con jurisdicción nacional…
Yo le doy mi palabra que eso no es verdad. La firma Astrea no es socia estratégica de Hughes para la defensa del litigio internacional en arbitraje de inversión de Continental Gold contra Colombia. No es firma asociada, no es firma estratégica.
Es decir que El Tiempo mentiría cuando dice que accedió al documento completo y que de ahí se puede leer que Astrea iba a ejercer labores de práctica jurídica y de la legislación colombiana, ¿eso sería mentira entonces?
Si El Tiempo dice eso fundamentado en algún documento, no conozco el documento. Pero el documento que tiene la Agencia y, que yo se lo voy a entregar a usted, lo que dice en el anexo es que voluntariamente una vez se seleccione, la firma le informará a la Agencia cuál es la firma de abogado nacional que la acompañará en el proceso de defensa en la ejecución del contrato.
¿Confirma que Astrea será, entonces, el punto de contacto de Hughes en Colombia?
Astrea, en lo que yo entiendo, es un grupo de abogados que hacen parte del equipo de trabajo de Hughes. El punto de contacto de ellos, con nosotros, es la abogada Gaela Gehring. Una señora muy reconocida en el ámbito internacional de litigios de inversión, y que es para todos los efectos la persona que está interactuando con nosotros en este contrato. Es Gaela, no es Astrea. Sus nombres aparecen en un anexo. Son siete abogados de Norte de Santander, incluyendo un psicólogo que es el representante legal de la firma Astrea. Los nombres de los abogados, tanto los de Norte de Santander, como todos los abogados internacionales de otros países, se mencionan para que los directivos de la Agencia sepan quienes son y a partir de allí puedan construir supuestos conflictos de intereses con quiénes van a contratar.
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¿Para qué necesitaba Hughes la presencia de Astrea, si son un grupo de abogados que técnicamente no pueden ejercer ninguna función específica?
Esa es una excelente pregunta para Hughes, no para mí, que no tengo nada que ver. No tengo ningún conocimiento de por qué Hughes integra a su equipo de trabajo unos abogados que efectivamente, de acuerdo con su historia laboral, no tienen experiencia en el ámbito del litigio internacional. Entonces, yo no sé por qué se les ha dado por decir que los abogados nacionales tienen que ser expertos en temas de arbitraje de inversión, cuando justamente se busca una firma internacional con experiencia exhaustiva en el arbitraje de inversión, porque los abogados colombianos no tienen esa experiencia.
Ahora bien, si ellos no han dicho cuál es la firma que estratégicamente los acompañará para la defensa, ¿por qué nos anticipamos a afirmar que estos abogados que aparecen en el equipo de trabajo, la experiencia que ellos tengan o puedan no tener, va a ser el factor decisivo para desde allí decir que Colombia no va a estar bien representada o va a estar débil en un litigio tan importante? Si, por ejemplo, nosotros todos somos un equipo de trabajo y usted presenta mayor fortaleza y ella menos fortaleza, no quiere esto significar que, porque ella tenga menos fortaleza, la defensa como tal va a ser mala.
Pero, director, no solo es que tenga menos fortaleza, es que no tienen ninguna fortaleza…
Son abogados, por favor. Y los abogados se presume que conocen la legislación colombiana. Y si no la conocen, eso no se define al momento de la contratación, eso se define al momento de la ejecución del contrato. Cuando usted ejecuta un contrato, es cuando se da cuenta si los abogados que interactúan con usted y que van a interactuar con la agencia son buenos o son malos abogados.
O sea, ¿usted prefiere conocer las habilidades de un abogado durante un proceso de US$430 millones, que conocerlo previamente al proceso de contratación?
No, porque las reglas de la convocatoria dicen que la firma de abogados que va a acompañar a la firma internacional se escogerá voluntariamente por la firma después de escogida. Cuando ellos nos digan: “mire, la firma con la cual nosotros vamos a desarrollar la estrategia de defensa del caso de Colombia, que conoce y es experta en derecho interno, es la de Pedro Pérez”. Entonces yo averiguo quién es Pedro Pérez y le digo: “qué pena con usted, pero a mí esa firma no me satisface porque no tiene los elementos que yo considero, son los idóneos, porque no tienen la experiencia”. Pero eso todavía no ha pasado. ¿Por qué no estamos anticipando? Lo que ellos están planteando allí, con nombre y apellido, es un grupo de personas, abogados, titulados y otros que no son abogados que conforman un equipo de trabajo. Yo no sé en qué momento Hughes vincula a estas personas al equipo de trabajo.
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Pero yo lo que sí le puedo asegurar es que cuando ellos nos digan a nosotros cuál es la firma estratégica que los va a acompañar, yo seré el primero en levantar la mano y decir: qué pena con ustedes, pero a mí esa firma que ustedes han señalado, así sea voluntaria, no la acepto y busquen otra; porque esa firma no tiene el reconocimiento interno suficiente para garantizarle a la Agencia una interlocución efectiva, técnica, juiciosa en materia de la defensa del litigio. Ahí será la oportunidad. Yo antes no puedo, porque yo no puedo opinar sin conocer. Y yo no puedo entrármele a la casa a Hughes a decirles: ¿Ustedes por qué vinculan en su equipo de trabajo a estos abogados colombianos, si esos abogados no tienen experiencia?
Tengo yo en mis anotaciones que el 27 de febrero pasado se alertó por primera vez sobre la falta de experiencia de los abogados de Astrea, ¿quién fue el primer funcionario que alertó dentro que había posibles irregularidades con ese tema?
La firma de abogados Hugues se escogió el 3 de marzo, en el comité directivo de la Agencia. Algún tiempo después, no sé cuántos días, llega a la Agencia un derecho de petición de un ciudadano comprometido que empieza a hacerle cuestionamientos a la firma Astrea. Es en ese momento cuando los funcionarios de la Agencia se enteran de que Astrea tiene estos inconvenientes, entre comillas, que ustedes, la prensa en general, y nosotros hemos venido analizando. O sea, tiempo después de haber escogido la firma. Nosotros, cuando escogimos la firma, lo hicimos de manera tranquila, unánime, y no teníamos conocimiento de quién era Astrea, porque además no teníamos por qué tener conocimiento de quién era Astrea.
¿Qué hace la Agencia después? Cómo es competencia de la firma, le da traslado a la firma. Y Hughes, tiempo después, contesta con un comunicado que nosotros hemos difundido, que ellos aclaran el tema. En ese interregno es cuando se filtra la información de la Agencia y aparece el señor Robledo en una rueda de prensa, anunciando la corrupción y todo lo que ha formado alrededor de este tema.
Ustedes aseguran públicamente que ya habían hecho las primeras acciones administrativas para averiguar por el caso…
Claro, las primeras acciones administrativas y las únicas que podíamos hacer, que era preguntarle a la firma: “mire, ustedes tienen en su equipo de trabajo a estas personas y se está cuestionando la experiencia”. Y ellos efectivamente respondieron.
Director, en esa línea de tiempo, ¿en algún momento el proceso llegó a oficina de control interno?
No desconozco si el tema está en este momento en la oficina de control interno disciplinario. Sin embargo, nosotros le pedimos a la Procuraduría que en su labor preventiva iniciara las acciones previas disciplinarias para constatar si hay alguna falta disciplinaria y a la Contraloría también seguimiento para ver si en adelante, con las siguientes etapas del proceso, se presenta algún tema, algún riesgo de algún riesgo fiscal.
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¿Ustedes tienen alguna otra preocupación con Hughes o creen resueltas ya todas las dudas con este oficio?
A pesar de que, como director de la agencia, le di traslado a la Procuraduría, a la Contraloría y le vamos a dar traslado a la Fiscalía para que investigue la filtración de la información que es secreta y de interés nacional, yo no tengo ninguna duda. Se lo digo con toda honestidad con respecto al proceso que nosotros estamos haciendo. Cuando yo llegué a la Agencia, a mediados del año pasado, (...) detecté, después de hacer un estudio de lo que se estaba haciendo acá, dos cosas que para mí tocaba corregir. La primera, era el proceso de invitación en general de las firmas internacionales para la defensa, que no se estaba haciendo de manera pública. Era una convocatoria privada que se estaba haciendo acá. Y lo otro, y lo voy a decir también, y ojalá no me malinterpreten, es que internamente el proceso de escogencia de la firma estaba muy centrado en un equipo muy pequeño.
Es decir, casi siempre nos vinculamos con las mismas firmas…
Eso. Y el otro aspecto relacionado que yo encontré es que siempre se contrataban a los mismos abogados colombianos para que trabajaran en el equipo de trabajo de las firmas internacionales (el único requisito antes de la llegada de Palomino a la dirección de la Agencia). De las 20 y pico de contrataciones que yo vi, se repetían los nombres. Ocho días después de ser yo director general de esta Agencia, fui al Consejo Directivo con la propuesta de modificar las reglas de la contratación, que seguiría siendo directa, pero más objetiva, más amplia, más democrática y más participativa. Y el comité y el consejo directivo me aprobó la propuesta.
A partir de allí se cambió el paradigma de la contratación de las firmas de abogados internacionales en la Agencia. Se hizo pública la convocatoria, como en páginas abiertas como LinkedIn. Y se cambió internamente el sistema para la escogencia de la firma, que antes estaba muy centrado. La contratación directa funciona de tal manera que hoy puedo escoger libremente una firma y decir: “Vengan ustedes y no le den explicaciones a nadie más”. Además, creamos el grupo interno de arbitraje de inversión, de la oficina de defensa internacional, para seleccionar a las firmas que presentan para defender a Colombia. Son muy exigentes en sus requisitos.
En todos los casos presentan una lista corta de cinco o seis propuestas que consideran idóneas. Después de eso, se reúne el comité directivo de la Agencia, que está conformado por siete personas, los más altos directivos de la entidad, quienes deliberan ampliamente sobre la lista corta. Porque ya les han mandado todas las hojas de vida, toda la documentación. Y yo tengo uno de siete votos. El director de la defensa internacional, Yebrail Haddad, tiene un voto. La señora secretaria general tiene un voto.
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¿Quién diseña el documento de invitación a las firmas nacionales? Allí es donde están las reglas y los requisitos de los interesados en contratar con Colombia.
El grupo interno de trabajo de arbitraje internacional.
¿De quién o de quiénes es la directiva de incluir alianzas estratégicas y puntos de contacto como posibles requisitos para contratar con Colombia?
Antes se exigía en las convocatorias que en la firma internacional hubiera, por lo menos, un abogado colombiano experto en arbitraje internacional de inversión. Y siempre eran los mismos. Si no se abre el espectro para que otros puedan, entonces nunca va a cambiar la posibilidad de ese club de expertos. Entonces, yo dije: “Vamos a cambiar la lógica”. No vamos a exigir en la propuesta la presencia de un abogado colombiano experto en derecho internacional de inversión. Si nosotros vamos a buscar en el extranjero firmas, pues esas son las expertas en arbitraje. Yo propuse que, ahora, cuando se seleccione la firma, vamos a pedir que haga una alianza estratégica con una firma de abogados colombianos para que le traslade experiencia y podamos, en algún momento de la historia, que los abogados colombianos puedan participar en estos procesos.
Entonces, esa firma de abogados que va a litigar estos casos tan sonados, tan buenos y tan famosos, ya va a tener la experiencia y va a decir: “Mire, nosotros participamos en la defensa de Colombia en el arbitraje total. Nosotros tenemos experiencia en eso”. Y mañana podrán participar en un proceso. Esa es la buena fe. Esa es la esencia de lo que está detrás de todo esto. Es decir, yo estoy actuando en beneficio de la juridicidad colombiana.
Si esos primeros intentos por abrir esta convocatoria a juristas colombianos termina beneficiando a una firma que contrasta tanto con el proceso mismo de la inversión, y el sentido común, ¿no cree que debilita la buena fe?
No, porque Astrea no es la socia estratégica. Si esa fuera la firma de abogados que estratégicamente va a acompañar a Hugues, yo me arranco la cabeza, porque entonces no estoy haciendo nada. Yo estoy esperando que Hughues me diga cual es la firma de abogados colombianos que los va a acompañar en este proceso.
Mejor dicho, que ellos hagan lo que quieran con su plata…
Que ellos hagan lo que quieran con su plata. Además, ellos verán a quién quieren contratar como punto de contacto. Problema de ellos. Además, eso no incrementa la propuesta, ni el valor del contrato. Ellos verán si regalan su plata. Ellos verán si su plata se la regalan al celador de la esquina. Yo no tengo nada que ver con eso.
¿Y usted en este punto también mete las manos al fuego por Yebrail Haddad?
Yo confío en Yebrail. A mí me parece que eso es hilar muy delgado. Que la oriundez sea un factor para dudar de la honorabilidad de las personas. Yo soy chocoano. Piense usted en dónde estuviera metido yo en este momento si alguno de estos abogados que aparecen relacionados allí fueran de Chocó. Todo el mundo diría: “Este lo incluyó el doctor Palomino”, porque de dónde una firma internacional va a terminar con un abogado de Chocó. Claro, como la gente de Astrea es de Cúcuta y él, Yebrail, es de Ocaña, lo relacionan inmediatamente con eso. Pero yo no tengo las más duda de que allí no hubo el tráfico, la recomendación que de pronto uno puede imaginarse siendo un malpensante.
Justamente el exsenador Jorge Robledo hará una denuncia penal por tráfico de influencias…
Sí, que la ponga. Es más, nosotros vamos a pedir que la Fiscalía venga e intervenga. Así como vamos a pedir que intervenga en las filtraciones que se dieron acá.
¿Cómo se dio la salida de todo el grupo interno de inversiones?
Yo me entero de que ellas presentaron su renuncia irrevocable por medios de comunicación. Yo venía de una reunión cuando vi la noticia. Entonces yo inmediatamente me alarmé, porque obvio van a relacionar una cosa con la otra, y las convoco a ellas a una reunión. Y empecé a preguntarles qué motivaba la renuncia irrevocable. Ellas me dijeron que era una decisión muy personal. Y empezaron a dar razones. De lo que yo puedo entender, ojalá no sea no me equivoque en esto, es que en ese tema de arbitraje de inversión internacional las personas se cuidan mucho. Esas personas son como una especie de élite. Ellos se cuidan mucho de su imagen, de su nombre.
Me dijeron: “Mire, director, nada contra usted, nada contra nadie. No queremos estar en ese escenario tenso de señalamientos. No nos queremos ahí porque nosotros toda la vida hemos trabajado en esto y acá esto es muy sensible a esos temas de escándalos. Entonces nosotros preferimos, a pesar de que no tenemos para dónde irnos y que no tenemos trabajo conseguido, preferimos dar un paso al costado”.
¿Es decir que ustedes no les solicitaron la renuncia protocolaria?
Nosotros a algunas personas sí, pero a ellas no. Fíjese usted, y ellas mismas dicen que no renunciaron porque les hayan pedido la renuncia.
¿Por qué pidió renuncias protocolarias?
Eso hace parte del juego normal de una Agencia. Cuando llegué, yo no le pedí renuncia a nadie y llevo siete meses trabajando con las mismas personas. Y ahora entiendo que es el momento de revisar y tomar decisiones frente a temas. Yo venía pensando en cambiar algunos miembros del equipo, pero le juro que solo directores, que son de libre nombramiento y remoción.
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