En un lapso de 243 días y en un mismo punto del norte de Bogotá, fueron asesinados los dos esmeralderos más conocidos en Colombia durante los últimos años. Se trata de Jesús Hernando Sánchez y Juan Sebastián Aguilar, quienes, aparentemente fueron atacados por un francotirador mientras se encontraban en sus respectivas viviendas, ubicadas en el exclusivo conjunto residencial Bosques del Marqués. El primero de ellos fue asesinado el pasado domingo 6 de abril al rededor de las 3:30 p.m. mientras departía con su familia.
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El segundo, conocido en ese mundo de las esmeraldas con el alias de Pedro Pechuga, también fue asesinado en esas mismas circunstancias el 7 de agosto de 2024. Según informaron las autoridades, las casas de los dos esmeralderos son colindantes por motivos de seguridad: sabían que viejos socios y grupos al margen de la ley estaban tras sus pasos ya que, en los últimos años, tanto Pechuga como Sánchez sufrieron atentados y recibieron amenazas de muerte.
Una serie de asesinatos
El 20 de octubre de 2023, un francotirador intentó asesinar a Pedro Pechuga mientras se encontraba en las oficinas de Esmeraldas Santa Rosa, del cual a su vez era socio junto a Sánchez y otros conocidos esmeralderos. En mayo de 2020, en pleno confinamiento por el Covid-19, dos personas del círculo más cercano de Sánchez fueron asesinadas en Bogotá: Gregorio Domingo Tirado y Fray Genaro Cortés. El primero fue encontrado en inmediaciones al estadio El Campin, mientras que el segundo fue hallado en la localidad de Usaquén.
En marzo de 2021, en pleno centro de Bogotá fue asesinado otro hombre de confianza de Sánchez. Se trata de Jorge Enrique Gómez, quien era informante de la DEA y cercano al fallecido zar esmeraldero Víctor Carranza. Una serie de crímenes que, para fuentes policiales dan cuenta de que, hace al menos un lustro “Sánchez sabía que estaba siendo cazado por viejas cuentas pendientes”.
Dos hipótesis
Desde que Pedro Pechuga fue asesinado en agosto de 2024, aparecieron en el radar de las autoridades los nombres de dos conocidos narcoesmeralderos extraditados hace una década a Estados Unidos, como posibles autores de los atentados: Horacio Triana y alias Pedro Orejas. Sobre todo porque, en 2018, el primero confesó ante la Fiscalía que fue el determinador de un atentado contra Sánchez.
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Ese ataque ocurrió en octubre de 2012, cuando un sicario atacó a Sánchez en la Zona Rosa de Bogotá, específicamente en la calle 82 con carrera 12. El criminal ingresó al establecimiento donde se encontraba y le disparó en 11 ocasiones, dejándolo en coma durante dos meses. Abogados cercanos al esmeraldero Horacio Triana le han dicho a este diario que no tienen nada que ver con los crímenes que recientemente ha sufrido Sánchez y sus socios.
La segunda hipótesis que tiene la Policía apunta contra un viejo socio de Hernando Sánchez, que ya pagó cárcel en Estados Unidos por narcotráfico y ahora es señalado por las autoridades de liderar una oficina del narcotráfico desde Dubai. Se trata de Julio Alberto Lozano Pirateque, alias Patricia, quien además ha sido señalado en varias oportunidades por el presidente Petro como la persona que lidera un supuesto plan para asesinarlo.
El problema entre Sánchez y Pirateque se remontaría a la primera década de este siglo. Dos empresarios de las esmeraldas le dijeron a este diario que desde ese momento Sánchez fungió como testaferro de Pirateque antes de que la DEA empezara a investigarlo por lavado de activos.
Aunque la justicia colombiana nunca ha mencionado públicamente esta relación, Horacio Triana le dio a la Fiscalía pistas de esa peligrosa relación comercial entre Sánchez y Lozano Pirateque. De acuerdo con el testimonio de Triana, en 2005, por solicitud del entonces temido zar esmeraldero Víctor Carranza, Triana le entregó el 5% de las acciones de una prospera empresa esmeraldera a Hernando Sánchez, como parte de una petición de Julio Lozano Pirateque.
Lo que ahora dicen los comerciantes de la gema es que Sánchez y otros testaferros se quedaron con los bienes de Lozano en Pirateque en Colombia, quien luego de pagar carcel en Estados Unidos quedó libre desde 2016 tras ser condenado por lavarle más de 5.000 millones de dólares a la Junta Directiva, una poderosa alianza de narcotraficantes que operó en Bogotá, Meta y Cundinamarca en los años noventa y 2000.
Tres fuentes, una policial y dos del mundo de las esmeraldas, concuerdan en que, en los últimos meses, Lozano Pirateque le había mandado un ultimátum a Sánchez para que qué le devolviera sus bienes. “Pero Sánchez no quiso. Estaba uniendo a los otros testaferros para que no devolvieran”, le dijo una de las fuentes a este diario.
Clan del Golfo lo tenía en la mira a Sánchez
La Policía tiene serias sospechas de que Lozano Pirateque realizó una jugada a dos bandas para recuperar sus bienes y, de paso, entregarle al Clan del Golfo a Sánchez, quien desde 2021 está en la mira de la organización criminal de alias Otoniel. Este hecho quedó en evidencia en un audio revelado por la Unidad Investigativa de Noticias Caracol, en el que el líder del Clan del Golfo ordenaba a sus hombres asesinar a Hernando Sánchez.
Los investigadores de la Policía indican que, posiblemente, el asesinato de Sánchez hace parte de una serie de crímenes perpetrados por esa alianza de Lozano Pirateque y el Clan del Golfo en su intento de consolidar un viejo anhelo de los grupos de origen paramilitar: consolidar un grupo criminal en la capital del país que pudiera ser un eslabón clave en el lavado de activos y en el transito de insumos para el narcotráfico, armas y hombres.
Una de las fuentes advierte que la pelea no es solo por las esmeraldas, “Es por el control de Bogotá, los san andresitos, los Llanos Orientales y Boyacá”. Se trata de un corredor estratégico que tanto las guerrillas como los paramilitares se han disputado para controlar el crimen organizado en el centro del país. Actualmente, dicen fuentes de inteligencia de la Policía, los san andresitos se encuentran en disputa por parte de organizaciones criminales.
En esa disputa, aparentemente ejecutada por la alianza entre el Clan del Golfo y Lozano Pirateque, también fueron asesinados Luis Caicedo, alis don Lucho (julio de 2021); Claudio Silva Otálora, alias el rey de la papa (noviembre de 2022); Juan Francisco Caicedo, hermano de don Lucho y el de Edgar Páez, expresidente de Tigres FC (septiembre de 2023), hacen parte de una compleja trama mafiosa cuyos lazos todavía no son claros. Sin embargo, tiene dos factores en común: los asesinados eran antiguos capos de la mafia bogotana o tenían negocios con esmeralderos vinculados al narcotráfico.
Los negocios compartidos de Sánchez y Pedro Pechuga
La Policía y la Fiscalía también indagan sobre los negocios de los dos esmeralderos asesinados, quienes además de ser vecinos y compadres, también compartían negocios en la exportación de la gema. Según documentos de Cámara y Comercio de Bogotá, ambos son accionistas y miembros de la junta directiva de Esmeralda Santa Rosas, una de las más reconocidas empresas de esa industria en Colombia y que opera en Boyacá. En esa empresa comparten asiento con familiares de viejas de la comercialización de esmeralda: Virgilio Triana Romero (hermano de Horacio Triana), Edwin y Carlos Molina (familiares del asesinado esmeraldero Gilberto Molina), Hollman Carranza (hijo de Víctor Carranza), entre otros.
Este diario identificó que Hernando Sánchez y Juan Sebastián Aguilar también compartían interés comerciales a través de una compleja red de empresas relacionadas al sector inmobiliario. Sánchez es uno de los dueños Santa María de la Sierra S en C, una compañía de Bogotá relacionada con negocios de bienes raíces, que a su vez hace parte de la firma Mirador Del Norte Construcciones S.A.S, relacionada con la construcción de conjuntos residenciales. De esta última empresa también es accionista Aguilar. Sin embargo, en registros públicos no aparecen operaciones comerciales por parte de las empresas mencionadas.
Las investigaciones contra Hernando Sánchez
De lo que sí hay registros es de los recientes procesos judiciales que tenía Hernando Sánchez en los estrados judiciales. En marzo de 2022, el zar esmeraldero fue acusado por la Fiscalía de haber invadido una extensa hacienda en Villavicencio junto a hombres armados. Un año más tarde, En segunda instancia, un juez ordenó cerrar el proceso, ya que el delito por el que era investigado prescribió. Es decir, la justicia no pudo analizar el expediente y determinar si el sucesor de Víctor Carranza era culpable o inocente de invadir esa finca.
Las víctimas del caso, la Fiscalía y el juez de segunda instancia pidieron investigar si los abogados de Sánchez dilataron el proceso con el fin de que este prescribiera. El otro expediente que tenía Sánchez en los estrados judiciales se movió en entre febrero de 2024 hasta la fecha. Durante ese lapso, la Fiscalía estaba analizando si solicitaba cerrar o no una investigación por el delito de falsedad en documento privado. Sánchez fue denunciado de robarle las acciones de Esmeraldas Santa Rosa a los Montaño, otro viejo clan de las esmeraldas.
De acuerdo con fuentes al interior de la Fiscalía, el próximo 25 de abril la Fiscalía iba presentarle a un juez sus argumentos de por qué pretendía cerrar la investigación contra el zar esmeraldero. Ahora, con su reciente asesinato en el norte de de Bogotá, este expediente también será cerrado por la justicia. El Espectador conoció que entre el 9 y 10 de abril se realizarán los actos fúnebres en la sede norte de Capillas de la Fe, donde también se espera que haya un fuerte anillo de seguridad, ya que otros socios y amigos de Sánchez temen por sus vidas.
Una fuente al interior de Esmeraldas Santa Rosa advierte que, con la muerte de Sánchez, se puede desatar un nuevo capítulo de violencia porque “hay muchos interesados en tomar el control de la compañía”, que es una de las más productivas del sector en Colombia. ”Además muchos le tenían miedo a Hernando, él y Pedro Pechuga hacían lo que querían con la compañía. Ahora, con el asesinato de ambos, queda un gran vacío de poder que muchos quieren ocupar”, concluye la fuente.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
