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Blastinaval, la mexicana que tiene 'fregadas' a pymes colombianas

La empresa mexicana suscribió un contrato con Ecopetrol, tiene deudas superiores a los $32.000 millones, que afectan a un grupo importante de pequeñas y medianas empresas del país.

Paula Castillo Lenis
02 de octubre de 2015 - 01:59 p. m.

La Superintendencia de Sociedades acaba de admitir la reorganización de Blastinaval, contratista de Ecopetrol, y en consecuencia más de 50 acreedores tendrán que esperar hasta 10 años a que responda por sus compromisos. Esta empresa mexicana suscribió con Ecopetrol un contrato de $133.000 millones, el 25 de octubre de 2012, para la construcción y el montaje de proyectos de producción y exploración petrolera en la región de la Orinoquia, y contrató decenas de empresas colombianas para que le suministraran desde tuberías hasta grúas y petroquímicos.

El contrato terminaba el 31 de diciembre de 2013, pero para esa fecha las obras no se habían terminado y Ecopetrol, argumentando que hasta entonces no se habían reportado incumplimientos, prorrogó el contrato hasta 2014. Al comienzo del contrato, Blastinaval pagó a algunas pequeñas y medianas empresas cumplidamente; a otras, no tanto. Pero cuando arrancó la prórroga del contrato todo cambió y la compañía mexicana, a pesar de que le siguió cumpliendo a Ecopetrol, comenzó a fallarles sistemáticamente a sus proveedores.

Como consecuencia de los problemas financieros que ha tenido Blastinaval, la Superintendencia de Sociedades admitió el proceso de reorganización de Blastinaval Colombia, filial que abrió la mexicana en el país con un capital de $20 millones con el fin de que ésta se encargara de sus obligaciones contractuales en territorio colombiano a través de su representante legal, Rafael Augusto Barvo Ortiz.

El documento de la Supersociedades, conocido por El Espectador, señala que Blastinaval ha incumplido el pago de obligaciones por valor de $32.234 millones, con vencimientos por más de 90 días. Con el flujo de caja aportado por la compañía se proyecta atender las deudas en un período de diez años. El representante legal, el contador y el revisor fiscal certificaron que la compañía no tiene bienes propios para responder. Lo grave es que sus acreedores son pequeñas y medianas empresas que han tenido que despedir a gran cantidad de empleados. Algunas de ellas están al borde de la quiebra.

El superintendente delegado para Procedimientos de Insolvencia, Nicolás Polanía Tello, le ordenó a Blastinaval “abstenerse de realizar, sin autorización, enajenaciones que no estén comprendidas en el giro ordinario de sus negocios, ni constituir cauciones sobre bienes del deudor, ni hacer pagos o arreglos relacionados con sus obligaciones, ni adoptar reformas estatutarias, ni, en general, adelantar operaciones societarias o contractuales que supongan erogaciones reales o potenciales a cargo de la sociedad”. También decretó el embargo de los bienes de la sociedad registrados en Colombia.

El Espectador conoció que Rafael Augusto Barvo Ortiz, representante legal de Blastinaval Colombia, fue denunciado ante la Fiscalía por hurto por $80 millones, representados en los equipos y materiales de uno de sus proveedores. Barvo Ortiz también fue gerente y parte de la junta directiva de Translogistic S.A., empresa del Grupo Nule liquidada en diciembre de 2010 por suspender el pago masivo de sus obligaciones.

La denunciante, una empresa de ingeniería que pidió no ser identificada, fue contratada por Blastinaval en septiembre de 2013. Según la orden de trabajo 4044621, hizo entrega a su contratante de equipos por ese valor, los cuales debían permanecer en el lugar de la obra hasta el momento en que se liquidara el contrato. El 24 de octubre de 2014 la empresa llegó al lugar en donde debía estar la maquinaria, pero ésta no se encontraba allí, sin que se dieran explicaciones.

Este diario ha intentado comunicarse en repetidas oportunidades con Rafael Barvo para conocer más detalles de las deudas de Blastinaval, pero no ha atendido llamados ni mensajes. Sin embargo, y según los documentos aportados por Blastinaval a la Supersociedades, las principales causas de insolvencia que argumentan son: la contratación de servicios petroleros afectada por la caída de los precios del petróleo, devaluación del peso frente al dólar, incumplimiento en el pago de obligaciones adquiridas en ejercicio de su actividad comercial y productiva, baja demanda y sobreoferta de servicios petroleros, falta de capital de trabajo, y disminución de las ventas.

Sin embargo, la crisis en los precios del petróleo comenzó hacia septiembre de 2014 y la fuerte devaluación del peso frente al dólar se ha registrado desde el primer trimestre de 2015, es decir, lejos de las fechas en que Blastinaval ejercía su contrato con Ecopetrol.

José Darío Parra, gerente de operaciones y desarrollo de Campo Castilla, pozo de Ecopetrol en el que Blastinaval desarrolla las operaciones del contrato, reconoció en junio pasado a El Espectador los problemas que ha tenido la empresa mexicana para pagarles, no sólo a sus proveedores, sino también a los trabajadores, y explicó que el contrato tiene una cláusula llamada “cesión anticipada de derechos a favor de Ecopetrol”, que busca que, en caso de incumplimientos de las obligaciones del contratista, se pueda disponer de recursos para cancelar salarios y prestaciones.

Ante los problemas que venía evidenciando Blastinaval, Ecopetrol decidió el año pasado —amparado en esa misma figura— asumir las acreencias de la compañía mexicana con los empleados y algunos de sus proveedores. Los demás tendrán que esperar hasta diez años para saldar deudas.

pcastillo@elespectador.com

Por Paula Castillo Lenis

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