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Bufetes del poder

Los procesos penales más importantes de la historia actual de Colombia han estado en las manos de estos seis abogados. En unos casos han peleado desde diferentes orillas y en otras oportunidades han compartido la defensa.

Carolina Gutiérrez Torres
20 de noviembre de 2007 - 03:00 p. m.

Casi todos comenzaron trabajando en una pequeña firma de abogados que se agigantó con el tiempo y con el prestigio que adquirieron gracias al éxito con el que resolvieron los procesos que llevaban. Casos multimillonarios, polémicos, de resonancia nacional.

Muchas veces estos seis penalistas se han encontrado en los estrados representando al mismo cliente, como Iván Cancino y Jaime Bernal Cuéllar a la familia Gilinsky en el proceso contra Bancolombia. En otras ocasiones se han enfrentado: Jaime Lombana en defensa de la familia del niño que inexplicablemente se ahogó en la piscina del hotel Hilton de Cartagena, y Bernal Cuéllar como representante del gigante hotelero. Lombana como abogado del Estado, y De la Espriella como contraparte en el caso Commsa.

Casi todos, también, tienen en su historial al menos un cliente que se vio involucrado en el escandaloso proceso 8.000. Antonio José Cancino defendió al entonces presidente Ernesto Samper y lo sacó libre. "Volví un proceso judicial un proceso político y lo gané", ha dicho en repetidas ocasiones. Hoy el fantasma de la parapolítica les ha traído clientes y, claro, dinero.

Con vanidad sutil coinciden en que no ofrecen sus servicios ni en páginas amarillas ni por otros medios, porque los clientes llegan a ellos por recomendación o porque ya conocen su trabajo. Ahora están al frente de sus propios bufetes de abogados, que en casi todos los casos llevan sus mismos nombres.

En esas oficinas se pueden ver las firmas -como demandados y demandantes- de importantes personajes del país: Lombana es el abogado del presidente Uribe; él y Granados son los representantes del ex fiscal Luis Camilo Osorio; Antonio José Cancino defiende al senador Gustavo Petro; Abelardo de la Espriella, a un buen número de parapolíticos.

Junto a su ‘pool' de abogados, y muchas veces direccionando las defensas sin que aparezcan sus nombres, estos penalistas manejan los hilos de los procesos más delicados. Son los ‘dueños' del derecho penal colombiano.

Lombana Villalba & Abogados

Cuando asume la defensa de un cliente, Jaime Lombana Villalba "se faja", como un boxeador, "para aguantar hasta el final de la pelea". Ya en otras entrevistas lo había dicho, y esta vez también lo repitió porque, sencillamente, esa es su carta de presentación. Trabaja en Lombana Villalba & Abogados con diez penalistas: todos egresados de la Universidad del Rosario y alumnos suyos de derecho penal y criminología.

Aunque asume su trabajo como una jornada en un ring de boxeo, Lombana asegura que no pelea por conseguir clientes. Desde los 23 años, cuando era jefe nacional de Investigación de la Contraloría, tiene buenos contactos que lo han recomendado.

A otros los representa porque lo apasionan los procesos -como el del niño que se ahogó en la piscina del hotel Hilton en Cartagena-, o porque cree en la inocencia de sus clientes -como en el caso de los soldados detenidos tras el descubrimiento de la guaca millonaria de las Farc-. Es el abogado de cabecera del presidente Uribe. También ha representado a grandes empresas como Ecopetrol.

Lawyers Enterprise

El más reciente éxito jurídico que se anotó este ‘pool' de abogados fue la preclusión de la investigación que adelantaba la Corte Suprema de Justicia contra el representante a la Cámara José de los Santos Negrete. Así, se convirtió en el primer parlamentario exonerado en el sonado caso de la parapolítica.

Según el abogado Abelardo de la Espriella, director de la firma, el bufete viene ganando muchos procesos, porque aplica un principio fundamental: "No somos abogados vergonzantes, siempre damos la cara por nuestros clientes y los recibimos sin preguntar su filiación política".

La compañía está conformada por 12 abogados en Bogotá, 6 en Barranquilla y 6 en Miami. En Estados Unidos tiene convenios con otras firmas de abogados para trabajar negocios de migración, extradiciones y procesos con el sector público y privado. "Reivindicamos la actividad del abogado litigante; dejamos la retórica jurídica para producir resultados y somos una firma internacional", destaca.

La compañía defiende a diez procesados por la parapolítica, algunos gobernadores y otros funcionarios públicos investigados. También apodera a Comsa en su millonario pleito contra el Estado.


Cancino y Cancino

El primer proceso que Iván Cancino llevó con su papá, Antonio José Cancino, fue caso perdido. Eran los defensores de Armando Ricardo Félix Moncaleano, gerente general del Inurbe, acusado de peculado. "Que yo me acuerde -cuenta el hijo-, ese es el único caso que hemos perdido trabajando juntos".

Era 1999. Iván Cancino tenía 25 años y acababa de graduarse como abogado de la Universidad Externado de Colombia. Desde ese momento han llevado juntos casos importantes -como el de Bancolombia contra la familia Gilinski y los procesos de Dragacol-, pero cada uno tiene un equipo de trabajo diferente. El abogado que acompaña al hijo es Iván Figueroa y al lado del papá está David Teleki Ayala. Las razones son dos: "No tenemos pensamiento de empresa y queremos mantener una independencia ideológica".

Entonces el papá -quien defendió exitosamente al presidente Ernesto Samper en el Proceso 8.000 y fue el abogado más reconocido del país en las décadas de los años 70 y 80- se mantiene al margen de los casos que lleva el hijo, como la defensa del ex congresista Héctor Julio Alfonso López, hijo de la empresaria del chance Enilse López, conocida como ‘La Gata'; o el ex senador Habib Merheg, quien es investigado por el escándalo de la parapolítica.

Gómez Méndez Abogados Consultores

Cuando en 1978 Gabriel García Márquez fue acusado de colaborar con la guerrilla del M-19, Alfonso Gómez Méndez asumió su defensa. Volvió a jugar el mismo papel de defensor, y volvió a ganar, cuando Luis Alejandro Velasco demandó al escritor por haberse quedado con la totalidad de los derechos de su historia, que inicialmente se publicó en ‘El Espectador' y que después se convirtió en el famoso libro "Relato de un náufrago".

No es un abogado de 24 horas, porque además es profesor de derecho constitucional colombiano y asesor jurídico, pero siempre está al frente de todos los casos que llegan a su ‘staff' de abogados: Gómez Méndez abogados consultores, donde trabaja con cinco penalistas más. El primer caso grande que recuerda el ex fiscal fue la defensa de Rafael Caicedo Espinosa (senador del Tolima), acusado por Alberto Santofimio de calumnia. Ganó. También representó a Rodrigo Pardo en el proceso 8.000 y ganó. Y además fue el defensor de Jaime Michelsen en el escándalo de la crisis financiera de los años 80.

Dice que no acepta procesos de narcotráfico, ni de guerrilla, ni de paramilitares, ni de violadores, porque podrían afectar su actividad política y su faceta pública, porque no ha descartado la posibilidad de llegar a la Presidencia. Aunque aún no se ha dejado contar.

Granados Peña y Asociados Ltda.

En la universidad, Jaime Granados Peña y otros tres compañeros suyos de la Facultad de Derecho, eran llamados "la Corte Suprema", porque sólo hablaban de códigos, delitos y condenas. Cuando se graduaron, en 1986, los cuatro montaron una oficina de abogados que no tenía nombre. Y así, en una empresa sin nombre y recién salido de la academia, Granados fue el defensor de uno de los personajes más importantes del país en ese entonces: Jorge Barón.

Los clientes que tiene y ha tenido, le han llegado por referencia de profesores y colegas de la Javeriana. "Uno se forma el prestigio en la universidad. Y con las personas que me conocen desde ese tiempo se ha extendido la cadena de clientes".

En 1989 viajó a Puerto Rico. Allí fue profesor y asesor jurídico. Y cuando volvió a Colombia, en 1996, creó su propia firma de abogados: Granados Peña y Asociados Ltda., donde trabaja con tres penalistas más. En la época del proceso 8.000 defendió a uno de los jóvenes sindicados por el asesinato de la "Monita Retrechera" y logró su absolución. Y en el escándalo de la parapolítica, ha sido representante de Jorge Manzur (ex gobernador de Córdoba) y Luis Eduardo Vives (senador del Magdalena).

Bernal Cuéllar Abogados Asociados

El ex procurador Jaime Bernal Cuéllar sólo acepta casos que tengan, al menos, una posibilidad de ser exitosos. Nunca ofrece sus servicios profesionales -explica-, ni por teléfono ni por las páginas amarillas, y no utiliza medios de comunicación para hacerse publicidad. Con esas condiciones ha sostenido, desde 1984, su oficina: Bernal Cuéllar Abogados Asociados. Los tres abogados que lo acompañan fueron alumnos suyos en la Universidad Externado de Colombia y hasta hace dos años su hija Victoria Bernal Trujillo, también alumna suya, hizo parte de su equipo de trabajo.

"Ordinariamente -dice- no trabajo con casos en los que se violan los derechos fundamentales: secuestros, masacres, narcotráfico y delitos de lesa humanidad". Entre sus clientes están el BBVA, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, el hotel Hilton -al cual está representando en el caso del niño que se ahogó en la piscina-, el ex presidente César Gaviria y del ex ministro Horacio Serpa. Hasta hace poco fue el defensor de Eric Morris (ex parlamentario de Sucre), envuelto en el escándalo parapolítico, pero se retiró porque no estaba de acuerdo con el proceso.

Por Carolina Gutiérrez Torres

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