¿Cómo llegó a reunirse con “Ernesto Báez”?
A mí me invitó un parlamentario, Óscar Suárez Mira, que era de Bello. No era de mi equipo político. Me dijo: va a haber una reunión con un negociador (de los paramilitares), acompáñeme, es importante. Fui y lo acompañé
¿A la reunión solamente fueron Óscar Suárez y usted?
También fueron el dueño de la finca, Hugo Quintero, y una persona que me ha acompañado a mí, Jorge Sánchez, que fue secretario mío en distintas administraciones. No estuvo el señor Alberto Guerrero, alias Pipintá, él se quedó afuera. La reunión fue hacia diciembre de 2004.
En ese momento ya estaba instalada la mesa en Santa Fe de Ralito. ¿Cuál fue su procedimiento para ir a esa reunión, es decir, a quién le avisó?
A nadie, no tenía por qué avisarle a nadie, Báez tenía permiso para salir de Ralito, era miembro negociador, con las atribuciones que le daba una resolución presidencial y con autorización de la Fiscalía que había levantado las órdenes de captura y las medidas de aseguramiento. Eso le consta al doctor Sabas Pretelt, ministro de Interior, y al doctor Mario Iguarán (exfiscal general).
¿Lo constataron luego de la reunión?
Ambos, en declaración ante la Corte Suprema, dijeron que esas personas (los paramilitares) tenían permiso y podían salir, o sea, yo no era el que tenía autorizaciones para ir a Ralito, nunca pedí ni hubiera ido. Ellos eran los que tenían permiso de salir, como salían todos los de las Farc, que iban a todas partes a hablar con todo el mundo y a nadie metieron a la cárcel por eso.
Cuando Suárez lo invitó, ¿le dijo que iban a hacer qué?
Que íbamos a hablar con un miembro negociador del proceso de paz. Que querían hablar del proceso, la desmovilización, la reinserción. Y eso lo declaró ante la Corte Suárez Mira.
Además de “Báez”, ¿hubo algún otro interlocutor del paramilitarismo en esa reunión?
Ninguno más. Eso quedó claro en las declaraciones de todos. Entonces el problema no es solamente ese, es que después vino la declaración de Areiza, el testigo recientemente asesinado, que era un ladronzuelo, no un miembro del paramilitarismo. Vivía del robo de teléfonos celulares, de timar, de estafar a la gente. Una persona con más de 20 procesos por extorsión, estafa, hurto, violencia intrafamiliar, homicidio, tenía fraude procesal, tenía más de cuatro condenas por fuga de presos.
Esa persona declaró en mi proceso, antes de mi privación de la libertad y dijo que él tenía videos —esa declaración la hace en 2011— de mí recibiendo un maletín con dinero de los hermanos Castaño, 2001. Obviamente una falsedad inmensa. Yo no conocía al señor, no lo había visto en mi vida y al declarar eso yo lo denuncié por falso testimonio y fraude procesal.
¿Qué pasó luego?
La Fiscalía le abrió investigación. Es muy fácil darse cuenta de que en Colombia no hubo teléfonos celulares para hacer grabación hasta el año 2005. Entonces él confesó ante el Juzgado 16 Penal del Circuito que había dado un falso testimonio y me pidió perdón.
Pero, ¿qué le dijo él a la Corte?
Decía que había filmado con su teléfono, que iba a entregarles el video, pero resulta que el video era otra forma de él de estafar a la gente. Él incluso estafó a periodistas. En el programa Los Informantes del último domingo de enero de 2016, él le dio una entrevista a la periodista María Elvira Arango, y admitió: “Yo di falso testimonio y pido perdón”. Contó que Iván Cepeda le ofreció $100 millones, lo dijo al aire, y además lo dejó escrito en una carta que le entregó después al doctor Jaime Restrepo, miembro del centro de pensamiento Primero Colombia. Areiza, el estafador y timador, llamó a estos señores porque en la carta decía, entre otras cosas, que Iván Cepeda le estaba proponiendo que declarara en contra de nosotros. Que dijera que teníamos relaciones con grupos al margen de la ley. Eso dijo en la carta que enseguida les vamos a entregar.
¿En qué terminó su denuncia contra Areiza?
Areiza con su abogado negoció con la Fiscalía, el juez le dio una pena de 20 meses de prisión por falso testimonio. Areiza finalmente dirigió una carta a la Corte Suprema de Justicia: “Quiero manifestarle a la honorable Corte que mis declaraciones fueron irresponsables, faltantes a la verdad, ya que lo hice coaccionado, presionado, por personas al margen de la ley y personas influyentes en la política nacional. Por tanto, me siento avergonzado y por tal retracto ante esa corporación de los términos rendidos”. Más adelante solicitó que dicha carta fuera introducida “en el expediente y que quedara constancia de mi voluntad libre y espontánea de retractarme y pedir perdón a la víctima por los daños causados”.
No es claro cómo llegó Areiza a declarar en contra suya.
Llegó al proceso porque era un estafador que iba a donde la gente a pedirle dinero.
O sea, ¿él primero le pidió dinero?
A mí no, a mí nunca me estafó. Pero a muchas personas sí. Él era obsesivo por los teléfonos de alta gama. Estafó al DAS, a la Sijín, al Gaula, aquí tengo las declaraciones, están en el proceso. En Antioquia trató de estafar al obispo de Girardota, Gonzalo Restrepo. A todos les quitó plata y, finalmente, a la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general de la nación.
¿A qué se refiere?
Llegó a donde Guillermo Mendoza (fiscal general encargado en 2010) a decirle que Gustavo Petro lo había contratado para hacer varios atentados en Colombia. No le dieron credibilidad. Luego dijo que en la terminal de transportes de Bogotá un fiscal iba a recibir una plata por corrupción, pidió un celular y $300.000. Y la Fiscalía se los dio. Tengo la declaración de Mendoza Diago del 3 de julio de 2015, quien dijo, me permito leer: “La inferencia de los hechos que tengo es que (Areiza) era un estafador, se apropió de esas cosas ilegalmente. Por tales hechos se le considera desde entonces como un falso testigo y un estafador”. Dijo también: “Trató de estafar al doctor Gustavo Petro e involucrar al general Naranjo”.
¿Tiene conocimiento de que Areiza haya declarado en otros casos de parapolítica?
No que sepa.
¿La Corte Suprema lo tuvo en cuenta como testimonio en contra suya?
Sí, claro. Con base en ese testimonio me privaron de la libertad. Me detuvieron tres años y tres meses, me aislaron de mi familia. Soy, como buen antioqueño, un hombre absolutamente de familia. No pude gozar la elección de mi hijo como senador en 2014, estaba detenido. No pude votar por él, cosa muy dolorosa. Una persona que ha tenido una trayectoria absolutamente impecable. En 40 años de vida pública no he tenido ni siquiera una amonestación. Iba a ser candidato presidencial, no pude porque fui privado de la libertad. Y no lo pude ser ahora porque el caso está sin resolver.
¿Cómo llegó la carta de Areiza que usted mencionó antes a manos de lo que hoy es el Centro Democrático?
Él llamó al centro de pensamiento Primero Colombia, en Bogotá. Le contestó Fernando Alameda, que trabaja ahí con José Obdulio Gaviria. Areiza le dijo que tenía unas cosas que decirles, ellos le respondieron que le iban a mandar a una persona. Le mandaron a Jaime Restrepo, que es parte de la junta directiva. Jaime Restrepo fue a la cárcel y Areiza le entregó la carta. En realidad, le entregó varias cartas. Todo de puño y letra de él, con huella. En una de las cartas le cuenta al propio Jaime Restrepo de todas las cosas que iba a hacer, de cómo estaba siendo presionado allá en la cárcel para declarar en contra de nosotros, de Álvaro y Santiago Uribe, de mí. Nosotros pusimos las cartas en manos del investigador de la defensa y las aportamos al proceso.
Pero hace poco salió José Obdulio Gaviria al aire a decir que no había mandado a Jaime Restrepo a hablar con Areiza...
Eso ni siquiera resulta relevante. Desconocemos las razones por las cuales José Obdulio lo dijo, nosotros le damos credibilidad total al abogado Restrepo. No tiene ningún sentido que José Obdulio lo haya negado, un delincuente va a confesar un hecho y mandan a un abogado para que verifique, y ese abogado en cadena de custodia entrega esos expedientes a la defensa y la defensa los aporta a la Corte Suprema.
Y antes de que lo asesinaran, Areiza aseguró que no entregó cartas sino hojas en blanco con su firma.
Daniel Coronell, que ha estado muy encima del tema, da por cierto que las cartas fueron en blanco. En su último pronunciamiento dijo: “Aquí lo que falta es el estudio grafológico”. Pues nosotros lo hicimos, aquí les entregamos copia. Y el estudio comprueba que las cartas y las firmas sí son del puño y letra de Areiza.