Carlos Alberto Sánchez Ramírez, conocido artísticamente como Charlie Zaa, lleva ocupando múltiples titulares en medios de comunicación durante los últimos días, pero nada tiene que ver el lanzamiento de su nuevo álbum “La Historia Continúa”. Todo lo contrario: se conocieron los supuestos nexos que tendrían varias de sus propiedades con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Cinco bienes a su nombre, avaluados en $25.000 millones aproximadamente, están ahora en poder de la Fiscalía, en el marco de una investigación por lavado de activos. Aunque el artista y sus abogados niegan cualquier relación con los paramilitares, el ente investigador busca probar en juicio que los bienes fueron una fachada para ocultar negocios ilegales.
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El escándalo relacionado con el artista estalló el pasado 6 de julio. Sin embargo, el expediente judicial data de varios años atrás, cuando su nombre fue mencionado en un proceso del sistema de Justicia y Paz, jurisdicción creada para la desmovilización de paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Al escuchar los señalamientos contra Charlie Zaa, esa jurisdicción pidió a la Fiscalía investigar qué relación tendría el cantante con las AUC. Esas pesquisas pasaron inadvertidas por años, hasta que, en 2024, dos exparamilitares aseguraron ante Justicia y Paz que Charlie Zaa habría visitado en la cárcel a Diego José Martínez Goyeneche, alias “Daniel”, para, supuestamente, entregarle cuentas sobre algunos negocios.
Estas versiones, según el diario El Tiempo, fueron entregadas a esa jurisdicción por Ricaurte Soria Ortiz, alias “Orlando Carlos” y Atanael Matajudíos Buitrago, alias “Juancho”. Lo que aseguraron a Justicia y Paz fue que las cuentas que supuestamente rindió el cantante a alias “Daniel” eran sobre bienes de ese líder paramilitares, pero que aparecían a nombre de Charlie Zaa, ubicados en Tolima y Cundinamarca. Al respecto, el artista ha asegurado durante los últimos días que el lote donde se construyó uno de los bienes que actualmente se encuentra congelado, fue adquirido a nombre de su padre, Luis Humberto Sánchez, gracias a las regalías pagadas por la empresa discográfica colombiana Sonolux, resultado de su trayectoria de aproximadamente 30 años.
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Las revelaciones llevaron a que el nombre de Charlie Zaa, y las propiedades ubicadas en lo que antes fueron dominios del Bloque Tolimas de las AUC, quedarán bajo examen de la dirección de extinción de derecho de dominio de la Fiscalía. Esa oficina le solicitó a un magistrado de Justicia y Paz decretar medidas cautelares para hacerse preliminarmente con los bienes, lo cual fue ordenado el pasado 28 de marzo. Este procedimiento implica el congelamiento de los bienes hasta que la entidad investigativa demuestre la veracidad de los señalamientos. En caso de que no logre probar una relación entre los bienes y hechos criminales, se le devolverá el control de los establecimientos al artista. El propósito de este tipo de mecanismos jurídicos es buscar que el Estado recupere los inmuebles adquiridos de forma ilegal, para, posteriormente, destinarlos a programas sociales relacionados con la reparación de víctimas.
Las propiedades
Las cinco propiedades del artista colombiano ya se encuentran bajo el dominio temporal de la Fiscalía. Algunos de estos bienes incluyen el centro comercial El Oasis, que alberga una discoteca con el mismo nombre y es considerada la más grande de la zona de Girardot (Cundinamarca), municipio del que proviene Charlie Zaa, así como las discotecas Kapachos y Solaris, ubicadas en la zona rosa de Ibagué (Tolima). Según las investigaciones adelantadas por el ente acusatorio, los establecimientos habrían sido financiados a través de la supuesta alianza entre el artista y el Bloque Tolima de las AUC, y usados como fachada para el beneficio económico de dicha organización criminal.
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Sin embargo, en una reciente entrevista realizada por Blu Radio a Charlie Zaa, el bolerista aseguró que los datos entregados por los exparamilitares están errados en tiempo y lugar: “Aún más grande es la mentira cuando dicen que Kapachos o Solaris hacían parte de Charlie Zaa y que se prestaban para lavar dinero de los paramilitares. Si tú pides un certificado de libertad o una cámara de comercio de Ibagué, yo jamás aparezco como propietario de ninguna discoteca en Ibagué (...) Todo el mundo sabe perfectamente que la única discoteca que yo he tenido en Colombia y las inversiones que he hecho han sido en Cundinamarca”.
Según la Fiscalía, estos bienes en realidad pertenecerían a Diego José Martínez Goyeneche, alias “Daniel” o “Potecrema”, quien sería uno de los personajes clave para resolver las investigaciones que se adelanta sobre Charlie Zaa. Alias “Daniel” inició su vida criminal en 1999, a sus 25 años, cuando, tras retirarse del Ejército Nacional, decidió enlistarse en las filas de las autodefensas de Córdoba y Urabá. Ascendió rápidamente, hasta convertirse en uno de los hombres de confianza de Carlos Castaño, alias “El Comandante”, quien fue el líder máximo de las Autodefensas Unidas de Colombia y quien habría muerto en el 2004.
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En 2008, alias “Daniel” admitió ante la fiscal de Justicia y Paz, María Patricia Meza González, haber recibido las órdenes de comandar el Bloque Tolima entre 1998 y 2004, el cual, según el Centro Nacional de Memoria Histórica, ocasionó alrededor de 270 asesinatos colectivos, cerca de 20 masacres y la desaparición forzada de al menos 188 personas, entre otros delitos. Sin embargo, luego de su proceso ante dicha jurisdicción, el líder paramilitar, que habría sido trasladado e ingresado a la cárcel La Picota en julio del 2008, fue encontrado sin vida en su celda el 22 de junio de 2009, en el pabellón de Justicia y Paz del centro penitenciario de Bogotá.
Aunque en un inicio se informó que alias “Daniel” habría muerto por un infarto, posteriormente, se aclaró que, en medio de extrañas circunstancias, el hombre habría ingerido galletas contaminadas por cianuro. Según las autoridades, el jefe del Bloque Tolima de las AUC, llegó al proceso de Justicia y Paz luego de revelar los supuestos vínculos de comerciantes, empresarios y políticos del departamento con los paramilitares de la región. Incluso, el hombre habría mencionado los presuntos nexos de policías que manejaban bandas al servicio del narcotráfico. Ahora, su nombre permanece en un expediente judicial que menciona con nombre y apellido a Charlie Zaa, quien en 2026 retomará audiencias para recuperar sus bienes, si logra probar que no hizo acordes criminales con paramilitares.
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