La reciente incautación de cien kilogramos de base de cocaína en Puerto Concordia (Meta) por miembros de la Dirección Antinarcóticos de la Policía puso al descubierto una nueva ruta de narcotráfico transnacional que tendría como destino final el cartel de Sinaloa, la temida organización criminal liderada por Ismael el Mayo Zambada, sucesor del Chapo Guzmán. De esta estructura criminal también harían parte hombres al mando de Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, el primer guerrillero de las Farc que desconoció el Acuerdo de Paz como jefe del frente primero del grupo subversivo, en junio de 2016.
En esta nueva ruta, que según los investigadores nace en el norte de Guaviare y el sur del Meta, se transporta desde este punto la base de coca a laboratorios de procesamiento de la droga ubicados de manera clandestina en Boyacá, Casanare y Vichada. Los alijos de cocaína, transportados en camionetas de gama media y alta, por vías poco concurridas de los Llanos Orientales, son llevados a la frontera venezolana a estados como Amazonas y Apure. Allí, en pistas clandestinas, un emisario del cartel de Sinaloa y uno de las estructuras narcotraficantes coordina el vuelo y la entrega de los dineros a la organización criminal productora.
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Uno de los casos que más llamó la atención sobre la presencia de alfiles del cartel de Sinaloa en Colombia recientemente se evidenció el pasado 12 de abril. Las autoridades capturaron ese día en el centro de Bogotá a alias El Rafa, uno de los hombres más cercanos del Mayo Zambada y de los más buscados por las agencias de inteligencia estadounidenses. El hombre, quien paseaba tranquilamente por las calles de la capital en el momento de su captura, habría escapado de un operativo en el centro de Bogotá hace dos años y portaba documentación falsa.
Las investigaciones señalaron que El Rafa, durante ese tiempo, invirtió con dinero del narcotráfico en lujosos inmuebles en Cartagena, Cali, Medellín y Bogotá. Las labores que vendrían a cumplir estos emisarios de los carteles de la droga, según la Policía Antinarcóticos, serían hacer contactos con las estructuras de las que haría parte Iván Mordisco para hacer negocios y verificar la calidad de la cocaína que están comprando. Un investigador de la Dirección Antinarcóticos le contó a El Espectador que los “emisarios del cartel de Sinaloa entran al país, pero, en su mayoría, son personas que no tienen antecedentes penales y tratan de manejar un bajo perfil”.
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Estos aviones, que salen de pistas clandestinas en Venezuela, llegarían también a pistas de esta naturaleza en Guatemala, Salvador u Honduras, donde organizaciones criminales locales las acopian para luego hacerlas llegar al cartel de Sinaloa, principalmente. Las autoridades también han evidenciado la presencia de emisarios de grupos criminales de Centroamérica en territorio colombiano. Por ejemplo, la semana pasada fue capturado un militar retirado guatemalteco, quien sería parte de una organización criminal conocida como el cartel Arpón de Neptuno.
El líder de esta organización criminal es Josué Adán Lemus Lara, alias Chema, quien fue capturado en Pereira a finales de agosto del año pasado. Según las autoridades colombianas, alias Chema se asentó en Colombia en 2017 en esta zona del país con la fachada de ser un empresario cafetero. Las pesquisas de las autoridades, además de dar cuenta de que Chema entraba y salía del país desde 2012, indican que este hombre sería el encargado de reunir a emisarios de carteles mexicanos con los miembros de las Guerrillas Unidas del Pacífico (un grupo armado residual) en Tumaco, donde se pactaban los envíos de droga.
“Iván Mordisco”, clave entre disidencias de las Farc
Tras la muerte en combate de alias Rodrigo Cadete (febrero de 2019) y alias Guacho (diciembre de 2018), Iván Mordisco se convirtió en uno de los criminales de las disidencias de las Farc —y del país— más buscado por las autoridades. Su grupo criminal, que cuenta con cerca de cuatrocientos integrantes, está presente en Guaviare, Vaupés y Vichada. Este ingresó hace dos décadas a la desaparecida guerrilla y cobró relevancia en esta en 2008, cuando, temporalmente, comandó ese frente subversivo después de que alias César fuera capturado en la Operación Jaque. En 2012 asumió el mando oficialmente.
Iván Mordisco se perfila como uno de los líderes disidentes más violentos y uno de los llamados a liderar la unificación de las disidencias de las Farc junto a alias Gentil Duarte, comandante del Séptimo Frente —el cual se declaró todo en disidencia— y quien maneja otras rutas del narcotráfico en el sur del país. Informes de inteligencia de la Fuerza Pública que se han filtrado a medios señalan que Mordisco, quien estaría en Venezuela, habría hecho contacto con Ricardo Abel Ayala, alias Cabuyo, para consolidar su estrategia de cohesión en el noroccidente de Antioquia y el Catatumbo, respectivamente.
Según el portal especializado Insight Crime, en 2016, Iván Mordisco auspició la comisión de delitos como la minería ilegal y la extorsión a campesinos, comerciantes y agricultores, y presionó para aumentar la siembra, transformación y tráfico de coca al Guaviare. A su vez, ese mismo año, la Defensoría del Pueblo denunció́ que su grupo criminal reclutó forzosamente a un número indeterminado de niños y jóvenes indígenas en zona rural de Miraflores (Caquetá). En 2017, el comandante disidente ordenó asonadas contra la Fuerza Pública, ataques con aparatos explosivos, secuestros y varios asesinatos de civiles en Guaviare.
Sobre la presencia de Iván Mordisco en territorio venezolano existen versiones encontradas. En agosto pasado, fuentes militares indicaban que el jefe de esa disidencia se encontraba en el vecino país junto con otro jefe disidente conocido como John 40. Pero, en marzo de este año, fuentes de inteligencia del Gobierno señalaron que Iván Mordisco era el hombre que administraba las rutas del narcotráfico en territorio colombiano de Gentil Duarte. Hasta ahora, al parecer, Iván Mordisco no ha logrado consolidar su poder por su personalidad belicosa, conflictiva y poco dada a la negociación.