En un video quedó registrado cuando un agente encubierto, citado en plena vía pública, recoge una caja con un animal en vía de extinción, tras negociar vía WhatsApp con una banda de tráfico de fauna. El funcionario se infiltró en los grupos Fanatic y Exotic Colombia, de esa red social, para dar con cuatro miembros de un entramado criminal que vendía aves, reptiles y mamíferos, entre otros seres vivos.
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Investigaciones de la Fiscalía, en conjunto con la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía (Dipro), descubrieron dos grupos de WhatsApp que estaban conformados por al menos 12 integrantes, los cuales, con seudónimos, vendían tigrillos, ocelotes, venados, búhos, serpientes, tortugas, guacamayas, micos, babillas y múltiples especies de la biodiversidad nacional, la mayoría de ellos en peligro de extinción. “Así mismo, se comprometían a conseguir lagartos y otros tipos de reptiles exóticos”, asegura el ente investigador.
#ATENCIÓN | Descubierta modalidad virtual de tráfico de fauna silvestre. En grupos cerrados, vía WhatsApp, eran comercializados mamíferos, aves, reptiles y primates, entre otras especies de la biodiversidad nacional amenazadas. 4 personas fueron capturadas en Bogotá y Cartagena. pic.twitter.com/KTJoxwQoSf
— Fiscalía Colombia (@FiscaliaCol) December 10, 2020
La modalidad de la banda era idéntica a cómo funcionan las ventas a través de redes sociales: los compradores debían pagar un abono por transacción virtual y los animales llegaban por encomienda en buses de servicio público, encerrados en cajas de cartón. La Fiscalía registró el negocio de 14 seres vivos tanto en Bogotá como en Soledad (Atlántico). De acuerdo con el ente investigador, los animales fueron rescatados y puestos a disposición de las autoridades ambientales.
La Fiscalía, además, logró la captura de cuatro supuestos miembros de la banda de trafico de fauna. Se trata de Rafael Cruz Romero, alias Ojitos o Emmanuel; Sebastian Bastos Peñaranda, alias Sebas; Alfonso Mauricio Triana, alias Miguel; y Jeisson Humberto Triana, alias Angela. Tres de ellos aceptaron cargos por los delitos de daño a los recursos naturales y aprovechamiento ilícito de los recursos naturales. El cuarto se declaró inocente.
Las pesquisas dieron cuenta de que los traficantes contactaban redes de cazadores en Colombia, quienes se encargaban de recolectar especímenes jóvenes de la depresión Momposina, en las regiones de los departamentos de Bolívar, Cesar, Córdoba, Magdalena, Sucre y, también, en la Costa Atlántica. La mayoría de los negocios se efectuaban en Barranquilla, Soledad, Bogotá, Cali, Medellín y Cartagena.
“Luego de ser ofrecida la fauna en los grupos, los animales eran preparados. Por ejemplo, a las aves les cortaban las alas y a los mamíferos los amordazaban y amarraban. Luego, eran camuflados en cajas a las que les abrían huecos para permitir su respiración y, con la aparente connivencia (complicidad) de algunos transportadores, los enviaban entre buses de servicio público”, asegura la Fiscalía.
En los grupos de WhatsApp, a los cuales solo se podría entrar siendo un referido, una babilla costaba $100 mil, una guacamaya $700 mil, un mono Tití $900 mil y, así mismo, los tigrillos y otros mamíferos tenían precios superiores a $1 millón 300 mil. “Las ONG ambientalistas que acompañaron la investigación señalan que las especies cazadas, por su corta edad, no podrán volver a su hábitat. Además, por las modificaciones físicas muchas quedarán lisiadas de por vida”, agrega la Fiscalía.
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La coronel Janneth García, subdirectora de Servicios Especiales de la Policía, agregó sobre el operativo: “Los capturados de la red de tráfico se movilizaban por diferentes zonas rurales del país y contactaban a campesinos a quienes les compraban. Los cuatro procesados, en los grupos, permanentemente estaban colgando fotos y videos de especies protegidas por Colombia, que incluso eran comprados por personalidades internacionales”.