
Aunque El Espectador tuvo contacto con una página en particular, en la red proliferan centenares de otras cuentas de Instagram que ofrecen este servicio de manera completamente abierta, aun cuando esto es un delito
Foto: Viviana Velasquez
A Manuel* le robaron su celular en un bar de la 83 en Bogotá, mientras se tomaba unos tragos con unos amigos. Al ladrón solo le tomó unos segundos llevarse el celular que él, por descuido, había dejado en una silla a la entrada del bar. Por la rapidez con que todo pasó y por la cantidad de personas que había en el sitio, Manuel afirma que, sinceramente, pudo ser cualquier persona. Un evento desafortunado que pasó a mayores y lo llevó a toparse con una red que no solo se dedicaría al hurto, sino que también ofrece cédulas y contraseñas falsas...
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