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El capo de capos se entregó

El señalado jefe de Daniel ‘El Loco’ Barrera lideró una organización que lavó 10,5 billones de dólares.

Redacción Judicial
23 de noviembre de 2010 - 10:00 p. m.

Julio Alberto Lozano Pirateque, conocido con el alias de Patricia, el hombre que lideró una banda criminal que exportó 912 toneladas de cocaína al mundo y lavó 10,5 billones de dólares en la última década, puso fin a su carrera criminal al entregarse a las autoridades de Estados Unidos. Fiscales de la Unidad Antimafia y agentes de inteligencia le decomisaron  137,3 millones de dólares y 17 millones de euros  a su organización ilegal. Algunos de esos dineros se colaron al club Independiente Santa Fe, según el director de la Policía, general Óscar Naranjo, y la jefa de la unidad antimafia de la Fiscalía, Ana Margarita Durán.

Aunque versiones de prensa especularon que la entrega de Lozano a las autoridades norteamericanas se dio en Estados Unidos, fuentes consultadas por este diario señalaron que el narcotraficante, oriundo de Boyacá, se puso a disposición de agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en Panamá. La entrega se habría dado hace más de una semana, en medio de la persecución de agentes de inteligencia y fiscales. Sus socios, los ex funcionarios del CTI Luis Agustín Caicedo y Claudio Javier Silva, ya responden ante cortes federales de EE.UU.

  Ayer trascendió que buena parte de los dineros incautados a la banda criminal de Lozano y sus socios serían destinados por el Gobierno  para atender la calamidad pública suscitada por la intensa ola invernal, que hasta hoy deja 155 muertos y más de un millón de personas afectadas. Fuentes de la Fiscalía confirmaron la noticia y el trámite ya está en curso. La importancia de Lozano quedó en evidencia desde que fue señalado como jefe del capo Daniel El Loco Barrera y Luis Enrique y Javier Antonio Calle Serna, conocidos como los Hermanos Comba. De hecho, el expediente 10-CR-225, adelantado por una corte norteamericana, da cuenta de estos nexos y de otros más con los carteles de los Beltrán Leyva y Sinaloa en México.

En desarrollo de las pesquisas en su contra en sucesivas operaciones, las autoridades decomisaron millonarios dineros producto del narcotráfico en Marruecos, Madrid y Valencia (España), Acapulco, Ciudad de México y Bogotá.  Aunque por muchos años su nombre pasó de agache, la fiscalía antimafia documentó sus eslabones con la mafia, otros crímenes y que, cuando menos, desde hace ocho años metió su mano en Santa Fe.

El pasado 7 de octubre El Espectador reveló cómo a través de una compleja telaraña comercial Julio Alberto Lozano Pirateque y sus socios lavaron dinero y registraron bienes avaluados en más de $70 mil millones. Agentes del ICE y peritos contables de la Dijín concluyeron que desde 1998 los capitales de Lozano crecieron exponencialmente al compás de sus negocios ilícitos. A causa de una estratégica diseminación de su patrimonio entre testaferros y familiares, su fortuna no estuvo en el radar de las autoridades.

Después se probó que adquirió bienes en edificios exclusivos de Bogotá, Melgar, Girardot, Zipaquirá, Guateque y Somondoco (Boyacá). También participó en sociedades como Inversiones Los Canelos, Emerald Imperium o Distribuciones AM & JL. Pero lo que más llamó la atención de los investigadores fueron sus nexos como accionista de las firmas Mineros de Muzo y Esmeracol. Como si fuera poco, a través de sus hermanos Marco Fidel, Miguel Héctor y Sandra Patricia Lozano movió dineros a sus anchas. A los tres le figuran millonarios incrementos por justificar, según la Policía, y lotes, predios rurales y otros establecimientos a su nombre fueron afectados con procesos de extinción de dominio.

Asunto parecido ocurrió con la hija del capo, Johanna Katalina, quien a pesar de tener 19 años ya registra actividades comerciales por $90 millones en la Cámara de Comercio y tiene un patrimonio de $250 millones. Pero hay más. A través del señalado testaferro Jesús Hernando Sánchez, Lozano Pirateque encontró una vía para seguir lavando activos. A su socio le figuran incrementos excesivos de más de $2.000 millones y otros 54 bienes que también son objeto de rastreos judiciales. En síntesis, otro capo más sale del mercado y sus secretos, de nuevo, irán a parar a los Estados Unidos.

Por Redacción Judicial

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