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Reviviendo la tenebrosa máquina de muerte del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, que segó la vida de cientos de policías en todo el país a finales de la década de los 80, ahora las Farc y la banda de Don Mario han puesto en marcha el denominado ‘plan pístola’, un auténtico camino del crimen en cuya ruta se ofrecen $2 millones por cada agente que sea asesinado. A las denuncias del director de la Policía, general Óscar Naranjo, sobre amenazas contra agentes del bajo Cauca antioqueño y de Córdoba por la mafia de Don Mario, se sumaron los hallazgos de las autoridades de Cali, quienes conocieron que en la ciudad también se ofrecen $2 millones a quienes asesinen agentes, sólo que en este caso el ofrecimiento proviene de las Farc.
Así lo develaron las autoridades de Cali, quienes durante la operación ‘Belalcázar I’, en la que se buscaba la captura de ocho presuntos terroristas sindicados de participar en el atentado del pasado 1º de febrero contra las instalaciones de la Policía en la ciudad, descubrieron una serie de documentos firmados por el estado mayor del frente Manuel Cepeda Vargas de las Farc, en los cuales se impartían instrucciones muy claras a las estructuras de las milicias bolivarianas para la planificación y realización de acciones terroristas contra instituciones públicas y privadas.
De acuerdo con el material obtenido en el operativo realizado en el barrio Patio Bonito el pasado 12 de febrero, las acciones terroristas para asesinar a oficiales de la Policía en Cali vienen siendo coordinadas por Juan Carlos Úsuga, alias El Enano, quien actualmente tiene su campo de acción en el sector del Alto Naya, en límites entre los departamentos de Cauca y Valle. “La guerrilla ofrece dos recompensas por uniformado muerto.
Por agente muerto pagan $2 millones, pero tienen una lista con nombres de oficiales superiores desde mayores, tenientes coroneles y coroneles. Cada uno con un precio que oscila entre los $28 millones”, dijo el comandante de la Policía de Cali, general Gustavo Ricaurte, quien atribuyó el ‘plan pistola’ a la efectividad de las autoridades.
En los últimos dos años en Cali han sido capturados 22 jefes de las milicias de las Farc y 150 guerrilleros más se han desmovilizado y entregado sus armas. Sin embargo, aun cuando se registran grandes golpes contra la estructura de la organización en esta zona del país, el accionar de las milicias continúa. En los últimos cuatro años han sido instaladas ocho bombas en la capital vallecaucana. El más reciente ocurrió exactamente 17 meses después de que otro carro bomba estallara frente al Comando de la Policía. Ahora, como la mafia de otras épocas, es la guerrilla de las Farc la que paga por asesinar policías.