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Todos los pabellones de la cárcel La Modelo de Bogotá tienen, más o menos, la misma estructura física: un amplio patio que es también cancha de fútbol y, al lado, un edificio de unos tres o cuatro pisos que desde el segundo nivel alberga las celdas. El primer piso de cada edificio hasta hace poco no servía para más que para albergar la tienda y resguardarse del sol. Pero desde abril de este año, los reclusos se pusieron manos a la obra, comenzaron a fabricar anaqueles de madera y a adecuar los espacios, hasta entonces abandonados, para construir un nuevo refugio: sus bibliotecas.
Alejandría, De libros para afuera, La casa del libro, Papiros y Tertulia literaria. Así se llaman las cinco bibliotecas con las que ya cuenta la cárcel. Aunque Tertulia literaria existe desde hace algunos años en el Patio 3 del penal —el de extranjeros y personas con mayor nivel educativo—, y ya cuenta con más de 3.000 libros, las otras cuatro nacieron por iniciativa de los internos este año y cada una ya cuenta con inventarios de entre 1.500 y 2.000 textos. El auge de estos espacios en el centro de reclusión lo explica Juan, interno y bibliotecario del patio 3, con una frase: “Con los libros uno entiende que el cuerpo está encerrado, pero la mente puede volar”.