A tres kilómetros de casco urbano del municipio de Dabeiba, Antioquia, en la vía que conduce al municipio de Uramita, las autoridades hallaron el cuerpo sin vida de un hombre que fue lanzado desde un vehículo, después de haber sido impactado con disparos de arma de fuego. Fuentes de la Fuerza Pública le indicaron a El Espectador que, luego de realizar las pruebas dactiloscópicas, determinaron que se trata de Wilmer Antonio Giraldo Quiroz, conocido en el bajo mundo con el alias Siopas, segundo al mando del Clan del Golfo.
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De acuerdo con las fuentes militares, Siopas al parecer se iba a “volar” con una gran cantidad de dinero, armas y hombres para armar un grupo en el norte de Antioquia. “Es ahí cuando se entera alias Chiquito Malo -otro de los líderes del Clan del Golfo- y lo cita bajo engaños a una reunión, con la excusa de limar asperezas y arreglar diferencias y trabajar juntos. Siopas cayó en la trampa y lo asesinan”, señalan las fuentes. Este diario conoció que la muerte de alias Boyaco, cuarto al mando del grupo criminal, también tuvo relación con este hecho.
Este último hecho ocurrió en horas de la mañana del pasado 28 de febrero de 2023, cuando las autoridades encontraron muerto en zona rural del municipio de Galeras, Sucre, a Omar Noguera Camacho, el nombre real de alias Boyaco, quien era solicitado por la justicia de Estados Unidos por delitos de narcotráfico. Sin embargo, fuentes cercanas a ese grupo narcotraficante armado señalan que Siopas fue asesinado hace varios días y hasta ahora se conoció su muerte. Lo que sí es cierto es que estas dos muertes indican que al interior de la estructura ilegal hay grietas que podrían dificultar los contactos con el alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, funcionario designado para entablar comunicaciones con organizaciones criminales que quieran hacer parte de la denominada paz total.
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Desde hace algunos días, fuentes de inteligencia habían alertado sobre la desaparición de Siopas. El periódico El Colombiano señaló, el 18 de febrero pasado, que las autoridades habían interceptado las comunicaciones de la familia de este líder criminal y que estas daban cuenta que había desaparecido y que estaban contactando a un brujo para que los ayudara a encontrarlo. El diario antioqueño, citando fuentes policiales, también señaló que Siopas no estaba de acuerdo con los acercamientos del Clan del Golfo con el Gobierno y, por ende, el resto de la cúpula ilegal lo apartó de las decisiones claves.
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Estas discusiones al interior del Clan del Golfo ya las había alertado la Policía en octubre de 2021, cuando fue capturado Otoniel. El entonces director de la Policía, el general Jorge Luis Vargas, señaló públicamente que el grupo armado organizado iba a tener grandes divisiones internas para determinar quién iba a liderarlo. Fuentes cercanas al Clan del Golfo explicaron que, desde la captura de Otoniel, se habían solucionado los problemas de manera pacífica, pero que, en las discusiones relacionadas con la paz total, no se logró ningún consenso.
La carrera criminal de “Siopas”
Según la Policía, Siopas inició su vida en el crimen organizado en el frente 5 de las extintas Farc, que estaba al mando de alias Efraín Guzmán. En ese momento, la zona de influencia de este frente eran los municipios antioqueños de San José de Apartado, Turbo, Carepa, Chigorodó, Mutatá, Peque, Ituango y los límites entre Córdoba y Chocó. Entre 2008 y 2009, Siopas se desmovilizó, pero debido a su conocimiento en explosivos, logró ingresar al grupo que hoy se conoce como el Clan del Golfo. En 2016, asumió como líder de la subestructura Zuley Guerra, que hace presencia en Montería, San Pelayo, Canalete, Los Córdobas, Puerto Escondido, San Bernardo del Viento, Lorica, Moñitos y San Antero (Córdoba).
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Por su experiencia criminal, Otoniel lo designó en 2019 al mando de la estructura Jairo de Jesús Durango Restrepo, que hace presencia en el suroeste de Antioquia y Chocó, especialmente en los municipios de Quibdó, Yuto, Lloró, Río Quito, Cantón de San Pablo, Unión Panamericana, Tadó, Istmina, Condoto, Novita, Medio San Juan, Santa Rita de Iro, Medio Baudó, Alto Baudó, Bajo Baudó, Litoral del San Juan, Nuquí, Bahía Solano y Juradó. Por este departamento, dicen los investigadores de la Policía, la organización criminal sacaba los alijos de cocaína junto a alias Pueblo, primo de Otoniel, quien murió en agosto de 2020 en un enfrentamiento con las autoridades.
En agosto de 2019, la Policía conoció que alias Chaverra, exlíder del frente 34 de las Farc, habría enviado 30 integrantes para fortalecer la estructura de Siopas en el municipio de Atrato (Chocó). “En la actualidad, cuenta con cuatro subestructuras (Carretera, Baudó, Playas o Pacífico y Suroeste Antioqueño), con un componente armado de 380 personas armadas. A su vez, sostienen enfrentamientos con del Eln, con el fin de tener el control territorial y rutas del narcotráfico, situación que ha generado desplazamientos de comunidades indígenas y negras en la jurisdicción de los municipios de Lloró y el Alto Baudó”, rezan informes de inteligencia conocidos por este diario.
¿Cómo queda el Clan del Golfo?
Con la muerte de Siopas y Boyaco, quienes quedan en la cúpula del Clan del Golfo son Chiquito Malo y Gonzalito, dos hombres también de toda la confianza del capo Otoniel, capturado en octubre de 2021 y extraditado a Estados Unidos en mayo de 2022. El primero de ellos, según la inteligencia militar, es el líder la subestructura Central Urabá del Clan del Golfo, corazón operacional del Clan del Golfo en el Urabá antioqueño, y el hombre fundamental para Otoniel, mientras se escondía de las autoridades colombianas.
Sobre Gonzalito, agentes de inteligencia señalan que ha tenido un destacado papel por su entrenamiento militar y manejo financiero. La Policía asegura que, por su grado de compromiso y fidelidad con Otoniel, fue designado como líder principal de la estructura Roberto Vargas Gutiérrez, al mando de unos 1.220 hombres, distribuidos en cinco subestructuras y que tienen injerencia en los departamentos de Córdoba, Antioquia y Sucre. Para la fuerza pública, se trata de “zonas estratégicas para actividades como la minería ilegal, cultivos de hoja de coca, la producción de cocaína, homicidios selectivos, extorsiones y cobro de impuestos a los transportadores”.
Aunque los organigramas de la Policía siempre han mostrado que Chiquito Malo y Gonzalito están al mando de la organización, nuevas investigaciones indican que hay una persona más arriba que ellos. Se trata de alias J la Firma, el hombre que estaría coordinando los envíos de cocaína por los puertos en el pacífico y, sobre todo, en la costa Caribe. “Este es un viejo narcotraficante que se enfrentó en el pasado con el Loco Barrera y hoy sería uno de los responsables de los asesinatos de viejos capos de la droga en Bogotá y a los que Otoniel también tenía bajo la mira”, concluye la fuente que pidió reserva por motivos de seguridad.
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