En Colombia hay cerca de 5.000 iglesias evangélicas y cada mes se reciben —en promedio— 89 solicitudes para la creación de nuevas congregaciones. Sólo el año pasado se recibieron 1.000 solicitudes, 500 de las cuales fueron aceptadas. De acuerdo con el Consejo Evangélico de Colombia (Cedecol), estas iglesias congregan a por lo menos 8 millones de creyentes.
Esto explica su caudal electoral capaz de llevar al Senado a pastores como Carlos Baena o a familiares de estos, como Alexandra Moreno Piraquive, hija de la fundadora de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, María Luisa Piraquive, hoy en medio de la controversia por unas declaraciones discriminatorias e investigaciones por presunto lavado de activos.
Precisamente Piraquive, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional y el Partido MIRA, su brazo político, han reabierto la controversia sobre las iglesias evangélicas y la falta de control de la que, al parecer, gozan. El de los Piraquive es apenas uno de varios escándalos que han salpicado a las iglesias evangélicas y que, en muchos casos, han terminado en los estrados judiciales. Estafas, abuso sexual e incluso nexos con el paramilitarismo son algunas de las actividades non sanctas en las que han incurrido algunos pastores que, abusando del nombre de Dios, han pasado de pastores a ovejas negras.
Casos como el del pastor del Ministerio Apostólico y Profético Salem, Álvaro Javier Gámez Torres, señalado por presuntamente abusar de varias de sus feligresas, o el del pastor de la Iglesia Pentecostés Movimiento Misionero Mundial, Wilson Enrique Gaitán González, acusado de liderar una banda criminal en Ginebra (Valle), han generado una controversia sobre la aparente falta de control de la que gozan estas iglesias que, literalmente, pululan.
Para tener una iglesia reconocida por el Ministerio del Interior basta con presentar un acta de constitución con los estatutos y un reglamento que no vaya en contra de la Constitución —en palabras castizas, que no promueve el satanismo u otras manifestaciones prohibidas por la ley—, una constancia de los lugares de culto y un listado de los feligreses adscritos a ella.
Luego, el Ministerio del Interior tiene dos meses para aceptar o rechazar la solicitud. En caso de que ésta sea rechazada, la iglesia tiene un mes para subsanar aquello que haya estado mal y, al final, si cumple con todos los requisitos, recibe la personería jurídica.
El Ministerio no puede hacer nada más. No puede inmiscuirse en los entresijos de la congregación debido a que si lo hace puede estar violando la libertad de cultos, establecida por la Constitución de 1991. “Ojalá se pudiera”, señala vehemente un funcionario consultado por este diario.
La viceministra del Interior, Natalia Gutiérrez, le dijo a este diario que el Gobierno está interesado en fortalecer la institucionalidad para controlar de mejor manera a estas iglesias y, a la vez, avanzar en la formalización de las mismas. El objetivo es crear una política pública que atienda las necesidades de este sector. Por ello, el Viceministerio se ha reunido con el Consejo Evangélico de Colombia.
En entrevista con El Espectador, el presidente de esta entidad, el pastor Édgar Castaño Díaz, propuso que el Ministerio del Interior controle que estas iglesias no sean dirigidas por pastores sin ningún estudio. “Las congregaciones tienen que tener niveles éticos y no pueden ser dirigidas por una persona que se leyó uno o dos versículos y ya”.
Fue vehemente en que los feligreses deben controlar a sus pastores y evitar que su fe sea manipulada. De la misma forma, sostuvo que lo sucedido con los Piraquive o lo ocurrido con el pastor Gámez son casos excepciones por los que los evangélicos no pueden ser satanizados. “Esas personas deben ser perseguidas, cuestionadas. Pero yo digo: los evangélicos somos una bendición para una nación”. La controversia sigue abierta.
Los Pastores de Costa Rica
Los Pastores de Costa Rica no es el nombre de una iglesia, sino de una banda de criminales que, de acuerdo con las autoridades, se hacían pasar por miembros de la Iglesia Pentecostés Movimiento Misionero Mundial para engañar a los pobladores de la vereda de Costa Rica, zona rural de Ginebra (Valle) y luego robarlos.
Según la Fiscalía, la banda era liderada por Wilson Enrique Gaitán González. Este hombre y otros tres miembros de la banda, identificados como Fabio Gil Caballero, alias el ‘Panadero’; Johan Armando Peña Devia, el ‘Trompón’, y Héctor Castañeda Rivera, ‘Bizco’, fueron detenidos el 10 de julio de 2012.
En un caso similar, el 16 de marzo de 2013, las autoridades capturaron a un presunto sicario de los Urabeños identificado como Fernel Albeiro Molina Humánez, alias el ‘Pitufo’, quien, de acuerdo con las autoridades, se hacía pasar por pastor de una iglesia cristiana en Montería para evadir a la justicia.
De pastores a lobos
En varias ocasiones las iglesias evangélicas se han visto salpicadas por supuestos abusos sexuales perpetrados por sus pastores. De hecho, muchos de ellos se encuentran presos. Es el caso del pastor Álvaro Gámez, señalado de engañar a varias feligresas de su iglesia —el Ministerio Apostólico y Profético Salem— para luego accederlas carnalmente. De acuerdo con sus presuntas víctimas, Gámez convencía a estas mujeres de que tener relaciones sexuales con él era una forma de agradar a Dios. “En medio de versículos bíblicos, interpretados a su acomodo, les hacía creer que lo hecho estaba aprobado por Dios”. Por estos mismos hechos se encuentra presa Tatiana Tulcán, la mujer que, al parecer, convencía a las feligresas de que se acostaran con el pastor.
Otro, Luis Alfredo Torres Contreras, de la Iglesia Centro Familiar Cristiano Palabra Viva, se encuentra en juicio por una denuncia similar. De acuerdo con las autoridades, “nueve mujeres con edades de entre los 8 y 32 años de edad habrían sido persuadidas y manipuladas indebidamente por Torres Contreras, quien ofreció hacerles una supuesta ‘liberación’ de sus males a punta de tocamientos. Tiempo después una de sus víctimas se habría suicidado en la vereda Planas, zona rural de Puerto Gaitán (Meta)”.
El pastor Torres Contreras fue capturado en Villavicencio el 21 de junio de 2012. Actualmente permanece recluido en un centro penitenciario de esa ciudad a la espera de que se defina su futuro.
De diezmos y pirámides
Muchos ven las iglesias evangélicas como un negocio. Y con razón. Casi todas reciben millonarias contribuciones por parte de sus feligreses y una gran cantidad no tienen que pagar impuestos por decisión de los Concejos de sus respectivas ciudades. Esta semana, el director de la DIAN, Juan Ricardo Ortega, le dijo a Colprensa que estas iglesias mueven anualmente hasta $1 billón. El caso de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional es ilustrativo. De acuerdo con Óscar Jair Bedoya, otrora miembro de esta congregación, ésta es un “bolsillo” para la familia Piraquive que es la que la dirige. Bedoya ha asegurado que las contribuciones hechas por los feligreses de esta comunidad les han permitido a los Piraquive comprar propiedades en Estados Unidos, avaluadas en US$13 millones. Las autoridades investigan sus denuncias.
El pasado 2 de diciembre de 2013 una pastora, Luz Dary Naspirán, fue enviada a la cárcel por supuestamente haber incurrido en el delito de concierto para delinquir. Según las autoridades, realizaba cultos en plazas públicas y privadas de Sucre para ganarse la confianza de las personas y luego convencerlas de invertir en una pirámide.
“El ente acusador estableció que, hasta 2012, la pirámide se había apropiado de cerca de $25 mil millones, dejando más de 4 mil víctimas en Santander, Norte de Santander, Córdoba y Sucre”. Por estos hechos ya han sido procesadas 17 personas, entre ellas el ‘cerebro’ de toda esta tramoya, María Elvia Rodelo Zambrano, quien ya se allanó a cargos.