
La Corte Constitucional revisó el caso de un hombre que no podía comunicarse por su enfermedad, pero que, en el pasado, le había expresado a su familia su voluntad.
Foto: Jonathan Bejarano
Raul*, un hombre de 50 años, con esposa e hijos, murió en silencio absoluto y postrado en una cama en Ibagué (Tolima), esperando que un comité médico, que sabía que tenía una “enfermedad con efectos irreversibles”, aprobara su eutanasia. Durante su vida, y al inicio de su enfermedad, siempre fue claro en una cosa: no quería llegar a depender de nadie y, si así ocurría, prefería morir con dignidad. Aunque sus médicos no hicieron lo suficiente para cumplir su voluntad, la Corte Constitucional tomó su caso y, con él, trazó una ruta para los...

Por Jhordan C. Rodríguez
Periodista y creador de contenido con más de cuatro años de experiencia cubriendo fuentes de poder político y judicial.@JhordanR11jrodriguez@elespectador.com
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