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El Ejército y la Policía han tenido que enfrentarse miles de veces a situaciones de orden público alterado. / Archivo El Espectador
Foto: TECH SGT JERRY MORRISON
Ya parece un libreto: se convoca a una protesta, se torna masiva, el Estado muestra los dientes, las organizaciones sociales denuncian abusos de la Fuerza Pública y, en respuesta, los diferentes gobiernos defienden la presencia de uniformados para prevenir actos vandálicos. La muerte de Dilan Cruz, en circunstancias que todavía se deben esclarecer, se suma a una larga lista de acciones documentadas por la justicia en las que, en el marco de manifestaciones, se han cometido graves violaciones a derechos humanos atribuibles a Ejército y Policía, tanto por exceso como por negarse a hacer uso de la fuerza.
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