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El expresidente Álvaro Uribe Vélez presentó varios cuestionamientos a la ley de tierras, al considerar que con su realización se afecta la relación entre los empresarios y los campesinos, a los ojos de la opinión pública.
En la misiva enviada al exministro del Interior Fernando Londoño Hoyos, el exmandatario señala que el Gobierno de Juan Manuel Santos está usando dicha ley como parte de su “proselitismo” político.
Para Uribe Vélez, en las estipulaciones de la ley de tierras, se afecta la imagen y el trabajo de los empresario y grandes agricultores que han “invertido y trabajado” en el campo colombiano.
"Me parece que la nueva legislación, y el proselitismo político que la acompaña, están creando el riesgo de generar nuevos odios contra los empresarios del campo, que ya se venían superando, y que como en los años 60 hicieron tanto daño", precisa en uno de los apartes de la carta.
El exmandatario manifestó además en la carta que existe mucho desconocimiento frente a los alcances y consecuencias a corto, mediano y largo plazo de dicha ley, aclarando la importancia que tiene “regresarle” la tierra a las personas que fueron despojadas por la violencia.
"No es bueno para el país que sectores del capital no vinculados al campo, en compañía de alguna tendencia de pose de izquierda, desorienten a la comunidad nacional e internacional", aclara.
Carta completa
Doctor Fernando Londoño Hoyos
Ex ministro de Estado
Apreciado Ministro: en medio de este dolor por lo del dr. Luis Carlos Restrepo se me ocurre que ud debería escribirle a Carlos Fuentes para sacarlo del error, al que lo han inducido, al decirle que ya la Farc no tiene influencia en el campesinado por la ley de tierras del actual Gobierno.
Primero, la Farc no ha tenido influencia en el campesinado, menos en los últimos años, además, ha sido un verdugo de los campesinos, segundo, con sus reformas a la ley de extinción de dominio, la ley de justicia, paz y reparación, y nuestra política frontal contra el narcotráfico, se frenó al narcotráfico de adquirir propiedad especialmente rural y se dotó al ordenamiento jurídico de instrumentos para recuperar la tierra mal habida de cualquier origen y regresarla al Estado o a legítimos propietarios despojados.
Me parece que la nueva legislación, y el proselitismo político que la acompaña, están creando el riesgo de generar nuevos odios contra los empresarios del campo, que ya se venían superando, y que como en los años 60 hicieron tanto daño. Grave generar odios y pánicos a las personas que producen en el campo cuando además está el reto para el planeta, de acuerdo con la FAO, de aumentar la oferta alimentaria en un 50% para el año 2030 a pesar de la prevista disminución de la productividad por efecto del calentamiento global.
Está bien regresarle la tierra a quien fue despojado pero hace daño la agitación que puede conducir a los nuevos odios. No es bueno para el país que sectores del capital no vinculados al campo, en compañía de alguna tendencia de pose de izquierda, desorienten a la comunidad nacional e internacional.
Reciba mi más atento saludo,
Álvaro Uribe Vélez