La dimisión del exembajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA) no sólo es la pérdida de un enlace con sectores cristianos y conservadores para la candidatura uribista. Fue Hoyos quien, hace 25 años, convenció a Zuluaga de incursionar en política y quien lo llevó de la mano hasta convertirlo en un serio aspirante a ocupar la Casa de Nariño.
El descubrimiento de una oficina de espionaje que, aparentemente, tenía ‘chuzado’ al presidente Juan Manuel Santos y a los involucrados en el proceso de paz con las Farc, trajo graves repercusiones para la candidatura de Zuluaga. Primero, porque las autoridades descubrieron que Andrés Sepúlveda, el hacker que manejaba esa oficina, prestaba sus servicios informáticos a esa campaña. Luego, porque Noticias RCN reveló que Sepúlveda fue a sus estudios, acompañado de Hoyos, para denunciar un supuesto plan de las Farc para respaldar al presidente Santos en las elecciones que se avecinan.
Las revelaciones suscitaron la renuncia de Hoyos, quien hasta el pasado martes se desempeñó como director espiritual de la campaña uribista. “No quiero que se aprovechen de este hecho, y por ello me retiro de mi cargo. Pero seguiré trabajando desde la calle. Si fue un error ir a decirle a un director de un medio de comunicación que alguien quiere presentar una denuncia tan grave, ese error no puede afectar a Óscar Iván Zuluaga”, declaró Hoyos en una rueda de prensa. Zuluaga, por su parte, calificó la dimisión como un acto de honestidad.
La respuesta del candidato no pudo ser menos que emotiva. En 1988, Luis Alfonso Hoyos lo convenció de formar parte de su lista al Concejo de Pensilvania, Caldas, por el movimiento Convergencia Cívica Nacional y de allí en adelante lo respaldó en cada uno de sus ascensos en el mundo político. Hoyos llevó al hoy candidato presidencial a ocupar la alcaldía del mismo municipio mientras él era representante a la Cámara y unos años más tarde, en 1994, lo llevó como segundo renglón en su aspiración al Senado.
Más adelante, en 2001, después de haber trabajado con Enrique Peñalosa en la Alcaldía de Bogotá y de perder la gobernación de Caldas contra el candidato de los barones electorales Omar Yepes y Víctor Renán Barco -Luis Alfonso Arias-, Hoyos fue inhabilitado para cargos de elección por el Consejo de Estado. La razón: autorizó que una funcionaria de su Unidad de Trabajo Legislativo siguiera devengando mientras vivía en el exterior sin la autorización de la Junta de Personal del Senado.
Como no pudo aspirar al Senado en 2002, Hoyos encontró en Zuluaga a su principal aliado para participar en las legislativas. Muchos dicen que Hoyos fue el cerebro de los dos movimientos que le garantizaron a Zuluaga la confianza plena del expresidente Álvaro Uribe. El hoy candidato presidencial del Centro Democrático se batió para conseguir la coalición de movimientos que le dio forma, en 2006, al Partido de la U y para gestionar la aprobación de la reelección presidencial. Mientras tanto, Hoyos fungía como director de Acción Social.
Quienes critican su paso por esa oficina dicen que, a través del asistencialismo a los más pobres que suponen programas como Familias en Acción, Hoyos logró cooptar la votación de sectores populares sin la intermediación de barones electorales locales. Una fórmula política que le habría permitido al gobierno de Uribe tener un poder de negociación mayor con los políticos regionales. Con la reelección de Uribe, Hoyos se mantuvo en Acción Social, mientras Zuluaga, gracias a los favores hechos al expresidente desde el Senado, entraba a ser ministro consejero y, luego, de Hacienda.
En 2009, Uribe nombró a Hoyos embajador en la OEA, donde fue protagonista de uno de los episodios más álgidos de la relación colombo-venezolana al develar supuestos campamentos de las Farc en el país vecino. En ese cargo se mantuvo, incluso, con Santos elegido presidente, hasta que éste lo convocó para dirigir el Sena. Mientras tanto, Zuluaga estaba indeciso frente al ofrecimiento para ocupar el Ministerio del Interior. Meses después, ya en 2013, ambos, Hoyos y Zuluaga, partieron cobijas con Santos y se encargaron de convocar al uribismo alrededor del Centro Democrático, el mismo partido que se quedó sin director espiritual.