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Las propiedades fueron incautadas en desarrollo de la ‘Operación República 79’, adelantada por la Fiscalía en alianza con la Policía y la DEA, tras tres años de investigación.
Entre los bienes incautados están 46 locales comerciales, ubicados en el centro comercial Llanocentro, en Villavicencio (Meta). Las autoridades ocuparon, además, el Grand Hotel, que se encontraba en manos de familiares y testaferros de los hermanos Báez, y otros negocios en esa ciudad.
Este fue un largo proceso debido a la serie de maniobras usadas por el clan para escapar del cerco de las autoridades. El vicefiscal Perdomo alertó que muchos de los locales incautados por las autoridades “estaban administrados por fiducias, lo que hace que se vaya perdiendo el rastro porque no hay una persona directamente que tenga en su cabeza la propiedad, sino que con el contrato es administrado por terceros perdiendo el rastro de estos bienes”.
Los Báez, conocidos como los ‘reyes’ del Sanandresito de San José, por los varios negocios que tenían en este sector comercial del centro de la capital de la República, fueron capturados en Bogotá, en marzo de 2011, junto al también narcotraficante José Fernando Lopesierra, alias Joche, hermano del extraditado capo Samuel Santander Lopesierra, mejor conocido como El Hombre Marlboro.
Los narcotraficantes fueron extraditados a Estados Unidos a los pocos meses. En ese país fueron procesados por una corte federal de Tampa (Florida), que los requería por el delito de narcotráfico. De acuerdo con las autoridades, desde 2000 los hermanos Báez habían construido una sofisticada estructura criminal, dedicada al tráfico de estupefacientes a Estados Unidos. Sus socios eran el exjefe paramilitar Éder Pedraza Peña, alias Ramón Mojana, y Arnulfo Sánchez González, alias Pablo, excomandante de la banda criminal conocida como Alta Guajira.
Precisamente era por La Guajira por donde salía la droga del clan Báez, organización que se sostuvo al frente del negocio del narcotráfico pese a la captura y extradición a Estados Unidos de Ramón Mojana, en 2009, y a la detención de Pablo, en 2010. Para lavar los dineros que sacaban del narcotráfico y fungir como honrados comerciantes, los hermanos adquirieron varias propiedades en el Sanandresito de San José y se ganaron su famoso apodo. De ser ‘reyes’ pasaron a estar presos en Estados Unidos y con un reino que se desmorona.