Las relaciones entre el régimen del presidente Nicolás Maduro en Venezuela y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) irían mucho más allá de las diplomáticas. Mientras el país bolivariano se dispone como sede de un nuevo ciclo de conversaciones entre el Estado colombiano y el grupo criminal, la oenegé especializada en crimen organizado InsightCrime revela, a través de un informe, que Maduro ha estrechado lazos tanto militares como políticos con el ELN.
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La investigación se denomina “El ascenso del Estado criminal híbrido en Venezuela” y establece una a una las relaciones del alto gobierno venezolano con grupos al margen de la ley, tales como el Tren de Aragua y las guerrillas de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) y el ELN colombiano. A través de fuentes en el alto gobierno, exmilitares y funcionarios públicos de regiones fronterizas, InsightCrime determinó que la guerrilla nacional se ha articulado con fuerzas de seguridad venezolanas, incluso llevando operativos conjuntos lado a lado.
“Cuando creció la oposición al nuevo gobierno (de Maduro), los colectivos se transformaron en grupos de choque chavistas desplegados para reprimir con violencia las protestas populares masivas que se extendían por todo el país. Las amenazas al régimen de Maduro también alteraron su relación con los grupos guerrilleros. La insurgencia de Colombia evolucionó para convertirse en grupos paramilitares a favor del Estado venezolano y se autoproclamaron defensores de la Revolución Bolivariana”, señala el documento.
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Las evidencias están, por ejemplo, en el municipio Seboruco del Táchira, que colinda con Norte de Santander. Para las elecciones locales y regionales de 2021 hay registro de que el ELN llegaba a los centros de votación y “no dejaban pasar a nadie que dijera que no iba a votar por los candidatos del gobierno”, como lo señaló un funcionario local de la región. Otra fuente, cuyo nombre fue protegido, señaló que en el mismo municipio “retiraron a los testigos electorales y encerraron a los trabajadores de los puestos durante la votación”.
Tal sería la corrupción del “Estado híbrido de Maduro” que, incluso, narcotraficantes financian obras públicas; colectivos criminales administran servicios públicos y coordinan traslados de presos; y bandas crean fundaciones de beneficencia que reciben financiación estatal. Maduro, según InsightCrime, ha aprovechado el terreno que el ELN ya tenía ganado con el expresidente Hugo Chávez, quien, durante su elección y reelección, consideró a esta guerrilla un aliado clave (también las FARC) en caso de una intervención o invasión por parte de Colombia o Estados Unidos.
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Las relaciones entre Maduro y el ELN han evolucionado tanto que, incluso, han trabajado en conjunto para sacar del territorio fronterizo de Apure a las disidencias de las FARC. InsightCrime cuenta con registros de que, en 2021, el Frente 10 de estas disidencias rompió un acuerdo tácito que mantenía con el Ejército Bolivariano y sus aliados. Entonces, el ELN, en conjunto con las fuerzas de seguridad venezolanas, crearon toda una campaña militar para expulsarlos. Los guerrilleros llegaron a tomarse el año pasado el sector de La Gabarra, en el municipio de Paéz (Apure), con el objetivo de perseguir a las disidencias.
Esa acción guerrillera por parte del ELN desestabilizó la región, dado que ese sector de Apure ha sido controlado de facto por la guerrilla del FBL desde 2008. “Más de 50 hombres armados tienen tomado el pueblo de La Gabarra, al más puro estilo de un ejército de ocupación extranjera, desconociendo al Estado Bolivariano, al poder popular y trayendo zozobra y terror en la población”, reclamaron, en su momento, los voceros del brazo político del FBL en un comunicado. Fue toda una novedad, puesto que el Gobierno, que históricamente respaldó al FBL, no intercedió. Y aún más particular, Maduró culpó al FBL de apoyar al Frente 10 de las disidencias de las Farc.
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La nueva dinámica en la región, según establece la oengé, es la de un FBL acorralado. De hecho, la Dirección General de Contrainteligencia Militar capturó en junio de 2022 a ocho integrantes del brazo político del FBL, en la localidad Guasdualito, en el estado Apure. La presión del ELN y del Gobierno Boliviariano ha hecho que, incluso, el brazo político haya sustituido su nombre de “Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ)” a “Movimiento Ciudadano Vamos”. Y el paradero de los combatientes del FBL tampoco es claro.
“Durante su última visita a Apure a comienzos de 2023, InSight Crime pudo hablar con varios residentes, quienes aseguraron que la única fuerza armada ilegal que quedó en el territorio después de la batalla de Apure fue el ELN. A medida que esta guerrilla fue exhibiendo su disciplina y capacidad militar en su expansión por suelo venezolano, demostró su potencial como un actor armado híbrido que le garantizará al régimen la gobernanza en territorios estratégicos, poblaciones y economías ilícitas”, se lee en el informe.
InsightCrime considera, al menos, “peligroso” que el gobierno de Nicolás Maduro haya depositado su confianza en un grupo superior militarmente y que no depende del Estado de Venezuela para subsistir. Según el análisis de la oenegé, no le sería fácil a Maduro deshacerse o enemistarse con una guerrilla de carácter binacional, dado que ambas situaciones pueden desembocar en un nuevo conflicto armado que afecte toda la frontera y hasta ponga en entredicho las capacidades de las fuerzas armadas venezolanas. Entretanto, el cuarto ciclo de conversaciones entre el ELN y el Estado colombiano inicia el próximo 14 de agosto.
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