Jineth Bedoya cuestiona al general (r) Leonardo Gallego por los crímenes de los que fue víctima

La periodista aseguró que el exoficial ha sido mencionado seis veces por distintos implicados y reclamó por tener que comparecer en un estrado judicial frente a sus victimarios.

Redacción Judicial
02 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.
El procurador Fernando Carrillo acompañó a la periodista Jineth Bedoya a la diligencia judicial.  / Cristian Garavito
El procurador Fernando Carrillo acompañó a la periodista Jineth Bedoya a la diligencia judicial. / Cristian Garavito
Foto: Cristian Garavito / El Espectador

En medio de sus reclamos por la imposición que le hizo la justicia de comparecer ante sus victimarios y volver a relatar los hechos de los que fue víctima, la periodista Jineth Bedoya señaló al general (r) de la Policía Leonardo Gallego como posible autor intelectual de su secuestro, ocurrido el 25 de mayo de 2000. La comunicadora insistió en que, a lo largo de los años, el exoficial ha sido mencionado al menos seis veces por varios exparamilitares y por eso la justicia debe determinar si tiene que ver con las agresiones en su contra. (Secuestro de Jineth Bedoya, delito de lesa humanidad)

Las explosivas declaraciones de la periodista, tanto ante un juez especializado como ante los periodistas, se produjeron en el marco de la iniciación de la audiencia pública de juzgamiento de dos acusados: Alejandro Cárdenas Orozco, alias J.J., y Emiro Pereira Rivera, alias Huevoepisca. El primero ya está condenado por secuestro y tortura y ahora es procesado por el delito de violación. El segundo de los sindicados, muy cercano a la casa Castaño, se negó a comparecer en la audiencia pública que se inició en Bogotá. (La mano oculta del bloque Capital)

Bedoya recordó que en agosto de 2011 se realizó una audiencia de Justicia y Paz en la que alias J.J. admitió que los hechos de violencia en su contra obedecieron a un favor que los jefes paramilitares Ángel Gaitán Mahecha y Miguel Arroyave le hicieron al entonces director de la Dijín, Leonardo Gallego, y al zar de las esmeraldas, Víctor Carranza. El ataque a la entonces periodista de El Espectador obedeció a los trabajos periodísticos que adelantaba sobre tráfico de armas y red de corrupción en la cárcel Modelo de Bogotá. 

Aunque por los delitos de secuestro, tortura y violación está condenado a 28 años de prisión el exparamilitar Mario Jaimes Mejía, alias el Panadero, la justicia apenas inicia juicio contra Cárdenas Orozco y Pereira Rivera. Ayer, al comienzo del procedimiento judicial, el juez de la causa determinó que la audiencia se hiciera a puerta cerrada. Sin embargo, al término de la diligencia, Jineth Bedoya manifestó a sus colegas que tuvo que ver cara a cara a uno de los hombres que la agredieron y que las víctimas de violencia sexual no deben ser confrontadas con sus victimarios.

El procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, acompañó a la periodista a la audiencia y recalcó que resulta inadmisible que tenga que rendir una vez más declaración sobre lo que sucedió. Carrillo recalcó que este caso es emblemático y que puede constituir el punto de partida de un cambio drástico en el tratamiento judicial que se les da a las investigaciones por esta clase de delitos. De igual modo, a la diligencia judicial asistieron delegados de la Naciones Unidas, la Personería de Bogotá y organizaciones privadas.

Como es de conocimiento público, el 25 de mayo de 2000, cuando hacía trámites para ingresar a la cárcel Modelo, donde iba a sostener un encuentro periodístico con jefes del paramilitarismo para aclarar veladas amenazas contra varios periodistas de este diario, la periodista Jineth Bedoya fue secuestrada, torturada y sometida a ultraje sexual. Durante una década, el caso quedó en total impunidad, a pesar de la insistencia de la hoy editora del periódico El Tiempo para que se aclarara la autoría material e intelectual de los hechos.

En 2010, la Agencia de Cooperación Británica Oxfam decidió apoyar los persistentes reclamos de justicia de Bedoya, y meses después, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) llevó el caso ante la justicia colombiana y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En esa nueva dinámica, cuando Viviane Morales asumió como fiscal, decidió darle prioridad. Primero ante Justicia y Paz y luego a través de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía.

En Justicia y Paz se produjo en agosto de 2011 la súbita confesión de Alejando Cárdenas, alias J.J., aunque tiempo después se retractó de lo dicho y señaló que lo había hecho por ofrecimiento de dinero de personas influyentes en la cárcel Modelo. A pesar de que la Fiscalía tuvo dudas respecto a lo sucedido, al final Cárdenas fue sentenciado por los hechos. Ya en Derechos Humanos, la investigación se concentró en Mario Jaimes, alias Panadero, y Emiro Pereira Rivera, comprometido en otros hechos de violencia.

El Panadero, hoy expulsado de Justicia y Paz y procesado por falso testimonio en otro proceso, después de varias acciones dilatorias para eludir su responsabilidad, finalmente se acogió a sentencia anticipada y aceptó los tres delitos que le imputaron. Por esta razón está condenado a 28 años de prisión. Hoy debe comparecer en la audiencia pública para que ratifique su aceptación de cargos y le revele a la justicia los detalles del ataque contra la periodista, además de diversos delitos perpetrados en el interior de la Modelo. (El “Panadero” pidió perdón por secuestro, tortura y abuso a Jineth Bedoya)

En aquella época, entre 1998 y 2002, la cárcel Modelo de Bogotá se convirtió en un campo de batalla de la lucha a muerte entre los presos del paramilitarismo y de la insurgencia. Particularmente, en el patio donde estaban recluidos los paramilitares, coincidieron Ángel Gaitán Mahecha, del círculo de Víctor Carranza, y Miguel Arroyave, hombre clave de la casa Castaño y después jefe del bloque Centauros de las autodefensas en los Llanos Orientales. En la misma época se dieron múltiples acciones del bloque Capital, que pasaron por el mismo patio.

La mayoría de las acciones violentas —incluyendo secuestros, desapariciones, asesinatos y tráfico de armas— que se perpetraron en la cárcel Modelo en la época señalada se encuentran hoy en total impunidad. Uno de esos hechos fue el secuestro, tortura y ultraje sexual de la periodista Jineth Bedoya, quien lleva 17 años reclamando justicia y ahora lidera la campaña internacional “No es hora de callar”, para que las víctimas de violencia sexual sigan el mismo camino de denunciar a sus agresores y reclamar al Estado por una pronta justicia.

Por Redacción Judicial

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