El panorama político en el Valle promete convulsionarse. Justo cuando falta menos de una semana para que los habitantes de ese departamento escojan nuevo gobernador en elecciones atípicas, un juez de Cali ordenó la libertad del excongresista de Buenaventura Juan Carlos Martínez Sinesterra, quien se encontraba en detención domiciliaria con brazalete electrónico.
Martínez había sido condenado por la Corte Suprema de Justicia, que lo encontró responsable de haberse aliado con el bloque Calima para hacer un pacto de beneficios mutuos: Martínez aseguraba su elección y los paramilitares tendrían un aliado en el Congreso de la República para el periodo 2002 – 2006, a donde llegó desde la Asamblea del Valle con 58.723 votos.
El juez quinto de ejecución de penas de Cali, notificó el Inpec, consideró que Martínez ya había cumplido su pena: siete años y medio de prisión y una multa de 6.500 salarios mínimos legales mensuales (unos $3.800 millones), determinada por la Corte Suprema de Justicia el 8 de junio de 2011. En realidad, por beneficios penales, estuvo encerrado cerca de tres años.
Martínez Sinesterra había sido detenido en abril de 2009, y en marzo pasado le concedieron la prisión domiciliaria. Sin embargo, ser un sujeto bajo arresto no lo eximió de acusaciones y señalamientos relacionados con su posible intromisión en la política vallecaucana. La polémica empezó el año pasado, cuando se conoció que había logrado que su juez de ejecución de penas, ubicado entonces en Barranquilla, le otorgara libertad condicional por 72 horas cada dos meses.
En ese entonces, el exsenador negó que estuviera involucrado en algún tipo de proselitismo político. Pero en el Valle, varios sectores lo acusaban de estar moviendo de nuevo sus maquinarias para posicionar a sus candidatos, teniendo en cuenta sobre todo que es el ‘discípulo’ de Carlos Herney Abadía, un cacique político de esa región condenado por enriquecimiento ilícito en medio del escandaloso proceso 8.000.
“La oligarquía vallecaucana está enfrentada conmigo y el interés de ellos es desdibujarme”, dijo Martínez la primera vez que llegó a Cali con permiso de un juez, la primera semana de octubre de 2011. Aseguraba que su proselitismo era invento de los medios y de los políticos. No obstante, la polémica sólo se atizó más cuando llegaron las elecciones regionales de ese año y el candidato del Partido de Integración Nacional (PIN), Héctor Fabio Useche, resultó ganador.
Martínez repetía que él no estaba haciendo política. Pero sus detractares le recordaron que el PIN no era otra cosa que el cambio de nombre de Convergencia Ciudadana, la colectividad con que había sido elegido senador en 2006. Lo acusaron a él y a los Abadía de ser la sombra de un panorama electoral en el que seguían los mismos en las mismas.
Hace unos años, Martínez en su defensa manifestaba: “Me he convertido en alguien incómodo para los intereses de quienes tradicionalmente han manejado la política en el Valle y en el Cauca. Por eso me atacan y buscan desprestigiarme, pero no me voy a amilanar”. Hoy, con una condena a cuestas, es más difícil para él asegurar que se trata sólo de una campaña de desprestigio en su contra.
Siendo de nuevo un hombre libre, será inevitable que quienes lo apoyan y quienes lo rechazan empiecen a hacer cálculos. ¿Logrará influir en las elecciones regionales? ¿Ayudará a que Francined Cano, candidato del PIN en coalición con el Movimiento de Inclusión y Oportunidades (MIO), se posesione como el nuevo mandatario del Valle?
El próximo domingo 1° de julio, la Registraduría dará a conocer quién es el nuevo gobernador de ese departamento, luego de convocar a elecciones atípicas porque el gobernador elegido en octubre de 2011, Héctor Fabio Useche, fue retirado del cargo tras ser hallado fiscalmente culpable de un detrimento del patrimonio de la región. No se sabe, sin embargo, qué tanto pesará esta recién cobrada libertad de Juan Carlos Martínez Sinesterra.