La declaración de Francisco Villalba por el crimen de Jaime Garzón

Ante sus hombres de confianza el máximo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño Gil revelaba el odio que sentía por el periodista Jaime Garzón Forero. Cuando aparecía en televisión un grito del jefe paramilitar invadía la sala: “guerrillero” “secuestrador” “betún”, eran algunos de los calificativos que hacía.

El odio de Castaño Gil, según varios testimonios, se debía a que lo consideraba una persona cercana a la guerrilla del ELN, además de buscar beneficio económico en la mediación para la liberación de secuestrados. Por estos hechos lo calificaba como un “objetivo militar”, puesto que para el jefe de las AUC todas las personas aliadas con la guerrilla eran sus enemigos naturales.

En noviembre de 1997, en la finca ‘La Marranera’ (zona rural de Yumbo, Valle del Cauca), se adelantó una reunión en la cual se habló de Garzón Forero, así como del abogado Eduardo Umaña Mendoza y el líder y defensor de los derechos humanos Jesús María Valle. Los tres tenían algo en común: estaban denunciando la participación de miembros de la Fuerza Pública en la masacre de El Aro registrada en octubre de 1997.

Dichas denuncias habían generado molestia tanto en Carlos Castaño y altos mandos del Ejército. El jefe paramilitar Francisco Villaba, alias ‘Cristian Barreto’ le entregó a las autoridades un relato sobre dicho encuentro, sus protagonistas y los temas que se trataron en el mismo. (Audio: La declaración de Villalba).

“Estaban Carlos Castaño Gil, Salvatore Mancuso, ‘Monoleche’, ‘Junior’ mi persona, el general Ospina, el mayor Parra, el patrullero Acuña, estaba José Serrano, Álvaro Uribe, Santiago Uribe, en una reunión en La Marranera”, precisó el testigo cuyo testimonio fue trasladado al proceso que se adelanta contra el exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez.

Según el relato, Castaño Gil manifestó la necesidad de atentar contra estas personas, para esto hizo una lista en la cual los calificaba como “objetivos militares”. Esto por la presión que estaban ejerciendo para que se investigaran a todas las personas que tuvieron participación y conocimiento en la masacre de El Aro.

"El que más dio bomba, en el argot criminal, significa una relación con la bomba de inyección de los automóviles, mientras más oprima el acelerador más gasolina va al motor y lo enciende o va a mayor velocidad (…) El que más dio bomba para asesinar a estas personas fueron los hermanos Uribe, Carlos Castaño y el general Ospina”, precisa uno de los apartes de esta declaración.

Aseguró Villalba, quien fue asesinado en abril de 2009, que la “última palabra” para acabar con la vida de estas personas la dio Carlos Castaño Gil. Jaime Garzón fue asesinado en la mañana del 13 de agosto de 1999 en el occidente de Bogotá después de ser baleado por un sicario de la banda delincuencial de La Terraza.

Jesús María Valle fue asesinado el 27 de febrero de 1998 en Medellín por sicarios de la banda La Terraza. Mientras que el abogado Eduardo Umaña Mendoza fue ultimado en su oficina en el centro de Bogotá por dos hombres y una mujer, pertenecientes a la misma banda delincuencial de Medellín, que se hicieron pasar como periodistas.

Ante sus hombres de confianza el máximo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño Gil revelaba el odio que sentía por el periodista Jaime Garzón Forero. Cuando aparecía en televisión un grito del jefe paramilitar invadía la sala: “guerrillero” “secuestrador” “betún”, eran algunos de los calificativos que hacía.

El odio de Castaño Gil, según varios testimonios, se debía a que lo consideraba una persona cercana a la guerrilla del ELN, además de buscar beneficio económico en la mediación para la liberación de secuestrados. Por estos hechos lo calificaba como un “objetivo militar”, puesto que para el jefe de las AUC todas las personas aliadas con la guerrilla eran sus enemigos naturales.

En noviembre de 1997, en la finca ‘La Marranera’ (zona rural de Yumbo, Valle del Cauca), se adelantó una reunión en la cual se habló de Garzón Forero, así como del abogado Eduardo Umaña Mendoza y el líder y defensor de los derechos humanos Jesús María Valle. Los tres tenían algo en común: estaban denunciando la participación de miembros de la Fuerza Pública en la masacre de El Aro registrada en octubre de 1997.

Dichas denuncias habían generado molestia tanto en Carlos Castaño y altos mandos del Ejército. El jefe paramilitar Francisco Villaba, alias ‘Cristian Barreto’ le entregó a las autoridades un relato sobre dicho encuentro, sus protagonistas y los temas que se trataron en el mismo. (Audio: La declaración de Villalba).

“Estaban Carlos Castaño Gil, Salvatore Mancuso, ‘Monoleche’, ‘Junior’ mi persona, el general Ospina, el mayor Parra, el patrullero Acuña, estaba José Serrano, Álvaro Uribe, Santiago Uribe, en una reunión en La Marranera”, precisó el testigo cuyo testimonio fue trasladado al proceso que se adelanta contra el exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez.

Según el relato, Castaño Gil manifestó la necesidad de atentar contra estas personas, para esto hizo una lista en la cual los calificaba como “objetivos militares”. Esto por la presión que estaban ejerciendo para que se investigaran a todas las personas que tuvieron participación y conocimiento en la masacre de El Aro.

"El que más dio bomba, en el argot criminal, significa una relación con la bomba de inyección de los automóviles, mientras más oprima el acelerador más gasolina va al motor y lo enciende o va a mayor velocidad (…) El que más dio bomba para asesinar a estas personas fueron los hermanos Uribe, Carlos Castaño y el general Ospina”, precisa uno de los apartes de esta declaración.

Aseguró Villalba, quien fue asesinado en abril de 2009, que la “última palabra” para acabar con la vida de estas personas la dio Carlos Castaño Gil. Jaime Garzón fue asesinado en la mañana del 13 de agosto de 1999 en el occidente de Bogotá después de ser baleado por un sicario de la banda delincuencial de La Terraza.

Jesús María Valle fue asesinado el 27 de febrero de 1998 en Medellín por sicarios de la banda La Terraza. Mientras que el abogado Eduardo Umaña Mendoza fue ultimado en su oficina en el centro de Bogotá por dos hombres y una mujer, pertenecientes a la misma banda delincuencial de Medellín, que se hicieron pasar como periodistas.