La historia de Mario Halley, ficha del cartel de Cali en Europa que acaban de arrestar
Se trata de un ciudadano holandés pero de origen colombiano que desde los años noventa era uno de los enlaces de los hermanos Rodríguez Orejuela. Las autoridades españolas lo arrestaron en Marbella el 8 de noviembre de 2020.
David Escobar Moreno
El 8 de noviembre de 2020, es decir, el fin de semana pasado, pasó desapercibida una noticia del El País de España que registró la captura de un histórico del cartel de Cali en Marbella por parte de la Policía de ese país. Sin embargo, en este y otros medios que replicaron la noticia no se señala puntualmente quién fue la supuesta ficha de los Rodríguez Orejuela que ahora está tras las rejas. Fuentes de la fuerza pública española le contaron a El Espectador que se trata de Mario Alfredo Halley, un ciudadano holandés de origen colombiano que desde los años noventa está metido en el negocio de la droga.
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El 8 de noviembre de 2020, es decir, el fin de semana pasado, pasó desapercibida una noticia del El País de España que registró la captura de un histórico del cartel de Cali en Marbella por parte de la Policía de ese país. Sin embargo, en este y otros medios que replicaron la noticia no se señala puntualmente quién fue la supuesta ficha de los Rodríguez Orejuela que ahora está tras las rejas. Fuentes de la fuerza pública española le contaron a El Espectador que se trata de Mario Alfredo Halley, un ciudadano holandés de origen colombiano que desde los años noventa está metido en el negocio de la droga.
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Como informó la prensa española, Halley fue investigado como pieza clave de una red de narcotráfico que desde 2018 blanqueó más de seis millones de euros a través de criptomonedas. Hasta un exclusivo sector de Marbella llegó la Policía española para capturar al veterano narcotraficante, quien estaba prófugo de la justicia y que ya no fungía como representante directo de mafiosos colombianos sino como el dueño de una empresa dedicada al mercado de las criptomonedas. De hecho, cuando se allanó su casa se encontraron varias cuentas que usaba para poner a circular a ese mercado digital.
“Durante los registros realizados en la operación, la Policía Nacional incautó de 85.000 euros en efectivo, tres relojes de lujo, una quincena de tarjetas de crédito, varios ordenadores portátiles y diversos teléfonos móviles que usaba en su labor ilícita. También le han embargado una cuenta bancaria y tres coches, uno de ellos de alta gama. De manera paralela, en su domicilio en Delft, en Países Bajos, los agentes intervinieron 170.000 dólares en criptomonedas, varias billeteras de este tipo de divisas, documentos y material informático”, registró El País el pasado fin de semana.
Halley no era una de las personas del cartel de Cali que más haya trascendido en medios y no se conoce públicamente su rostro. Su trabajo a la sombra era coordinar los envíos de droga que llegaban a la capital de los Países Bajos. Durante esos años del auge de los Rodríguez Orejuela (Con Pablo Escobar y sus socios acorralados o ya muertos), esta mafia del sur occidente colombiano logró tener conexiones en Europa que para ese momento el cartel de Medellín u otro grupo narcotraficante nunca había tenido. Halley cayó en el radar de las autoridades en 1992, cuando funcionarios ingleses de aduana incautaron una carga de casi una tonelada, el mayor cargamento decomisado en el Reino Unido hasta ese momento.
Lo que también han identificado las autoridades sobre Halley es que uno de sus grandes socios estuvo durante años precisamente en Inglaterra: Curtis Warren, un conocido gánster y narcotraficante de Liverpool y que también tenía conexiones en Dublín y Belfast. El perfil criminal de este inglés, que estuvo durante varios años bajo la lupa de la Interpol, hasta que fue capturado en 1996. Sin embargo, al poco tiempo fue absuelto por un tribunal de su país y emigró a Países Bajos donde, junto a Halley siguieron traficando drogas por el mar del Norte, entre Gran Bretaña y la península escandinava.
De esta red de narcotráfico asociada a Warren y a Halley hacía parte otro duro del narcotráfico inglés. Se trata de Brian Charrington, un presunto narcotraficante de Middlesbrough. Las autoridades europeas identificaron que este viajó durante los años noventa a Venezuela con el fin de luego hacer contactos con los carteles de la droga colombianos. Ese viaje lo emprendió en uno de sus yates, pues Charrington para esa época, septiembre de 1991, era un próspero comerciante de vehículos en el norte de Inglaterra. En ese viaje logró pactar un envío de cocaína que iba entrar en su barco a territorio inglés. El siguiente envío, en 1992, fue el que las autoridades detectaron y por el que él, Warren y Halley terminaron en el radar de las autoridades.
Charrington, conocido como el narco de Wikipedia (actualizada su perfil en esa página con su prontuario), en su momento se exculpó de cualquier delito relacionado al narcotráfico en su más reciente captura en España. Este hombre, que figuró entre los 10 criminales más buscados de Europa, fue capturado en 2018 y señaló que estaba lavando dinero para Mario Alfredo Halley, testimonio que puso de nuevo a esta antigua ficha del cartel de Cali a sonar. Durante años, las autoridades europeas relacionaron a Halley con Luis Armando Quiceno Botero, alias Lucho Palmira. Este fue capturado en diciembre de 1997 en la isla holandesa caribeña de Curazao y trasladado a La Haya, pues no tenía antecedentes penales en Colombia.
En 2005, el periódico The Guardian, contó que Warren había vuelto a prisión por la muerte de un compañero suyo en la cárcel de Hoorn en Amsterdam, y que a su vez cumplía una pena de dos tercios de una sentencia de 12 años por tráfico de drogas y porte ilegal de armas. En esa oportunidad, las autoridades volvieron a relacionar a Warren con Mario Alfredo Halley como uno de los testaferros del criminal inglés, conocido por ser uno de los más violentos en el norte de Europa. Como suele pasar con los narcotraficantes de alto perfil, cuando recuperan la libertad vuelven al negocio de la droga. Para ese momento las autoridades señalaron que continuó delinquiendo con el cartel del Norte del Valle.
Halley, según la más reciente pesquisa en su contra, se encontraba en La Mandarina, una exclusiva villa de seis dormitorios y cinco baños en Marbella. Allí vivía con su mujer y su hija y pagaba aproximadamente 6.000 euros al mes por todos los lujos: cancha de pádel (un deporte español popular entre las clases altas), gimnasio y piscina exterior. Desde el exterior, sin embargo, no era ostentoso, estaba en un Audi A6 de cinco años y no usaba ropa que llamara la atención.
Se trata, por tanto, de una operación que ataca directamente a una de las formas más habituales de blanqueamiento para los narcotraficantes del siglo XXI. Halley ofreció sus servicios a los narcos con la promesa de mover el dinero sin dejar rastro en la nube. Atrás quedaron las viejas prácticas como las cuentas corrientes a nombre de terceros o los movimientos en paraísos fiscales. El dinero se mueve a través de la red y se puede comprar y vender en cualquier parte del mundo, un negocio que parecía iba ser su salida para escabullirse de las autoridades.