La joven Clara Ximena Clavijo Vergara, durante su vida, usó dos métodos para entrar al Palacio de Justicia. Las primeras veces, todos a su alrededor creyeron que ingresaba como estudiante de psicología de la Universidad de Los Andes, miembro, además, de una familia de la élite colombiana. La última vez, sin embargo, irrumpió como guerrillera del M-19 y se tomó el edificio durante el 6 de noviembre de 1985. Clavijo Vergara, así como la mayoría de los militantes y decenas de magistrados, abogados, funcionarios y civiles, murió durante la excesiva retoma militar de las autoridades. Desde entonces no se sabía absolutamente nada sobre su paradero. Ahora, 38 años después, sus restos fueron identificados.
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El hallazgo fue presentado en un informe pericial de Medicina Legal, del Grupo de Patología Forense, con destino a Jorge Hernán Díaz, el exfiscal del caso Palacio y quien recientemente fue elegido magistrado de la Corte Suprema de Justicia. El documento, conocido por El Espectador, contiene un informe pericial de necropsia, uno de antropología, dos de genética y uno integrado de identificación, cuya conclusión es el reconocimiento de Ximena Marcela Clavijo Vergara. Con un dato adicional: fue citada como “víctima de los hechos del Palacio de Justicia”. Según la necropsia, las estructuras óseas identificadas estuvieron expuestas a altas temperaturas, por lo cual, hasta un nuevo descubrimiento, su causa de muerte parece haber sido el incendio que consumió el edificio.
La historia del hallazgo tiene su génesis en noviembre de 2014, cuando la Corte IDH condenó a Colombia por los brutales excesos de los militares que retomaron el Palacio, así como la negligencia de los forenses en la correcta identificación de las casi 100 víctimas, entre ellas, empleados de la cafetería y visitantes ocasionales. La Corte ordenó dar respuestas claras a los familiares de víctimas, sobre todo, de aquellas 11 personas que permanecen desaparecidas desde 1985. La respuesta del Estado, entonces, fue exhumar todos los cuerpos relacionados con los hechos. Desde los que ya se habían entregado a las familias, hasta los albergados en la fosa común del Cementerio del Sur de Bogotá. En 2017, el análisis sobre la magistrada Fanny González Franco, cuyo cuerpo descansaba en Jardines de Paz de Manizales, registró un dato novedoso: había despojos de otra persona en la misma bóveda.
Los hallazgos fueron separados y se procedió a la identificación. Para dar con Clavijo Vergara, la Fiscalía se basó, entre otras fuentes, en el informe de la Comisión de la Verdad del Palacio, que establece que en el baño del tercer piso había entre 10 y 12 guerrilleros, incluyendo tres mujeres. Además, en el escrito inédito que, en 2015, publicó en Las 2 Orillas la única rebelde sobreviviente: Clara Helena Enciso. Exiliada en México, habló de alias “Pilar”, una joven de la compañía Iván Marino Ospina del M-19, de nombre Ximena Marcela Clavijo. “Si bien no se enuncia como una figura sobresaliente en la toma del Palacio, se tiene por las pesquisas realizadas que fue una las mujeres que ingresó a la edificación”, agregó la Fiscalía en 2018, cuando en una resolución interna ordenó ubicar sus familiares.
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La verdad sobre la militancia de “Pilar” vive en la memoria de exguerrilleros que dejaron las armas y siguieron con sus vidas, manteniendo en clandestinidad su pasado. Este diario habló con uno de ellos, quien pide mantener oculto su nombre por seguridad y quien participó de actividades operativas de las Fuerzas Especiales del M-19. A Clavijo Vergara le vieron por primera vez en ese grupo de tareas delicadas a finales de 1984. “La recuerdo como una mujer bonita humanamente. Se marcaba la diferencia del estrato social. A ella no le importaba si éramos estrato 1 o 2, ella compartía con todos igual. Venía muy bien referenciada de otra estructura. La imagen que tengo de ella es de una mujer muy preparada y dispuesta a asumir lo que fuera”, señaló la fuente.
Aquel alias de “Pilar”, al parecer, fue un homenaje a María del Pilar Clavijo Vergara, hermana de la estudiante y guerrillera. Sus tareas eran de inteligencia y para ello contaba con el camuflaje más preciso para inmiscuirse en el mundo del jet-set, donde estaba la plata que el M-19 necesitaba para financiarse. La fuente consultada asegura que Clavijo Vergara cumplió con misiones en las que se le ordenaba ir a eventos de la alta alcurnia capitalina y fichar a sus objetivos, que luego terminaban “retenidos”, es decir, secuestrados. “Había secuestros fundamentalmente de extranjeros, porque ellos estaban asegurados. Y era más fácil negociar con la familia de ellos que con los de una persona industrial nacional, con dinero en el banco”, agrega la fuente.
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Clavijo Vergara dejó todo por la lucha guerrillera. En los ochenta, solía acudir a reuniones secretas, principalmente en la Avenida 68 con Primera de Mayo en Bogotá. Recibió entrenamiento militar y una capacitación en armas cortas. Hizo inteligencia al Palacio de Justicia días antes de la toma y, una vez fue escogida para irrumpir en el edificio, su trabajo fue comunicar el desarrollo de la toma, así como copar espacio y defender la guerrilla de la Fuerza Pública. Allí falleció y los detalles de su último día, por ahora, son un misterio. “Lo único que pudimos hacer fue realmente lamentar. Lo que se esperaba ahí era salir airosos, luego salir del país con parte de los rehenes, allá hacer la negociación, y que le pararan bolas a nuestra exigencia”, concluyó el entrevistado.
La Fiscalía, por otro lado, cuenta con un registro de 1985 en el Formato para Búsqueda de Personas Desaparecidas, en el que María del Carmen Clavijo Vergara, hermana de Ximena, reseñó haber participado de la búsqueda del cuerpo, pero no reconoció el cadáver. De hecho, dado el incendio y el desorden de las autoridades forenses en el manejo de los cuerpos, esa fue una búsqueda revictimizante y casi imposible de cumplir. Ximena Clavijo Vergara, a su familia, apenas le mencionó que “iba a participar de una actividad muy importante”. Desde entonces, no se tenía información de ella. Aun así, el Estado estaba en obligación de hallarla, tal como en el caso de Irma Franco, reconocida integrante del M-19 que irrumpió en el Palacio y cuyo cuerpo debe ser encontrado por Colombia por orden judicial.
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“Días posteriores recibimos llamada telefónica de un miembro del M-19, quien informó que Ximena había salido viva del Palacio y se encontraba con el Ejército, pero no tengo certeza. Ximena no tenía contacto con la familia, se comunicaba por ahí una vez al año para informar que estaba bien”, les dijo María del Carmen a las autoridades. En entrevista con El Espectador, Sergio Clavijo Vergara, excodirector del Banco de la República y hermano de la víctima, contó que Ximena fue la séptima entre 10 hermanos. Que estudió psicología en la Universidad de Los Andes, donde fue permeada, como muchos en la academia, del movimiento izquierdista. “Nunca supe nada de su vinculación al M-19, hasta que ocurrieron los hechos. Ella era la menor de las mujeres. Siempre cándida, muy amable con mis hermanos. Vine a entender el alejamiento de ella con este suceso”, dijo.
Como lo dice en su más reciente libro Sergio Clavijo Vergara, “la moda de principios de los años setenta era ser ‘izquierdista y jipi enruanado’ (con mochila al hombro), acompañados de slogans existencialistas fabricados en París por movimientos liderados por Sartre y Camus: ‘seamos realistas...pidamos lo imposible’”. En ese mismo contexto, Ximena Clavijo Vergara se sumó a las causas del M-19 y todo indica que al margen de su familia. En 2018, la Fiscalía le solicitó a la familia Clavijo Vergara aportar información genética para casar las pistas halladas en la bóveda de la magistrada González. No obstante, de común acuerdo entre los hermanos, “decidieron no colaborar en ningún sentido con la investigación que se adelanta por los hechos del Palacio de Justicia”, se lee en una resolución de junio de 2018.
Según Sergio Clavijo Vergara, recién en la presente entrevista con El Espectador se entera de que Medicina Legal identificó los restos. “Conocer los detalles no añade nada al hecho desastroso de que hubiera terminado de esa manera su vida, por decisión de ella”, concluyó el economista. Al final, Hernando Clavijo Méndez, padre, y Fabio Miguel Clavijo, hermano, se prestaron para cotejos genéticos y fortalecieron el Banco de Perfiles de familiares de las víctimas del Palacio. ¿El resultado? La probabilidad de que sean familiares de María Ximena Clavijo Vergara, según el último informe entregado a la Fiscalía, es del 99.99999977%. Que esa joven de entonces 27 años sí era miembro del M-19, que participó del asalto al edificio de la justicia nacional y que, al igual que centenares, fue víctima de la excesiva respuesta militar.
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Jhoan Sebastian Cote Lozano
jcote@elespectador.com
@SebasCote95
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