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Resarcir el tejido social de los campesinos es lo que en muchas ocasiones deja una sentencia de restitución de tierras. Eso, por ejemplo, sucedió en la vereda de Macaraquilla, en el municipio de Aracataca, en el Magdalena, donde 17 familias recibirán de vuelta sus terrenos que, en los años 90, fueron adjudicados por el extinto Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA), pero que una oleada de violencia por cuenta de las Autodefensas Unidas de Colombia, el EPL y antiguos miembros de las Farc les arrebató. Un fallo de más de 200 páginas del Tribunal Superior de Cartagena les devuelve un poco de paz y estabilidad a algunos campesinos que salieron huyendo de la guerra.
Los habitantes de Macaraquilla fueron asediados violentamente entre los años 1990 y 1992 por el Clan de Los Rojas, a quienes se les señala de la muerte del entonces magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, Enrique Camilo Noguera, por denunciar los brotes de inseguridad en esa zona del país. El grupo ilegal estaba conformado por seis miembros de una misma familia y alcanzó a tener alrededor de 600 hombres en armas. La estructura fue autónoma hasta cuando las Autodefensas Unidas de Colombia hicieron presencia en el territorio y comenzaron a robustecer las filas. Con ello, llegaron los asesinatos de tres campesinos líderes de la vereda.