
Trujillo fue uno de los municipios del norte del Valle más golpeados por la violencia narcoparamilitar. / Diario de Occidente
Hace treinta años, hacia las dos de la tarde del martes 17 de abril de 1990, el padre Tiberio Fernández Mafla, párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de Trujillo (Valle), partió hacia Tuluá en un campero Daihatsu junto a su sobrina Ana Isabel Giraldo, el arquitecto Óscar Pulido y el empleado de la parroquia Norbey Galeano. El propósito era acudir a las exequias del dirigente político Abundio Espinosa, asesinado el día anterior. Cuando retornaban a Trujillo fueron interceptados por hombres armados y, desde ese...
Por Redacción Judicial
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