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La nueva cabeza del Clan del Golfo que hasta hace poco tuvo escoltas de la UNP

Se trata de Elkin Casarrubia, quien lleva más de tres décadas en el crimen organizado. Este exjefe paramilitar, quien hasta hace unos meses contaba con custodia de la Unidad Nacional de Protección (UNP), militó en los años 80 en la extinta guerrilla del EPL y fue parte del anillo de seguridad de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso.

David Escobar Moreno

30 de marzo de 2023 - 06:00 p. m.
Elkin Casarrubia ha estado en el radar de las autoridades duerante décadas y conoce gran parte de los secretos del paramilitarismo en Colombia.
Foto: Archivo particua
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El más reciente pronunciamiento del grupo sucesor del paramilitarismo Clan del Golfo, en el que hace fuertes reparos al levantamiento del cese bilateral del fuego por parte del presidente Gustavo Petro, causó sorpresa. No solo por el contenido del mensaje, sino por la reaparición de un antiguo exparamilitar del que se pensaba había abandonado el mundo criminal. Al costado izquierdo de alias Jerónimo, comandante político del grupo criminal, y empuñando un arma larga aparece Elkin Casarrubia, alias el Cura, ficha clave de los hermanos Castaño en los años noventa para expandir su proyecto paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

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Tan pronto empezó a circular ese video del grupo criminal en los medios de comunicación, la Unidad Nacional de Protección (UNP) alertó de la vuelta a las armas del Cura, pues, según la misma entidad, contaba con un esquema de protección desde marzo de 2021 y que solicitado en su momento por la Agencia de Reincorporación Nacional (ARN). La UNP también fue mencionada la semana pasada por la Fiscalía General, pues, al parecer, alias Pájaro (otro exparamilitar y líder del Clan del Golfo) se movilizaba con un esquema de seguridad aportado por esta entidad del Estado colombiano.

EPL, un común denominador

De acuerdo con los expedientes judiciales, Casarrubia, al igual que otros líderes del Clan del Golfo, desde muy joven hizo parte de la desaparecida guerrilla del EPL en el Urabá. Por ejemplo, alias Otoniel, Giovanni, el Negro Sarley, Inglaterra y Gavilán, hicieron parte de ese grupo subversivo que se desmovilizó en los años noventa y gran parte de ellos terminaron militando en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) del Clan Castaño. En el caso del Cura este terminó ingresando en 1996 al grupo criminal y fue pieza clave en el plan de Carlos Castaño de expandir su proyecto criminal que dejó miles de víctimas en Colombia.

Una de las primeras acciones criminales que le encargó Castaño al Cura fue comandar a los paramilitares que perpetraron la masacre de Mapiripán, en julio de 1997. José Linares, alias Guillermo Torres, paramilitar señalado de crear en los años 90 el bloque paramilitar Los Carranceros (vinculado al esmeraldero Víctor Carranza), identificó a Casarrubia como uno de los líderes de la matanza. “En 1997, llegaron los señores del Urabá, al mando de Otoniel, el Cura. Llegaron a San José del Guaviare y luego se desplazaron hacia los lugares donde se presentaron las masacres”, dijo Torres en 2008 en medio del juicio contra Otoniel por esa masacre.

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Luego de este crimen de lesa humanidad, que fue el inicio de otras masacres ejecutadas por la casa Castaño, el Cura fue enviado en 1999 a Cauca y Valle del Cauca para consolidar el Bloque Calima de las AUC. Durante ese año y hasta 2004, cuando fue capturado, siguió cometiendo varios crímenes, como la masacre del Placer, en Buga, y que contó con el apoyo de hombres armados de alias Don Diego, el extraditado capo narcotraficante del cartel del Norte del Valle. Además, el propio Cura le ha dicho a la Fiscalía que durante esos años el Bloque Calima fue apoyado por miembros del Ejército, CTI de la Fiscalía y el DAS, pero nunca entregó nombres.

Tanto por su desmovilización con el EPL como por la alianza con el Ejército, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ha citado a declarar en los últimos años al Cura. En diciembre pasado, la unidad de investigación de Noticias Caracol informó que esa justicia tenía varias pruebas de que la entrega voluntaria de los guerrilleros del EPL fue un falso positivo judicial, del que habría hecho parte el general (r) del Ejército Leonardo Barrero. El alto oficial ha sido señalado de ser aliado de alias Matamba, un narcotraficante al servicio del Clan del Golfo que delinquió en Nariño.

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Casarrubia le dijo a la JEP que “era un falso positivo que le estaban dando el Ejército, porque el Ejército lo que estaba diciendo era que nosotros nos les habíamos entregado a ellos. Sarley, Ricardo y mi persona dijimos: nosotros sí dejamos, pero directamente a las Autodefensas no nos entregamos porque teníamos miedo de que nos mataran, que nosotros nos entregamos al Ejército. Hicimos contacto con un comandante del Ejército, Barrero. Cogimos una camioneta y fuimos a la finca Las Tangas. Llegamos y hablamos con Carlos Castaño y bueno hablamos de las FARC y que si ya nosotros teníamos un problema con la guerrilla, desde aquí lo podíamos llevar desde las AUC”.

Captura y retorno a las armas

En 2004, las autoridades capturaron al Cura y pronto se sometió a la Ley de Justicia y Paz, la cual lo condenó por varios crímenes, entre ellos, la masacre de Mapiripán. En 2014, Casarrubia recobró la libertad junto a otros jefes paramilitares, pero de él muy poco se sabía. Solo que cada tanto tenía que asistir a despachos judiciales a declarar en procesos contra otros paramilitares, pero no se sospechaba que habría vuelto a delinquir. Incluso, en mayo de 2022, fue citado por la JEP para que entregara información sobre los militares que habrían colaborado con el bloque Calima mientras él comandó su brazo armado.

En los organigramas de la Fuerza Pública y de la inteligencia tampoco figura el nombre de Casarrubia. Es decir, que al parecer, el retorno a las armas de Casarrubia se dio en los últimos meses. Fuentes policiales le indicaron a El Espectador que su llegada al Clan del Golfo puede ser una movida de la gente de Otoniel para mantener a gente de su plena confianza en la cúpula del grupo criminal. “El Clan se estaba quedando sin gente fuerte y de experiencia en el mundo ilegal y en la que Otoniel y su familia confiaran plenamente”, señala un alto oficial de la Policía que conoce de cerca el Clan del Golfo.

Una movida que, según la fuente, ya intentó el grupo armado cuando planearon y ejecutaron, en agosto de 2021, la fuga de la cárcel de alias 5-7, otro hombre de confianza de Otoniel y del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso. Sin embargo, este hombre, que pretendía retomar el control del narcotráfico en la Costa Caribe para el Clan del Golfo, fue recapturado en junio de 2022. Por ahora, las autoridades, no saben cuál será el papel concreto que tendrá el Cura en su retorno a esta organización criminal que heredó el poder de las autodefensas que él integró hace casi dos décadas.

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Por David Escobar Moreno

Periodista de la Unidad Investigativa en temas relacionados con narcotráfico, crimen organizado, ciberdelincuencia, delitos ambientales, corrupción y derechos humanos. @Josedem18jescobar@elespectador.com
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