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La obsesión por “Megateo”

Desde el fin de semana se intensificaron los operativos contra Víctor Navarro. Hace dos años, aseguró que quería ser parte de los diálogos de paz.

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Redacción Judicial
20 de agosto de 2015 - 03:30 a. m.
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Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, es el hombre que según las autoridades se esconde a rastras en Norte de Santander y en la frontera con Venezuela luego de ser herido en un operativo realizado el fin de semana pasado, el narcotraficante más buscado de Colombia y por quien ofrecen una recompensa de US$5 millones. No sólo porque ha logrado controlar las rutas del tráfico de drogas que tienen salida por el vecino país, sino porque ha logrado cooptar entidades del Estado y ser el amo y señor en una región con fuerte presencia de las Farc, el Eln y bandas criminales.

Sin embargo, Megateo en su última aparición en un medio de comunicación ¬en una entrevista en agosto de 2013 con la revista Semana¬ declaró que él no era ningún narcotraficante ni dueño de los laboratorios en el Catatumbo, sino el comandante del frente Libardo Mora Toro, una disidencia del Epl que no se desmovilizó y que cobra un impuesto de $400.000 por la producción de un kilo de coca para financiar su lucha armada. Agregó que ya le había enviado dos peticiones al Gobierno para negociar un cese de hostilidades y tener un diálogo abierto, porque “para que haya paz deben tenerse en cuenta a todas las organizaciones de izquierda”.

Pero las autoridades están convencidas de que Megateo y sus 50 hombres no son más que una red de narcotráfico que ha logrado alianzas con distintos grupos, como el frente 33 de las Farc, que finalmente son quienes le prestan seguridad. Por eso la importancia de su arresto o muerte, que aún no ha sido confirmada a pesar de las primeras versiones que circulaban, ya que sin la recuperación de su cuerpo es imposible verificar la información.

Entre las preocupaciones del Gobierno está que este hombre ha logrado moverse con tranquilidad durante más de una década por distintos municipios de Norte de Santander. Para las autoridades, su perfil corresponde al de un narco puro, por sus actuaciones y gustos extravagantes, especialmente por el oro, y no al de un guerrillero que se intenta mostrar como un combatiente que comenzó su lucha desde los 15 años. Entre los informes de inteligencia se ha revelado que su estrategia fue ganarse el cariño de algunos campesinos al presentárseles como una especie de Robin Hood e infiltrar la Fuerza Pública y organismos de seguridad.

Megateo ha sido desde las últimas décadas el enemigo público de las autoridades. Y es que el hecho que lo dio a conocer ante la opinión pública fue la masacre de 10 agentes del DAS y siete soldados profesionales que lo iban a capturar en abril de 2006. Fue una traición en el interior del organismo de inteligencia ya que uno de los funcionarios puso en alerta a Megateo, quien finalmente emboscó a la caravana y asesinó a sangre fría a los investigadores y militares.

Los anhelos de Megateo de ser tenido en cuenta en los diálogos de paz se esfumaron en el momento en que fue catalogado como uno de los últimos capos que aún viven en Colombia. Por eso su proyecto de que en La Habana (Cuba) estuvieran el Eln y el Epl para hacer propuestas conjuntas con las Farc sin secretos y en un diálogo abierto, poca posibilidad tiene. Por el momento, la Policía continúa realizando una operación rastrillo para dar con su paradero, pero ya se cree que a pesar de estar herido de gravedad por un francotirador de la Fuerza Pública, logró escapar gracias al control que ejerce en la zona.

Por Redacción Judicial

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