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Las Farc y la violencia sexual

Investigadores del Departamento de Derechos Humanos de la Universidad Sergio Arboleda, recopilaron información sobre los abusos a los que fueron sometidas las mujeres durante una década de conflicto.

Redacción Judicial
10 de abril de 2015 - 02:44 a. m.
Las Farc y la violencia sexual

Uno de los grandes retos que tendrá que afrontar el Gobierno durante las negociaciones de paz con las Farc en La Habana será exigirle a la guerrilla que responda por los delitos de violencia sexual que se cometieron durante más de una década de conflicto, en la que millares de mujeres fueron violadas, obligadas a abortar, esterilizadas, forzadas a ejercer la prostitución e incluso esclavizadas.

Este jueves, en el marco de la conmemoración del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, el Departamento de Derechos Humanos de la Universidad Sergio Arboleda publicará una investigación que adelantó desde hace dos años para contextualizar la violencia de género en las Farc.

El libro, titulado Violencia Sexual como Crimen Internacional Perpetrado por las FARC, recoge testimonios de mujeres, algunas de minorías étnicas, y de desmovilizadas que fueron víctimas de los vejámenes de la guerra. Asimismo, analiza las cifras que hasta el momento se han logrado establecer frente a estos flagelos y se concluye que las niñas entre 11 y 15 años que pertenecen a comunidades indígenas son las principales víctimas de violencia sexual cometidos por las Farc. Asimismo, que en los datos recolectados, se evidenció que hasta 2011 cerca de 1.800 guerrilleras fueron obligadas a abortar.

“Su libertad, su integridad, su sexualidad y su vida han sido consideradas propiedades, premios y botines de la guerra. Las mujeres, lejos de ser respetadas como seres humanos integrales y libres, han sido tenidas como esclavas, objetos de satisfacción, complacencia e incluso venganza de los hombres. Pero no solo la guerra ha sido fatal con ellas, también lo ha sido la justicia, que decidió abandonarlas como si no tuvieran importancia. Las investigaciones y sentencias por violencia sexual en el conflicto son prácticamente nulas y lo poco que se conoce en la materia no ha servido para ganar la atención que requeriría, en la mente de cualquier sociedad civilizada, la lucha contra estas monstruosas prácticas”, se lee en la introducción del libro.

Los autores del documento son los investigadores Andrés Fajardo –quien también escribió un libro sobre el reclutamiento de menores en la guerrilla– y Rosa Yineth Valoyes, quienes concluyeron que la violencia sexual contra las mujeres se convirtió en un mecanismo de intimidación directa de las Farc, ya que se utilizó como una forma de venganza, retaliación o escarnio público. Agregaron que el Marco Legal para la Paz, aprobado el 18 de junio de 2014, a pesar de que ordenó castigar e investigar estos delitos en el conflicto armado, “no es suficiente para alcanzar la verdad, justicia y reparación integral de las mujeres adultas, adolescentes y niñas afectadas”.

El Espectador publica uno de los capítulos del libro en el que se recogen distintos testimonios de víctimas de violencia sexual perpetrada por las Farc. Mujeres indígenas, afrodescendientes, líderes comunitarias y desmovilizadas dieron a conocer sus tragedias.

Testimonios de violencia sexual cometidos por las Farc

Son innumerables y atroces los casos de violencia sexual cometidos por la organización guerrillera objeto de estudio. A fin de entender mejor el concepto y el contexto de violencia sexual cometida por las Farc se exponen a continuación una serie de testimonios recolectados en distintos medios de comunicación.

Lucía
Líder comunitaria, 27 años


Yo he sido violada desde los 9 años. A esa edad, cuando mis papás se iban a trabajar, un vecino entraba a la casa, me tocaba las partes íntimas y me decía que lo tocara. También me obligaba a hacerle sexo oral y me amenazaba diciéndome que si contaba algo me ahogaba en el río Atrato. Eso lo hizo por mucho tiempo, hasta que mi familia salió desplazada. Luego, en 2002, cuando las Farc atacaron Vigía del Fuerte, los guerrilleros me metieron debajo de un puente, me violaron y me amenazaron de muerte. En esa ocasión quedé embarazada, pero por una infección urinaria perdí el bebé. Estuve ocultando el embarazo hasta el quinto mes, porque sentía mucho miedo y vergüenza: pensaba que no valía nada. Recuerdo que los guerrilleros violaban a las mujeres jóvenes, las obligaban a irse con ellos, a acostarse con los jefes y acompañarlos a sus fiestas. A las que se negaron las mataron. Aún recibo amenazas.

Nidia
Líder social, 45 años


Cuando tenía 18 años vivía en Riosucio, estaba casada y tenía siete meses de embarazo. Un día mi marido recuperó una madera que las Farc le habían quitado. Después de eso un jefe guerrillero, al que le decían el “Cholo”, me amenazó con un arma y me violó. Me dijo: “Esto es para que su marido aprenda a respetar a la guerrilla”. Tres días después perdí a mi bebé. Luego, en 1996, otro guerrillero me acosó porque no quería bailar con él en el parque del pueblo. Desde ese día me tocaba y me besaba a la fuerza; por eso me desplacé. En mi comunidad violaban a muchas mujeres, pero ninguna denunciaba porque el inspector de la vereda también era parte de la guerrilla. Los guerrilleros nos obligaban a bailar con ellos y nuestros maridos y nuestros papás se tenían que quedar callados.

Diana
Ama de casa, 27 años


No tuve idea de cómo era de malvada la guerrilla hasta que cumplí 17 años. Un día de 2004 estaba sola en mi casa haciendo aseo, como de costumbre. De un momento a otro llegaron unos guerrilleros a pedir agua. Mientras fui a sacarla de la cocina, ellos entraron a la casa, le pusieron seguro a las puertas y a las ventanas, y me empezaron a tocar. Me dijeron que si gritaba me mataban y que además sabían dónde trabajaba mi mamá. Me violaron entre dos y me pegaron. Yo era virgen, y a raíz de eso quedé un poco loca. La guerrilla cometía muchos abusos, tenía la costumbre de hacer y deshacer en el municipio de Negua, donde yo vivía. En ese entonces sólo quería estudiar y ayudar a los demás, como cualquier jovencita.

Cecilia
Ama de casa, 39 años


Hace diez años, en pleno Quibdó, la guerrilla acabó con mi familia. Un día de 2004 asesinó a dos de mis primos y se llevó a otro de ellos para convertirlo a la fuerza en guerrillero. Como una de mis primas les reclamó por los crímenes que habían cometido contra los hombres de la familia, ellos decidieron violarnos: a ella, a mí, a otra prima y a una amiga que estaba con nosotras en la casa. Después de todas esas cosas terribles salimos desplazadas. Al poco tiempo me di cuenta de que por culpa de la violación había quedado embarazada. Tuve tanta tristeza, tanto miedo y tanta vergüenza que tomé muchas cosas para hacerle daño al bebé; por eso se murió cuando apenas tenía un año. Los guerrilleros también forzaban a las mujeres a bailar con ellos hasta la hora que quisieran, incluso enfrente de sus esposos.

Mónica
Líder comunitaria, 43 años


Una noche, en 2002, las Farc se tomaron el caserío donde yo vivía, a orillas del río Munguidó. En ese tiempo los comandantes eran “Rosero” y “La Moña”. Era medianoche cuando entraron a mi casa y sacaron por la fuerza a mi esposo y a mis hijos. Yo les suplicaba que no me mataran. Entonces pusieron a mis hijos enfrente mío y les apuntaron con sus armas. Tres guerrilleros me violaron delante de los niños y después llevaron a mi marido donde yo estaba tirada y le dijeron: “Vea, ahora sí cómase el sobrado”. A mi esposo le tocó irse de la comunidad: yo quedé en embarazo y con gonorrea. Cuando tenía cinco meses de gestación la guerrilla me obligó a abortar de una manera inhumana. También amenazó con matar a mi hijo mayor, por lo que tuve que mandarlo para el Ejército.

Susana
Lavandera, 42 años


Cuando tenía 22 años vivía en una vereda del municipio de Beté. Un día, luego de enviar a mis hijos a la escuela, llegaron varios hombres de la guerrilla hasta mi casa. Se metieron y me pidieron algo de tomar. Luego, uno de ellos me golpeó, me tiró al suelo y me quitó la ropa. Los otros guerrilleros salieron de la casa y mientras ellos estaban afuera el que me pegó primero me violó. Después se quedó ahí, amenazándome con su arma. Yo tenía mucho miedo y al verlo armado no era capaz de pedirle que se fuera. Ese hecho me produjo infecciones, dolor vaginal y dolor en los ovarios. Tiempo después decidí dejar el pueblo. El guerrillero me dijo que si contaba algo me volvía a violar o me mataba a mí y a mis hijos; por eso no le había contado a nadie. Sentía mucha pena, mucha vergüenza, y eso me llevó a guardar silencio durante muchos años. Pero no fui la única. En toda la región la guerrilla violó a muchas mujeres y casi todas fueron desplazadas. Aparte de eso reclutaba niños y jóvenes. Fue un daño muy grande el que ellos le hicieron a la comunidad en esa época. Hace poco, en 2007, el frente 34 de las Farc quiso reclutar a mi hijo, de 8 años, y a mi hija, que en ese entonces tenía 14. Por esos hechos también me desplacé.

Sofía
Vendedora, 55 años


Hasta el año pasado viví a la orilla del río Bevará. Trabajaba en la minería artesanal y vendía comida en el pueblo. Con eso respondía por mi familia. Una noche de abril, como a las 10, tocaron la puerta de la casa. Eran dos guerrilleros, que se presentaron como integrantes de las Farc. Me dijeron que me quitara la ropa, pero como no quise, me la arrancaron a la fuerza; primero me violó uno y después el otro. Fueron demasiado violentos conmigo. Tan duro me dieron, que tiempo después tuvieron que extraerme el útero. También tuve presión alta, sangrado vaginal, infecciones y una enfermedad de transmisión sexual. Como pensaba en eso a cada rato, lloraba siempre. La guerrilla también me amenazó para que no con31 tara nada. Por eso me desplacé. Perdí mi estabilidad económica y ahora me toca vender cucas en la calle. A las mujeres del pueblo nos ha tocado sufrir mucho por lo que hacía la guerrilla en la zona. Nunca quise acudir a ninguna entidad del Gobierno ni volver a la vereda.

Mujer afrocolombiana
31 años de edad, unión libre


“Chocó, zona rural, desde inicios del año 2007 miembros de las Farc estaban buscando a mi esposo porque él era motorista de una lancha, lo presionaban para que les ayudara. Iban a buscarlo y como no lo encontraron, tres tipos me pegaron, me insultaron, destruyeron mi hogar y sin piedad abusaron de mí. Mientras uno me agarraba otro me tapaba la boca para que yo no gritara mientras el otro me violaba gritándome que tenía que disfrutarlo para que no me mataran (…) lo peor de todo es que aún tengo una enfermedad de transmisión sexual”.

Mujer indígena

El 10 de julio de 2010, en el resguardo indígena de Huellas, ubicado en el municipio de Caloto (Cauca), mientras se encontraba en un establecimiento público departiendo con varios amigos, una mujer indígena fue sacada del lugar por dos personas, que son identificadas como milicianos de las Farc. Posteriormente su cadáver fue encontrado por la comunidad, en la vereda el Tierrero, luego de haber sido violada.

Janet

Tenía 12 años cuando se incorporó a las Farc:

“Desde que una llega allá, te ponen dispositivos o inyecciones. Las embarazadas tienen que abortar. Es el comandante el que decide si tienes al bebé o tienes que abortarlo. Ay de las que se han volado por eso. Si las atrapan las matan no importa qué edad tengan. Es traicionar al movimiento volarte. Estábamos haciendo una carretera y entonces ahí fue cuando a ese comandante le dio por llevarme a mí a hacer una exploración para hacer un campamento. Entonces, nos fuimos para allá a explorar y cuando regresamos, ahí fue cuando él empezó a cansar y yo le decía que no y que no, porque a mí me daba miedo y, tampoco lo quería hacer. (…) Entonces ahí fue cuando me cogió a la fuerza y me violó. Yo, pues lloraba y él me tapó la boca y me decía que, pues que no, que no lo fuera a hacer quedar mal. Si yo le hubiera contado al primer mando del frente, le hubieran quitado el rango y de pronto lo hubieran amarrado”.

Mujer Víctima

Aborto forzado por parte de las Farc:

“Yo quedé embarazada (…) Nosotras le decíamos que nos dejara tener el niño así nos tocara hacer… mejor dicho, así nos tocara tumbar montañas, pero que nos lo dejaran tener. Y no, ellos decían que una vieja ¡qué tal! en embarazo, que por ahí en combate o algo, con esa barriga. (…) Me hicieron abortar, tenía dos meses de embarazo. Me hicieron el legrado unos guerrilleros médicos y dos meses duré así recuperándome”.

Por Redacción Judicial

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