
Dentro de las múltiples afectaciones que ha hecho la hidroeléctrica a la población, una de las más duras y que llegó al alto tribunal fue un incumplimiento en el plan de manejo ambiental en 2001, que derivó en el vertimiento de lodo, arena y arcilla en el fluvial.
Foto: Cortesía
En 1956, la Hidroeléctrica del Bajo Anchicayá inició sus operaciones y desde ese entonces empezó el calvario para las comunidades que históricamente han dependido del Río Anchicayá, en el Valle del Cauca. La obra, que se construyó con capital del Estado, ha sido por décadas un dolor de cabeza para la población ribereña que, ahora, gracias a la Corte Constitucional, ve amparados sus derechos a la salud, la vida digna y al saneamiento ambiental, entre otros. Dentro de las múltiples afectaciones que ha hecho la hidroeléctrica a la población, una...
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