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Las pruebas contra 'Kiko' Gómez

Testigos lo acusan de ser el promotor de los ‘paras’ en La Guajira. Él dice que todo es un montaje.

Redacción Judicial
01 de mayo de 2014 - 02:24 a. m.
El exgobernador de La Guajira, Juan Francisco Gómez Cerchar, es investigado por seis homicidios y supuestos nexos con ‘paras’.
El exgobernador de La Guajira, Juan Francisco Gómez Cerchar, es investigado por seis homicidios y supuestos nexos con ‘paras’.
Foto: ANDRÉS TORRES/ EL ESPECTADOR - ANDRÉS TORRES

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“Kiko Gómez es comandante político de la organización de Marquitos Figueroa, utiliza la política como fachada y he escuchado que es el autor intelectual de los asesinatos de todos los políticos que asesinan en La Guajira”, sostiene Danovis Alfonso López, exjefe de los Rastrojos en La Guajira y uno de los testigos en el proceso contra el exgobernador de La Guajira Juan Francisco Gómez.

Este testimonio hace parte del extenso documento en el que la Fiscalía acusa a Gómez por sus supuestos nexos con el paramilitarismo y la estructura criminal de Marcos de Jesús Figueroa, alias Marquitos, y por su presunta participación en el asesinato del concejal de Barranca Luis Gregorio López, el 22 de febrero de 1997, y en los homicidios de Luis Alejandro Rodríguez y Rosa Mercedes Cabrera, el 7 de julio de 2000 en Fonseca.

El testigo agrega: “‘Marquitos es el que le cumple a Gómez de matar a todos los políticos que no estén con él”. Otro de los testigos citados en la acusación, el excomandante paramilitar Arnulfo Sánchez, alias Pablo, dice que al llegar a La Guajira las Auc se asentaron en una finca de Gómez, porque “allí estaban seguros. Se puede preguntar en Fonseca o en Barrancas o en cualquier parte del Sur de La Guajira y cualquiera dice que el jefe de las autodefensas en esa época fue Gómez”.

Y asegura que vio varias veces al exgobernador reunido con Marquitos. De la misma forma, Sánchez relata que cuando llegó a La Guajira supo de la muerte de un sicario al que le decían La Caja Negra, ordenada por Gómez “por haber matado a un secretario de Gobierno de Fonseca”.
Sobre este crimen, Jesús Albeiro Guisao, el hombre que asesinó a Dailer Molina, alias La Caja Negra, confiesa: “Lo torturé, le saqué los ojos, le rajé el pecho y le saqué el corazón, lo castré, le abrí la boca de lado a lado, le metí los testículos en la boca, y muerto lo arrojé cerca del DAS de Fonseca”. Precisamente, en la acusación contra Gómez la Fiscalía compulsa copias para que se investigue el asesinato de Molina y los de otras personas, entre ellas Gabriel Alesama y el profesor José María Benjumea.

Benjumea era un familiar de Rodríguez y Cabrera que denunció que habían sido asesinados por Marquitos debido a una venganza personal y que Kiko Gómez era quien aportaba a la banda de Marquitos “las armas de largo y corto alcance, vehículos y equipos de comunicaciones para que cometan sus fechorías, creando así el terror, la zozobra y la inestabilidad entre los habitantes del Sur de La Guajira”. Benjumea fue asesinado el 26 de agosto de 2000: un mes y 18 días después de haber declarado contra Marquitos y Kiko.

De acuerdo con un testigo cuya identidad es reservada, el mismo exgobernador le dijo que mandó “matar pa’ que respete a los hombres”. Otros dos testigos —sus nombres también reservados por su seguridad— dicen que a Gómez “todo el mundo le tiene pánico”, que ha “dejado una estela de huérfanos. Es como el oso: abraza para matar y lo hace por ansias de poder y dinero, porque quiere ser un Pablo Escobar”. Otro concluye: “Qué hombre tan malo”.

 ¿Un promotor de los ‘paras’?

Uno de los testigos estrella contra el exgobernador es el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, quien lo señala de ser uno de los partícipes de la llegada de los ‘paras’ a La Guajira. Mancuso recuerda que en 1997 viajó a ese departamento junto con Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, y otros paramilitares, con el fin de crear allí un bloque de las Auc, y que antes de llegar a su destino fueron detenidos en Barrancas y luego trasladados a San Juan del Cesar, en donde fueron liberados “en circunstancias ilegales”.

En ese lapso los abordó Santander Lopesierra, el Hombre Marlboro, quien les presentó una persona amiga “influyente e interesada en su visita y él va a tratar de ayudarlos con el tema de la Policía. Nosotros manejamos todo, no te preocupes, dentro de poco los sueltan. Espera para que te des cuenta”. Se trataba, sostiene Mancuso, del entonces alcalde de Barrancas, Kiko Gómez. Dicho y hecho. Dos de los comandantes de las Auc quedaron libres, y luego comenzó una era de terror para La Guajira, con masacres como la de Bahía Portete, en la que murieron 12 personas. De acuerdo con Arnulfo Sánchez, los ‘paras’ llegaron, incluso, a proponerle una “chapa” a Gómez: Ronaldiño.

‘Es un montaje’

Este encuentro es negado con vehemencia por Kiko Gómez. Respecto a las otras acusaciones, señala que todo es un complot de su enemigo, alias Pablo, de quien dice es el mayor embustero en este proceso, y de su contradictor político, el excongresista Bladimiro Cuello. Dice, además, que “tiene información de que ellos están detrás del atentado que sufrió en su campaña a la Gobernación” en 2011; sostiene que con Luis López Peralta “eran buenos amigos” y que Marquitos es un hombre limpio, y concluye que todo esto es “parte de un libreto preparado por alguien, pues el pueblo lo quiere y por eso lo reeligió”.

Gómez se prepara para el juicio por estos hechos y para el proceso que se adelanta en su contra por su presunta responsabilidad en los asesinatos del dirigente Henry Ustáriz Guerra, perpetrado el 2 de abril de 2008; su esposa, la exalcaldesa de Barrancas, Yandra Brito Carrillo, cometido el 28 de agosto de 2012, en Valledupar, y Dinora Hernández Sierra, mejor conocida como La Chachi Hernández, el 20 de noviembre pasado. La justicia definirá si Gómez es un exgobernador querido por el pueblo y víctima de un montaje o un criminal de vieja data.

Por Redacción Judicial

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