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Comandantes claves de las Farc que murieron en medio de operativos; la condena contra un narcotraficante que disfrazado de comerciante creó su imperio en Corabastos (Bogotá); la captura de un mafioso que vivía al lado de astros del fútbol en Europa; la caída de la mujer que lideró el despojo de tierras del clan Castaño; el fallido paseo millonario que terminó en el asesinato de un agente de la DEA; actos de intolerancia que terminaron en homicidios por diferencias entre vecinos e hinchas del fútbol; y hasta el insólito caso de un hombre que asesinó y empaló a su abuela... fueron algunos de los atroces crímenes registrados este año. El Espectador hace una lista de los 13 malos de 2013.
En medio de las disputas por el control de las rutas del narcotráfico en el norte del Valle entre los Machos —aliados de los Urabeños— y los Rastrojos, la Policía capturó el 28 de enero al último narcotraficante del clan de Iván Urdinola: su sobrino Héctor Mario Urdinola, alias Chicho, quien además es señalado de haber ordenado el asesinato de Lorena Henao, viuda de Iván Urdinola, para impedir la entrada de los Rastrojos en la zona. Este golpe fue el primero en 2013 a los Machos, que meses después vieron como cayeron otros dos de sus líderes: Orlando Gutiérrez, alias Negro Orlando, y Greylin Fernando Varón, alias Martín Bala.
Uno de los escándalos que más impacto causaron en 2013 fue la captura de Marco Antonio Gil, alias El Papero, el 16 de marzo. De ser uno de los empresarios más conocidos de Corabastos, pasó a reconocer que durante 20 años había traficado con droga. Por estos hechos fue condenado el pasado 10 de septiembre a seis años de prisión. Otro de los salpicados en este proceso, por supuestamente obtener un enriquecimiento ilícito, fue el general (r) Flavio Buitrago, quien había sido jefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe.
Entre los golpes más importantes de las Fuerzas Militares este año estuvo la muerte de un comandante de las Farc que había liderado más de una toma guerrillera en el Cauca comandando la columna móvil Jacobo Arenas y que se había dado a conocer por sus ‘tatucos’ —misiles caseros—: Leonidas Zambrano, alias Caliche. Asimismo, las autoridades lograron fraccionar las finanzas de las Farc al arremeter contra Virgilio Antonio Vidal, alias Silver, el hombre que manejaba a su antojo las rutas del narcotráfico en el Urabá. Silver, quien murió el 15 de agosto, era reconocido por sus excentricidades y por ser, según las autoridades, el hombre que más recursos le generaba a esta guerrilla.
La arremetida de las autoridades contra los capos del narcotráfico que se esconden en el exterior dio frutos este año. El Gaula de la Policía capturó en Río de Janeiro (Brasil) a Jhon Fredy Manco Torres, alias El Indio, quien vivió una larga temporada en España, al lado de figuras del Real Madrid, y realizó varios paseos por Europa junto a su novia Sara Builes. Según fuentes cercanas al proceso, los seguimientos a la modelo fueron los que permitieron llegar hasta El Indio y arrestarlo el 31 de mayo. Colombia aún está pendiente de su extradición.
Personajes relacionados con el mundo del paramilitarismo también jugaron un papel protagónico en 2013. La mujer que lideró el despojo de tierras en el Cesar y que era considerada la última del clan Castaño, Sor Teresa Gómez, fue capturada por hombres de la Dijín en Jamundí (Valle). La justicia también condenó a un jefe de las autodefensas que martirizó el Urabá y el Valle del Cauca, Hébert Veloza García, alias H.H., quien comandó el bloque Calima y horrorizó al país con sus crímenes contra sindicalistas y campesinos señalados por él, supuestamente, de patrocinar a las guerrillas.
Pero los crímenes que marcaron 2013 no sólo fueron relacionados con temas del conflicto interno y el narcotráfico. El atroz homicidio de una mujer de 90 años a manos de su nieto conmocionó al país. Carlos Enrique Capera apuñaló en 12 oportunidades a Emperatriz Romero, a quien, además, empaló. Y los casos de violencia intrafamiliar no quedaron ahí: Bogotá conoció la crueldad de Hernando Hernández, un hombre que con un machete y en un ataque de celos asesinó a su esposa y a dos de sus tres hijos. Todo lo hizo frente al menor sobreviviente. Esta masacre ocurrió el pasado 9 de noviembre.
La intolerancia tocó fondo con las muertes que dejaron las pelea entre barras bravas, bajo el pretexto del color de una camiseta. Uno de los crímenes que mayor impacto generaron fue la muerte de Carlos Medellín, un hincha de Nacional de 20 años, quien fue asesinado el 23 de septiembre por Wílmer Chacón Álvarez, alias Canalla, un barrista de Millonarios. El enfrentamiento se dio en un estación de Transmilenio; en medio de la audiencia de imputación a Canalla, éste aceptó cargos y dijo esta escalofriante frase: “Ese marico me chispeó (sangre). Era él o yo”.
Otro episodio fue una discusión entre vecinos que terminó en una pelea y la muerte de uno de ellos: David Manotas Char, un hombre de 39 años, asesinó con un cuchillo de cocina a Francisco José Cifuentes Ferreira. Mientras avanza el juicio contra Manotas, quien ha dicho que su actuar fue en defensa propia porque su vecino entró violentamente a su casa sin mediar palabra, las autoridades establecieron que el enfrentamiento fue producto de una serie de peleas por problemas de convivencia en el edificio.
El homicidio del agente de la DEA James Terry Watson, el pasado 20 de junio a manos de una banda que realizaba paseos millonarios, prendió las alarmas en el país. El autor material del crimen, Édgar Javier Bello, alias Payaso, quien aceptó su culpabilidad, fue capturado a los cinco días en Villavicencio. Hoy está pedido en extradición y tanto la Fiscalía como la Procuraduría han solicitado a la Corte Suprema de Justicia que avale esta solicitud. Payaso apuñaló a Watson en repetidas oportunidades y ha clamado para que él y otros cuatro de sus compañeros no sean enviados a Estados Unidos.
Para terminar, el carrusel de la contratación en Bogotá también dio su cuota a los personajes de 2013. Héctor Zambrano, el exsecretario de Salud del Distrito y ficha clave del exalcalde Samuel Moreno, aceptó que desde la Alcaldía se feriaron los recursos de la capital. A pesar de que en un principio insistía en su inocencia, terminó colaborando con la Fiscalía y revelando las maniobras que se realizaron para desangrar las arcas de Bogotá. En estos momentos está a la espera de una condena. Igualmente, el exconcejal Hipólito Moreno admitió que fue uno de los gestores del cartel de la contratación y, a pesar de que ya había sido condenado, se ordenó que se debía volver a cuantificar la pena, ya que había sido, según el Tribunal Superior de Bogotá, muy baja.
smartinezh@elespectador.com
@santsmartinez