Los ‘canjeables’ del Gaula

Lo que hoy más mortifica a las familias de los uniformados del Gaula de la Policía, Walter José Lozano Guarnizo, Alexis Torres Zapata y Juan Fernando Galicia, es que precisamente fueron plagiados mientras combatían con fiereza los flagelos del secuestro y la extorsión en el país. Dos videos que habrían sido grabados entre finales de 2007 y principios de 2008 son las únicas pruebas de supervivencia que han recibido sus allegados en los 15 meses que llevan en cautiverio. En agosto pasado su angustia disminuyó un poco cuando los tres retenidos aparecieron en la lista de 29 canjeables que dio a conocer la guerrilla de las Farc.

No obstante, sus familias ahora esperan que el Gobierno se pronuncie y responda si es posible negociar para lograr su liberación. Rosalba Torres, hermana de Alexis, sostiene que por ningún motivo se debe intentar un rescate armado o de otra índole, porque luego de la ‘Operación Jaque’, que terminó con la liberación de Íngrid Betancourt, los tres norteamericanos y 11 militares y policías, la guerrilla está prevenida y no va a caer nuevamente en un engaño similar.

“Pasó una vez, pero no pasa dos”, dice Rosalba, quien añade que no sólo con las familias de los dos compañeros de su hermano que cayeron en poder del frente 15 de las Farc, el 9 de junio de 2007, en inmediaciones de Florencia, Caquetá, sino con otros  allegados de personas que se encuentran en cautiverio, han visitado las embajadas de Francia, Suiza, España y Venezuela, animados con la esperanza única de que los cautivos vuelvan a la libertad. Ella confía en la buena voluntad del Gobierno.

“La Policía ha estado muy pendiente de nosotros e incluso el ministro de Defensa nos respondió una carta en la que nos decía que no se ha olvidado de ninguno de los secuestrados y que cuando menos lo pensemos, ellos estarán de vuelta con nosotros”, cuenta Torres. Pero, asegura, sigue buscando opciones para acelerar ese proceso y el jueves pasado, junto a otras víctimas de este abominable delito, se reunió en Bogotá con el ex presidente Ernesto Samper y con la senadora Piedad Córdoba. El motivo: que ambos dirigentes continúen sus buenos oficios en favor del acuerdo humanitario.

“Piedad dijo que confía que en lo que resta del año se produzcan más liberaciones, aunque no se sabe a ciencia cierta”, enfatiza Rosalba. Entre tanto, José Galicia, padre de Juan Fernando Galicia, advierte que en caso de que la subversión se dé cuenta de que una nueva operación de rescate va en marcha, podría llegar a ocurrir lo mismo que sucedió con el desaparecido gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y el ex ministro de Defensa, Gilberto Echeverry. “Si la guerrilla se ve muy acosada por el Ejército, voltea los fusiles y nosotros no queremos eso”.

Por su parte, Inírida Guarnizo, madre de Walter José Lozano, manifestó que las Farc deberían hacer un gesto unilateral y liberar a los secuestrados que aún permanecen en su poder. “Los que están con ellos también deberían liberarse y volver al seno de sus familias como lo pidió Shakira hace un tiempo”, sostuvo.

El plagio

Según fuentes del Gaula de la Policía, el día del secuestro los uniformados efectuaban un operativo antiextorsión cuando cayeron en un retén de las Farc. Sus familiares, adoloridos en el alma pero con la esperanza de una pronta liberación, no olvidan que Lozano, Torres y Galicia llamaron a sus casas para contar lo que les había ocurrido. “Antes de que fuera secuestrado mi hijo, me llamó y me dijo que pusiera una veladora por él, que cuando volviera él me iba a llamar. Me dijo que si le iba bien, le daban unos 15 días de permiso, pero ya van 15 meses y no ha vuelto. En cambio, cuando pude hablar con él después, me dijo: ‘Madrecita caí en un retén de la guerrilla. Cuide a mis hijos, a mi padre y a mis hermanos. La amo mucho y cuídese’ y no habló más”, relata Inírida Guarnizo.

Oriundo de Ibagué, Walter Lozano es casado y padre de cinco hijos. Juan Fernando Galicia nació en Medellín, un día hace 27 años, y es padre de dos niños. Alexis Torres nació en Andalucía en el departamento del Valle. El primero lleva 15 años en la institución y los dos restantes apenas completan seis. Ahora las familias de los hombres que estuvieron en cientos de operaciones de rescate de secuestrados esperan que ellos puedan correr con la misma suerte, aunque sin que se dispare una sola bala. Para ellos sería el justo premio para quienes han entregado su vida por la libertad.