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Juan Guillermo Valderrama Amézquita pagará 36 años y 6 meses de prisión por el feminicidio y posterior intento de desaparición de los restos de Ilse Amory Ojeda González, una ciudadana chilena, integrante del cuerpo de Policía de ese país, con quien inició una relación sentimental luego de conocerla en 2017. ¿Cómo se perpetró este terrible crimen por el cual Valderrama aceptó cargos?
La historia entre Valderrama y Ojeda empezó en Chile, cuando el santandereano, de 28 años, nacido en Charalá llegó a buscar trabajo. Lo hizo como mesero y cocinero en Santiago. Según la justicia, allí conoció a la mujer que integraba un cuerpo de carabineros y quien le ayudó a ingresar como empleado al casino de oficiales de ese cuerpo policial. La relación avanzó, él se mudó con ella y continuó entre 7 u 8 meses, mientras ella se encargaba de todos los aspectos económicos.
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Valderrama regresó a Colombia y la relación amorosa continuó de forma virtual. Según la justicia, Ojeda le contó a Valderrama todos su planes futuros y proyectos de vida, incluido su deseo de pensionarse. También se constató que cada 15 ó 30 días, la mujer le enviaba a Valderrama una suma promedio de 300.00 pesos chilenos. En octubre de 2018, Valderrama regresó a Santiago con pasajes que ella le costeó.
Empezaron de nuevo a vivir juntos en el apartamento de ella y decidieron venirse para Colombia ,supuestamente con la idea de abrir un establecimiento de comida chilena, aprovechando que Ojeda había trabajado en cocina en el club de carabineros de Chile. El regreso al país se dio el 5 de marzo de 2019. Llegaron a Medellín, ciudad en donde Ilse Amory Ojeada compró un Mazda 6 que usaron para trasladarse hasta Bucaramanga, en donde se mudaron. Vivían en una casa ubicada en el barrio Cristal Bajo.
Salían juntos, compartían. De hecho, viajaron hasta Curití a visitar al padre de Valderrama, pero luego las cosas cambiaron. Ilse Amory se quedó en la finca de su suegro mientras que Juan Guillermo regresó a Bucaramanga para verse con una ciudadana estadounidense llamada Becky Evans con quien tenía, al mismo tiempo, una relación amorosa. Las investigaciones demostraron que en la convivencia de ambos, ya se habían presentado episodios de violencia física y psicológica tanto en Colombia como en Chile.
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El 28 de marzo de 2019 la familia de Ilse Amory Ojeda en Chile dejó de tener contacto con ella: no volvió a contestar llamadas ni mensajes en redes sociales, aunque a veces el teléfono aparecía como prendido. Sin señas de la excarabinera, solo hasta el 17 de abril de 2019 Juan Guillermo Valderrama denunció su desaparición. Según dijo a las autoridades, el 5 de abril estaba con ella en una tienda del barrio cuando entró una llamada de Becky Evans, hecho que habría resultado en un comportamiento agresivo y la decisión de la chilena de irse caminando de ahí.
La realidad, no obstante, fue otra. La justicia encontró en las primeras pesquisas los documentos de identificación de Ojeda y su celular en el carro Mazda 6 que estaba en la vivienda en donde ambos vivían. En una segunda entrevista, Valderrama cambió la versión y dijo que el altercado en la tienda fue el 29 de marzo y no el 5 de abril y que, supuestamente, celosa, se había ido dejando todas sus pertenencias. Y reveló que Ilse Amory había adquirido seguros de vida para ambos estando en Chile. Valderrama buscó a los medios de comunicación, entregó fotos de la mujer pidiendo su búsqueda. Pero fue un campesino quien permitió a la justicia saber que él la había asesinado.
El testigo dijo que sabía de la ubicación de un cuerpo en un lugar llamado Piedra de Moler, en la vereda Portachuelos, en Rionegro, Santander, en una zona despoblada. Allí, las autoridades recuperaron 19 elementos probatorios, entre los cuales estaban 45 restos óseos. Medicina Legal estableció la identidad de la mujer y que su cuerpo había sido calcinado. También encontró fracturas y determinó que la causa de la muerte fue un “trauma cráneo encefálico severo de mecanismo no determinado y manera de muerte: violenta-homicidio”.
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Los registros del peaje de Rionegro revelaron que el vehículo Mazda 6 pasó por allí el 31 de marzo de 2019, a las 11:38 de la mañana y de regreso a Bucaramanga a la 1:20 de la tarde. Luego, Valderrama regresó a Rionegro a las 2:20 de la tarde y partió de allí a Bucaramanga otra vez a las 3:08 de la tarde. El testigo fue contratado por Valderrama para que “le ayudara a quemar una vaca” por $200.000. El hombre aseguró que, tras adquirir los elementos necesarios, Valderrama lo dejó frente a una casa y prendieron el fuego. Decidió acudir a la justicia al reconocer al hombre que lo contrató en las noticias.
¿Qué pasó entonces? La Fiscalía probó que Juan Guillermo Valderrama retuvo a Ilse Amory Ojeda González entre el 28 y el 31 de marzo, día en que la asesinó con un golpe contundente en la base del cráneo. También la golpeó en otras partes del cuerpo y en estado de indefensión. Luego, se deshizo del cuerpo e hizo toda la pantomima de querer buscarla en medios de comunicación. El cuerpo de la chilena fue encontrado el 26 de abril de 2019.
La Fiscalía fue enfática en que Valderrama impidió que Ojeda pudiera comunicarse con sus familiares en Chile y también aseguró, en el preacuerdo que este hombre aceptó, que lo sucedido estaba ligado con haber convencido a la mujer de irse a vivir con él a Colombia, en un país en el que no conocía a nadie. “Con el paso de los días acá y por múltiples situaciones de pareja, creó en ella un estado de incomunicación e indefensión que llevó al victimario a aprovecharse de la situación”.
“Entre otros comportamientos, la llevó al municipio de Curití, la dejó sin dinero, sometiéndola igualmente a una especie de violencia patrimonial, a sabiendas que el dinero era propiedad e Ilse Amory. Y seguidamente atentó contra de la vida e integridad personal de la señora. (…) Nunca reconoció dicha privación; a contrario sensu, éste siempre tergiversó y trató de desviar la información y la propia investigación, dando a conocer información completamente falsa respecto a la desaparición de la víctima”, dice el preacuerdo. Ahora, Valderrama pasará 36 años en prisión.