Uno de los más recientes golpes al crimen organizado en Colombia ocurrió la semana pasada en el municipio de Puerto Boyacá cuando la Policía capturó a un peligroso y antiguo exjefe paramilitar, que en los últimos años estaba cometiendo graves delitos en Bogotá. Se trata de Jhon Fredy Gallo Bedoya, alias el Pájaro, quien, de acuerdo con las autoridades, fue el cerebro de la fuga del capo narcotraficante alias Matamba de la cárcel La Picota, ocurrida en marzo de 2022 en el sur de la ciudad. El jueves pasado, cuando fue capturado, la Fiscalía informó en un comunicado de prensa sobre los pormenores del caso, pero se obvió un aspecto clave del expediente y que está relacionado con un grave crimen cometido en el norte de la capital del país.
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El fiscal del caso contra el Pájaro tiene claro que este peligroso jefe criminal fue el cerebro de la masacre de cuatro personas en la Autopista Norte, perpatrada el 18 de agosto de 2022, en la que fue asesinado un hombre de su estructura criminal, el expolicía Juan Carlos Useche, quien aparentemente estaba haciendo negocios de narcotráfico sin el consentimiento del Pájaro. Los testimonios recogidos por la Fiscalía además de constatar de que su grupo criminal, denominado como La Empresa, tenía varias fichas al interior de la Policía, da cuenta de que el Pájaro también quería matar a más personas cercanas al expatrullero Useche.
El Espectador conoció parte de las declaraciones de esos testigos, que este diario mantendrá bajo reserva para preservar su seguridad. Un hombre que se movía en el bajo mundo del crimen organizado en Bogotá y de la entera confianza de Useche le dijo a la Fiscalía que semanas antes de la masacre escuchó al expatrullero tener una discusión vía telefónica con el Pájaro. También señaló que luego de los cuatro asesinatos (murieron la novia del expolicía y sus dos escoltas), también fue citado por parte del Pájaro a una estación de gasolina a las afueras de Bogotá. Una cita que, según el declarante, también le hizo el Pájaro a Useche el día de la masacre.
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Como ha contado este diario en las últimas semanas, los principales bastiones del Pájaro eran el municipio de Cajicá (norte de Bogotá) y Puerto Boyacá, cuna del paramilitarismo en Colombia y donde inició su carrera criminal en los años ochenta. Este testigo señaló que no volvió a contestarle y que desde entonces teme por su vida. Otro hombre que tiene conexiones en el bajo mundo de la ciudad identificó al Pájaro en una reunión de narcotraficantes a la que asistieron dos criminales que son conocidos por las autoridades en Cundinamarca y el Meta: alias Borgini y Alexander Ruiz Correa, este último asesinado en Cartagena dos días después de la masacre.
El testigo estrella contra el Pájaro, Manuel Castañeda (el conductor de la camioneta que sacó a Matamba de Bogotá durante de su fuga) dice que el exjefe paramilitar se subió ese día al vehículo y habló un rato con Matamba, quien a su vez le agradeció por haberlo sacado de la cárcel y le aseguró que lo iba a compensar económicamente. Incluso, Castañeda señaló que ese día el Pájaro tenía vendada parte de su cara pues, en los últimos años, se sometió a varias cirugías con el fin de confundir a las autoridades.
Dos hombres sueltos
Otro de los declarantes contra el Pájaro y su estructura criminal fue un suboficial de la Policía, quien fue presionado por los hombres del Pájaro para que les ayudara a borrar los videos del carro que trasportó a Matamba luego de su fuga. El uniformado, que se rehusó a ayudarlo, le dijo a la Fiscalía que por no ayudarlos, su familia fue intimidada, amenazada de muerte y golpeada por los hombres del Pájaro. “La hija fue abordada en la calle, golpeada y advertida de que ese ataque era porque su papá no había ayudado a la gente que él ya sabía”, señaló una fuente del caso. El mismo testigo informó a la Fiscalía que un familiar de un hombre clave en la estructura del Pájaro parqueaba su moto cerca a su casa para intimidarlo.
Se trata del hermano de Édgar Múnevar Castillo, alias el Caballista, hombre de confianza del Pájaro y que también es procesado penalmente por su participación en la fuga de Matamba. Las fuentes del caso indican que el Caballista asumió los negocios ilegales en Bogotá del Pájaro cuando este empezó a ser relacionado con la masacre. “Es un hombre que tiene como fachada estar en medio de negocios de ganado. Es muy conocido en Arbeláez (Cundinamarca). Al contrario de Pájaro, es una persona muy impulsiva y burda para hacer las cosas. En otros casos ha sido mencionado, no como el Caballista, sino con el alias de la Gorra, y es conocido por ser hostil con quienes se relaciona con él”, dice un funcionario judicial que también le sigue los pasos a la organización.
Aunque el Pájaro y el Caballista ya están tras las rejas, a las autoridades les preocupa que siga en las calles el hermano de este último, quien, al igual que el grupo criminal, se movía en el San Andresito de la 38. Otra de las fichas del Pájaro que le preocupa a la Policía es alias Runcho, un hombre que aparece en los organigramas como un viejo lavador de dinero del capo narcotraficante el Loco Barrera y ahora al servicio de la Empresa, la estructura del Pájaro que estaba al servicio de del Clan del Golfo. “Runcho fue capturado en 2012 en Paraguay estuvo en el radar de las autoridades de Estados Unidos porque sus empresas de exportación e importación, lavaban el dinero de las Farc”, señaló un funcionario judicial.
Mientras el Pájaro es procesado penalmente, las autoridades siguen investigando la estructura del Pájaro en Bogotá. Este diario pudo establecer que quien ahora está a cargo de sus negocios criminales es un hombre conocido como alias Vladimir. Ahora, dicen las fuentes del caso, la situación es muy difícil en el San Andresito de la 38, “y nadie quiere atribuirse que controla esta zona”. De lo que sí tienen serios indicios las autoridades es que sobrinos de Otoniel, el extraditado líder del Clan del Golfo, se mueven en este popular centro comercial y que otro viejo capo paramilitar, cercano al Pájaro, también estaría cometiendo crímenes en Bogotá.
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