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La mansión Montecasino, antigua vivienda de los hermanos Castaño, se convertirá en un laboratorio temporal para la identificación de víctimas de desaparición forzada durante el conflicto armado. Esta decisión es producto de la exigencia de las víctimas para que Medicina Legal avance en la identificación de los cuerpos que se encuentran en la sede de Medellín.
El lugar ya era administrado desde 2015 por el Fondo para la Reparación de la Unidad para las Víctimas. Sin embargo, la entidad espera que con la entrega de esta mansión al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses se reduzcan los costos en la administración de este predio y se puedan destinar estos recursos a la reparación de víctimas reconocidas en las sentencias de la Ley de Justicia y Paz.
El lugar tiene aproximadamente 1.819 metros cuadrados en los cuales Medicina Legal podrá revisar aproximadamente 1.200 cuerpos, según la Unidad. Además, esperan poder resignificar el espacio, “si bien en el pasado fue un lugar donde se planearon los más horribles crímenes, ahora será uno de esperanza para las familias que aún esperan encontrar a sus seres queridos”, puntualiza la entidad
La mansión está incluida en el plan de mantenimiento que adelanta la Unidad, el cual está compuesto por 260 bienes que requieren adecuaciones, algunos de ellos se encuentran incluso en un avanzado estado de abandono. Esta propuesta se gestó desde la Mesa Departamental sobre Desaparición Forzada, en trabajo conjunto con la Unidad de Víctimas, la Alcaldía de Medellín, la Jurisdicción Especial para la Paz, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y otros organismos de cooperación nacional e internacional.
El pasado de Montecasino
La mansión, ubicada en el exclusivo sector de El Poblado de Medellín, fue adquirida hace más de tres décadas por Fidel Castaño Gil, el fundador de las autodefensas de Córdoba y Urabá, a un empresario antioqueño. En este lugar fue un centro de poder en donde se llegaron a realizar reuniones con Pablo Escobar y otros narcotraficantes, en las cuales se planeaban torturas, asesinatos y masacres.
Según las declaraciones de exparamilitares, en el interior de la mansión se planearon crímenes como: la masacre de Mapiripán en el Meta, los asesinatos de Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo y militantes de la Unión Patriótica, la bomba en el avión de Avianca y otros más de 7.000 asesinatos. Testigos también aseguran que desde aquí se impartieron las órdenes para ejecutar las masacres de La Granja y el Aro.
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