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La muerte de Elí Mejía Mendoza, más conocido como Martín Sombra, ha cerrado de forma abrupta uno de los expedientes más controversiales vinculados al posconflicto colombiano. Falleció en las últimas horas en el Hospital El Tunal, donde estaba internado por complicaciones médicas. El deceso de quien fuera conocido como el “carcelero de las Farc” pone punto final a los procesos judiciales abiertos en su contra, pero no sin dejar interrogantes.
El más sensible: el juicio que enfrentaba en la justicia ordinaria por el secuestro del ganadero Samuel Estupiñán en 2017, crimen presuntamente cometido después de la firma del Acuerdo de Paz y por fuera del mandato de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). El proceso por ese secuestro se encontraba en etapa de juicio oral, y aunque Mejía Mendoza había sido capturado en 2020, llevaba el proceso en libertad desde 2023 por vencimiento de términos.
La JEP, sin embargo, le mantuvo la comparecencia en 2024 tras determinar que no existían elementos concluyentes que probaran su responsabilidad directa en ese nuevo delito. La decisión fue criticada por algunas víctimas, que reclamaban su expulsión inmediata del sistema.
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El historial judicial de Mejía Mendoza incluye su participación en tomas guerrilleras como la de Mitú y el montaje de estructuras clandestinas donde fueron retenidos civiles, policías y militares, entre ellos varios que posteriormente fueron liberados en medio de operaciones humanitarias. En audiencias ante la JEP, admitió haber controlado campos de secuestro en plena selva y haber dirigido el reclutamiento de menores.
¿Quién era Martín Sombra?
Elí Mejía Mendoza ingresó a las filas de las Farc en 1996 como combatiente raso del frente 4, que operaba en la región del Magdalena Medio. Su ascenso dentro de la organización insurgente fue vertiginoso: el secretariado le confió la creación del bloque Ciro Trujillo en Casanare, donde impuso una modalidad de secuestro extorsivo sistemático, tanto para obtener recursos como para intercambiar rehenes por guerrilleros presos. Este modelo de “canje” fue replicado posteriormente en otras estructuras del grupo armado.
Aunque tuvo presencia en varias zonas del país, fue en el departamento del Meta donde se consolidó como figura clave dentro del aparato de guerra. Allí comandó acciones como la toma de la base militar de Girasol, en La Macarena, y de Puerto Rico, en 1991. En esta última incursión, ocurrida nuevamente en 1999, cinco soldados fueron asesinados, 28 policías secuestrados y más de 50 familias forzadas a huir del territorio.
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El nombre de Martín Sombra quedó indeleblemente ligado al crimen del secuestro. Bajo su mando, se instaló el temido campamento Cárcel Segura, en los Llanos del Yarí, una prisión clandestina en la que permanecieron numerosos militares y policías cautivos durante años.
Entre los rehenes más emblemáticos bajo su custodia estuvieron la excandidata presidencial Íngrid Betancourt, su fórmula vicepresidencial Clara Rojas y el exgobernador del Meta, Alan Jara. También se le atribuye la vigilancia de los contratistas estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, cuyo secuestro tuvo repercusiones diplomáticas.
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