3 Jun 2019 - 3:00 a. m.

“Ningún lobo solitario, lo que soy es un bobo solitario”: Raúl Gutiérrez

Raúl Gutiérrez Sánchez fue capturado en marzo de 2018 por supuestos planes terroristas. Fue absuelto, Colombia lo expulsó y regresó a Cuba, país que, al inicio, tampoco quiso recibirlo. Entrevista.

Felipe Morales Sierra/ @Elmoral_es

Raúl Gutiérrez fue deportado del país el pasado 23 de mayo. / Archivo
Raúl Gutiérrez fue deportado del país el pasado 23 de mayo. / Archivo

Raúl Gutiérrez fue capturado en marzo de 2018 y, según la Policía de España, fue adoctrinado por el Estado Islámico (EI). La Fiscalía colombiana aseguró que Gutiérrez tenía intenciones de atentar contra la embajada de Estados Unidos en Bogotá. El exfiscal general, Néstor Humberto Martínez, incluso dijo: “Es un tema de seguridad nacional. Lamento que se haya filtrado a los medios de comunicación”. Sin embargo, en el juicio, el ente investigador no aportó pruebas para demostrar su acusación, más allá de sus conversaciones en redes sociales. De hecho, pidió que le retiraran el cargo de terrorismo y lo procesaran solo por concierto para delinquir. El juez no acogió la hipótesis de la Fiscalía, absolvió al cubano y ordenó su libertad.

Al salir de la cárcel La Picota, Migración Colombia lo expulsó del territorio nacional y le prohibió el ingreso al país por 10 años. Cuando llegó a Cuba en un vuelo comercial, no le permitieron el ingreso y lo devolvieron a Bogotá. Gutiérrez aseguró que lo interrogaron en una oficina del Ministerio del Interior, le manifestaron que la manera en la que entró a la isla fue “ilegal” y que podía “dañar la seguridad cubana”. El pasado lunes, finalmente, Gutiérrez fue recibido en su país, pero dice que quiere volver a Colombia. El Espectador habló con Gutiérrez desde Cuba.

Señor Gutiérrez, ¿usted desde cuándo está en Colombia?

Me voy a Colombia en el 2011 y llegué a la isla de San Andrés, porque me casé con una colombiana de Sevilla (Valle).

¿Y sigue casado?

Legalmente yo estoy casado en Colombia, claro. A no ser que ella haya hecho algún trámite, pero no lo creo, porque hubiesen notificado a La Picota.

En la audiencia dicen que a usted lo mantiene su exesposa.

No, señor. Eso no es cierto. Ella los primeros días sí me colaboraba con el alquiler y eso.

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¿Cómo terminó metido en esto?, ¿por qué lo capturaron por terrorismo?

Todo empezó a raíz del abandono de mi mujer y el haber vendido mi restaurante allá en el Eje Cafetero. La verdad no tenía nada qué hacer y empezó a darme un poco de rabia, de desespero económico, y me puse a navegar por internet. En internet uno se encuentra de todo y ese veneno le acelera a uno muchas cosas. Es ahí —que es lo que yo siempre he dicho y así se lo dije a la Fiscalía— que se me acercan dos personajes haciéndose pasar por estos grupos y coincidíamos en algunos temas. Les seguí el juego y ellos alimentaron mi necesidad de obtener algo y dije: les voy a sacar platica. Al final no colaboraban y sí insistían mucho (que cuándo, que qué vas a hacer, que qué tienes, que muéstrame) y yo decía: “No tengo nada” y seguían. Imagínate que fui tan inocente o tan confiado que yo les di mi dirección en Calarcá (Quindío), les di mi cuenta de banco porque yo decía: “Les saco plata y ¿cómo me van a acusar de estafador desde España o Inglaterra?”. Esa fue la situación, pero yo estoy convencido de que yo conversaba con dos agentes secretos del FBI y de España.

Su defensa dijo que a usted no deberían creerle porque usted se llama a sí mismo “un estafador”, ¿por qué?

Sí, señor. Porque yo estaba buscando un beneficio monetario, dadas las condiciones que yo pasaba en ese momento. Al final fui un conejillo de indias, todo por sacar cuatro pesos. Porque si ellos en realidad supieran que tenían un caso conmigo, yo te lo aseguro que los americanos me hubiesen extraditado. Por menos que eso querían extraditar a Santrich.

Cuando lo capturaron, salió el exfiscal Néstor Humberto Martínez a decir que había pruebas contundentes y evidencias de sus supuestos planes terroristas...

La Fiscalía colombiana a cargo de este señor que es un lacayo —dicho por muchas personas sindicadas injustamente— del imperio americano; les rinde cuentas a los americanos. De alguna manera, él quiere sacar pecho haciendo cosas injustamente. Si yo hubiese seguido con la defensora pública, te lo aseguro que me meten tremendo caso. La historia que estaríamos contando serían cincuenta años de condena, que es lo que estaba pidiendo la Fiscalía.

En los argumentos de la Fiscalía dicen que usted es un “lobo solitario”. ¿Usted se considera así?

No me considero ningún lobo solitario, porque eso es una persona que hace acciones delincuenciales bajo su propia conciencia y con sus propios recursos. Yo no tengo pensamientos delincuenciales en mi mente. De hecho, yo llegué a Colombia en 2011 y nunca tuve antecedentes penales. Yo lo que soy es un bobo solitario.

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Usted luego salió a decir en entrevistas que también planeaba atentar contra Gustavo Petro y contra “Timochenko”.

Yo llego a Cómbita, y con todo ese show mediático que se armó, los muchachos me cuentan lo que estaba sucediendo: si sales mucho en la tele, que esto, que lo otro. No pensé quedar como un héroe, pero tampoco tan mal. Entonces comencé a pensar cómo cambiar esto y ahí se me acerca Pablo Hernán Sierra, el exparamilitar, comandante del Bloque Cacique Pipintá, en plenas elecciones presidenciales. Él me dice: “Cuba, si le pones mente a esto, puedes sacarle un beneficio. Si tú cambias la versión para quitarte un poco el letrero de terrorista y hablas lo contrario, a Petro le van a dar protección, va a hacer campaña política con eso y te va a deber algo”. Yo le dije que no conocía a nadie y él me dijo: “No te preocupes”. A los dos días me trasladan a La Picota. Apenas llegué allá, me llaman, que tengo una entrevista con Vicky Dávila que estaba en la dirección. Y ahí cambié toda la versión.

Y al final, cuando sale esa entrevista, ¿a usted sí le llega algún tipo de beneficio?

El único beneficio que obtuve fue $50.000 que me dio Vicky Dávila para tomar refresco y me los quitaron entrando a La Picota. Pero, no, ojo, por parte de todo ese enredo no me llegó ningún beneficio. Lo que me gané fue tremendo madrazo de Petro, él hizo campaña con eso, a él le aumentaron su seguridad personal y me echó tierra. Al final lo que me quedó fue que la Fiscalía me metió otro delito más.

Entonces, ¿se arrepiente de haberle lanzado esa amenaza a Petro?

Un hombre nunca se debe arrepentir de sus actos y, mucho menos, de lo que dice. Pero si hubiese tenido un poco más de orientación y estuviese más enterado de lo sucio de la politiquería en Colombia, no lo hubiese dicho.

En estas últimas semanas usted salió de la cárcel, lo absolvieron, Migración Colombia lo expulsó, Cuba no lo recibió, lo devolvieron al aeropuerto, y volvió a Cuba ¿cómo ha vivido todo esto?

Con dignidad, como buen revolucionario, guevarista y cubano. Nunca le falté el respeto a nadie, nunca me alteré. Lo único que me sucedió era que sí mantenía algo preocupado. Hasta tuve un problemita de ansiedad, depresión y eso, pero era normal.

¿Cómo fue vivir en la cárcel y en el aeropuerto?

En la cárcel, la conducta fue la que a mí siempre me mantuvo en pie, digno. La gente me quería mucho, me respetaba mucho. Estaba en un patio donde había puros altos perfiles, solamente había narcotraficantes y comandantes y cosas así. La verdad, tuve una buena convivencia. Y en el aeropuerto, me sentía secuestrado.

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¿Usted volvería a Colombia?

Allá está mi arraigo, allá están mis amigos, mi gente, tengo a mi mujer, a mi hija. Es el país que a mí me acogió. Yo me enamoré y Colombia es mi patria.

¿Cómo está la relación con su mujer?

Todos los días me llama, esa mujer me adora, va a venir a Cuba. Con la que yo estoy casado por papeles, no hablamos al sol de hoy. La mujer de ahora la conocí en una visita familiar, porque el hermano de ella está en La Picota. Hubo química y amor a primera vista. Siempre me colaboró, siempre me dio apoyo. Ella tiene una hija, yo le digo mi hija. Como nunca tuvo padre, es mi hija.

¿Qué sigue, ya estando en Cuba, para su vida?

Yo quiero volver a Colombia. Si mañana me dejan entrar, mañana mismo me voy para allá, así sea nadando. Ese es mi país, yo me enamoré de Colombia, extraño mi café en la mañana en la panadería, hablar con las personas en los parques, esa socialización que tiene el colombiano. Me dio mucha nostalgia y me fui llorando en el avión por dejar a mi país. Yo tengo más derecho a vivir en Colombia que cualquier extranjero. Yo me integré a la sociedad colombiana, fui trabajador, daba trabajo, me integraba con la sociedad, con los niños, con los ancianos. Me metí dentro de la sociedad colombiana, lloré, sufrí cada vez que pasaba algo. Veía el fútbol colombiano, lloraba, gritaba, todo como un colombiano. Tomaba guaro como los colombianos. Y a uno le da nostalgia todo eso, claro.

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