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Roberto Prieto sí se sienta con delincuentes. Roberto Prieto sí acostumbra a andar con delincuentes.
La farsa de Prieto al afirmar lo contrario se convierte en ofensa desfachatada a la opinión pública cuando se analizan dos hechos innegables. Prieto fue amigo de Eduardo Zambrano, delincuente de cuello blanco en el Banco del Estado y lavador del Cartel de Medellín.
En cambio su padre, Luis Prieto Ocampo, fue la persona escogida por el gobierno nacional en 1982, después del escándalo de falsificaciones y autopréstamos en el Banco del Estado, para encabezar esa institución financiera. Reemplazó al presidente interino Guillermo Alberto González Mosquera, nombrado para suceder a Jaime Mosquera.
El gobierno de Belisario Betancur designó como presidente del banco a Luis Prieto Ocampo en noviembre de 1982 y el padre de Roberto Prieto ejerció ese cargo durante todo el tiempo de la administración Betancur, retirándose cuatro años después, en septiembre de 1986.
Prieto Ocampo fue escogido por su trayectoria honorable, por su buen nombre, por su capacidad gerencial, pues se necesitaba una figura con esas características para restablecer la confianza en el banco, descaecida por obra de los delincuentes Jaime Mosquera Castro y Eduardo Zambrano Caicedo. Frente al mismo crimen, Prieto Ocampo y su hijo se colocaron en orillas opuestas.
Algo va de Luis Prieto Ocampo a Roberto Prieto. Este fue amigo de un pícaro de siete suelas, de un sujeto que saqueó un banco y que falsificó documentos impunemente, en tanto que su padre fue llamado al Banco del Estado para ser el antídoto contra las fechorías de Zambrano.
Cuando el banco cumplió cien años en 1984, Luis Prieto Ocampo recordó el "manejo confianzudo", los "ambiciosos intereses", los autopréstamos, los "zarpazos empresariales", los "aventureros que se colaron en el sistema financiero", la "especulación a sus anchas ante la mirada impasible de un Estado indiferente y unas entidades de control laxas y tolerantes" de épocas pretéritas. Señaló que el Banco del Estado era, tras el escándalo, estricto en la aplicación de la ortodoxia financiera, en la pureza de su comportamiento interno, en la austeridad que debe reinar en la administración. A su retiro, el banco registraba utilidades y había sido rescatado del naufragio al que lo habían condenado Zambrano y Mosquera.
La traición de Roberto Prieto a la gestión de su padre queda en evidencia en un oficio que Luis Prieto Ocampo recibió en diciembre de 1982, un mes después de llegar a la presidencia del banco. El gerente del Banco del Estado en Cali le escribió:
De acuerdo a nuestra conversación en el día de hoy, paso a rendirle el siguiente informe.
En el mes de Diciembre de 1981 el doctor Eduardo Zambrano Caicedo Vicepresidente Ejecutivo del Banco en esa época, nos ordenó telefónicamente al Gerente de Zona en Cali, doctor José Nicolás Urdinola y a mí, contabilizarle los siguientes créditos.
Después de enumerar créditos a Irit Dickman Kamil, Moni Dickman Kamil, Fritzi Dickman Kamil, Michael Dickman Kamil, Michael Dickman Kamil, Ermano Panebianco, Francisco Panebiano, Limibadika Malka y Cia, Inversiones Monumento y Humberto Arias García, el oficio continúa diciendo:
Nos ordenó el doctor Zambrano que el producto de la contabilización de esos créditos, debería girarse a Bogotá Sucursal Carrera Décima a favor de la sociedad Inversiones Arroyohondo, orden que cumplimos ya que se trataba de nuestro más alto jefe.
Estalló la crisis del Banco, y el día 5 de octubre vine a Bogotá a una reunión que tuvimos los Gerentes a nivel nacional con el doctor Guillermo González M., pregunté sobre el asunto de estos pagarés a varios funcionarios de la Dirección General con el fin de lograr su cancelación y fue cuando verdaderamente me enteré que este dinero había salido del Banco en forma ilícita.
Hablé con el doctor León Sterenberg P. [cuñado y apoderado de Mosquera] pues según me informaron solo él podía arreglar este asunto. El admitió que ese dinero había sido sustraído por el doctor Jaime Mosquera y el doctor Zambrano y por lo tanto accedió a firmar dos pagarés por valores de $65.905.000 y $89.180.000 a nombre de Asesora Mosquera Sterenberg S. en C., con el fin de sustituir los pagarés del problema.
Por lo que le informo anteriormente doctor Prieto, usted puede ver que realmente fuimos utilizados por nuestros jefes más altos de quienes nunca dudamos de su honorabilidad e integridad moral, y de quienes tuvimos siempre el mejor concepto, y que simplemente como subalternos que somos y que dependemos única y exclusivamente de nuestro sueldo, recibimos unas órdenes que teníamos que cumplir, sin dudar nunca de que lo que estábamos haciendo tuviera lo más mínimo de irregularidad.
Otra de las marrullas de Eduardo Zambrano como vicepresidente ejecutivo del Banco del Estado la conoció Luis Prieto Ocampo tres meses después de llegar a la presidencia del banco. El superintendente bancario, Germán Botero de los Ríos, le informó que debido a maniobras de Zambrano que aparecían en instrucciones suyas sobre contabilización de ingresos, se pudo determinar que las utilidades "se incrementaron ficticiamente en $36.000.000". Botero de los Ríos concluyó que los dividendos aprobados en asamblea de accionistas en agosto de 1982 "carecen de base por cuanto tuvieron su origen en utilidades ficticias, presentadas como consecuencia de operaciones ilegales, inseguras y sin buena fe, que, en parte, dieron origen a la nacionalización de la Entidad". En otras palabras los balances del banco fueron falsificados.
La amistad de Roberto Prieto con Zambrano viene de hace años, como él lo reconoció ante los investigadores gubernamentales del escándalo Odebrecht. Tal vez no es tan antigua como su amistad con Juan Manuel Santos y con María Clemencia Rodríguez de Santos, pero sí data de varios años.
De manera concreta, esa amistad con Eduardo Zambrano está documentada en la interceptación ordenada por la Fiscalía al celular de Prieto en marzo y abril de 2017. El día en que Prieto declaró en la Fiscalía recibió una llamada de Zambrano para preguntarle cómo le había ido. "Yo creo que bien", le contestó Prieto. Es en esa llamada cuando Prieto dice que Luis Fernando Andrade "fue un remalparidazo conmigo por lo que dijo". Zambrano comentó: "Es que a esa gente le hace falta peso en la cola". Zambrano luego dice que había estado ese mismo día en la Fiscalía y allá "no tenían ni idea de los 400", posiblemente los 400.000 dólares para los afiches de la campaña Santos 2010. Prieto: "La que se tiró todo fue María Fernanda eso fue el bollo. María Fernanda había dicho que fueron unos afiches que le había pagado Odebrecht". Zambrano: "Sí pero puede ser Odebrecht Colombia y eso no es nada ilegal porque eso existe". Prieto: "Pero bueno ya salí de este trance". Zambrano: "Pero es bueno que no esté en el radar de los gringos". Prieto: "Bueno hablamos Eduardo un abrazo".
En otra llamada que Prieto hace a Zambrano para averiguar por su salud, Zambrano pregunta: "¿Por qué joden?". Prieto responde: "Una cacería, cazar a Prieto para que hable y Santos se cae". Al final Prieto dice que se siente más tranquilo, que la agitación mediática cede, que viene la Semana Santa y que tiene información de que cierran la investigación en 2 o 3 semanas. "Sí que cierren eso", dice Zambrano.
Pero la investigación contra Prieto no se cerró porque cuando Zambrano fue capturado en julio de 2017, decidió delatar a Prieto.
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Los nexos de Eduardo Zambrano con Odebrecht vienen de vieja data. Cuando el director jurídico de Odebrecht, Yezid Arocha, fue llamado a declarar en mayo de 2017 por la fiscal Amparo Cerón Ojeda, aseveró que conocía a Zambrano desde hace más de 10 o 12 años:
Me fue presentado por el señor Marcelo Jardim antiguo presidente de Odebrecht en Colombia, como ingeniero consultor, ha sido asesor en ingeniería de Odebrecht durante muchos años, tiene una de las más grandes empresas de ingeniería en Colombia que se llama Consultores Unidos, es especialista en temas de energía y de infraestructura vial, ha hecho para nosotros diversos estudios y diseños, tanto en el área de energía como en el área de infraestructura vial, a través de subcontratos y de contratos también. Realmente son muchos o varios los contratos que ha hecho con nosotros.
Zambrano logró que Odebrecht contratara a Consultores Unidos para elaborar los diseños de la Ruta del Sol 2, por $15.000 millones, según El Tiempo. Una fuente dijo al diario que "Zambrano conoció a ejecutivos de Odebrecht cuando estaba en Brasil, prófugo de la justicia por el escándalo financiero del Banco del Estado". En ese caso los vínculos de Zambrano con la compañía serían más antiguos de lo que declaró Yezid Arocha.
También reveló El Tiempo que Zambrano contrató a un primo de Otto Bula para realizar estudios ficticios de factibilidad de la vía Bogotá-Girardot. Ganaderos ficticios, utilidades ficticias, estudios ficticios.
El primo de Bula, Oscar Mauricio Bula Jarava, nacido en Sahagún, recibió en 2015 $1.880 millones de Odebrecht por trabajos que no fueron ejecutados. Los pagos salieron de la empresa de Zambrano, Consultores Unidos. El propósito de los contratos ficticios era justificar el pago de dinero a favor de Otto Bula y de Federico Gaviria, otro lobista que trabajaba al servicio de Odebrecht.
Así como la firma de Zambrano, Consultores Unidos, realizó los estudios para la Ruta del Sol 2, también fue contratada para los estudios y diseños del puente Plato en el departamento de Magdalena, que hace parte de la Ruta del Sol 3 a cargo de una concesión liderada por Salini Impregilo.
Para la Fiscalía Roberto Prieto influyó de manera determinante ante la ANI para lograr la adición del contrato de la Ruta del Sol 3. Esa adición consistía en agregar a las obras el puente Plato. Y como síntoma de que Roberto Prieto y Eduardo Zambrano hacían parte de una comparsa contractual, la Fiscalía señaló que esa gestión de Prieto ante la ANI "habría estado condicionada a que los estudios y diseños del citado puente quedaran a cargo de la empresa Consultores Unidos S.A., del empresario Eduardo Zambrano, como efectivamente ocurrió".
Graves y reprensibles abusos ocurrieron en el octenio de Alvaro Uribe, pero no se presentó un escándalo similar a la alianza entre un amigo de la familia presidencial como Roberto Prieto, gerente de las campañas presidenciales de Santos, y un sujeto de los antecedentes nefastos como lo es Eduardo Zambrano, al cual solamente le faltan imputaciones por delitos de sangre.
No lo digo porque tenga afinidades con el ex presidente Uribe, que no las tengo. Personas desafectas a mi nombre, era la expresión que utilizaba el ex presidente Alfonso López Michelsen para referirse a mi esposa Silvia Galvis y a mí. Personas desafectas a todos los presidentes vivos de Colombia, y a varios del pasado más lejano, fuimos Silvia y yo. Silvia lo explicó en carta a una amiga:
No se te olvide que los políticos y los partidos políticos son todos iguales, y si no lo son al principio al final terminan siéndolo (al menos eso enseña la historia de Colombia). Ve con cautela, todos esos aparentes (muy subrayado el aparentes) idealismos, terminan en voracidades. Nunca se te olvide eso, razón por la cual aquí se desprestigian tan rápidamente, comenzando por el MRL de López Michelsen, principal opositor del Frente Nacional que terminó cuando López le aceptó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores a Lleras Restrepo, su más enconado enemigo. Y de ahí, empieza a hacer el inventario de rebeldes con causa pero con hambre de poder.
Además de que el Premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos y el falsificador Eduardo Zambrano tienen un amigo en común, es todavía más escandaloso que la administración Santos haya reencauchado a Zambrano otorgándole contratos por decenas de miles de millones de pesos para su empresa Consultores Unidos, pese a que las fechorías de Zambrano son del dominio público desde hace 35 años. Fue la administración Santos, por la vía contractual, la que le extendió y le prorrogó la vida útil a este personaje, el único de la crisis financiera de 1982 que logró resucitar y forjar otra carrera. Los demás banqueros vinculados a hechos ilícitos en esa crisis pasaron al anonimato, como fue el caso de Uldarico Robles Vivius, Eduardo Uribe y Octavio Becerra Vélez.
En 2013 la Agencia Nacional de Infraestructura ANI firmó con Zambrano un contrato de interventoría por más de $11.000 millones relacionado con la vía Zipaquirá-Bucaramanga.
En 2014 Ecopetrol, que en un 89% pertenece a la Nación, le dio un contrato por casi $22.000 millones a la firma de Zambrano para diseño de infraestructura eléctrica de redes para un bloque de la vicepresidencia regional Orinoquia de Ecopetrol.
En junio de 2017, cuando ya había estallado el escándalo de Odebrecht y se conocía el papel de Zambrano, el gobierno escogió a Consultores Unidos para instalar un transformador en la Costa Atlántica a un costo de más de $23.000 millones, según revelación de El Tiempo.
Germán Arce Zapata, nombrado ministro de Minas en 2016, estampó su firma en un contrato en que también aparece la de Eduardo Zambrano Caicedo para ejecutar obras en el corredor férreo La Dorada-Chiriguaná. Arce era en ese momento, 2014, gerente del Fondo de Adaptación, entidad adscrita al Ministerio de Hacienda y creada para realizar obras de infraestructura. Zambrano obró a nombre del Consorcio Interventoría Vías Férreas. Valor del contrato: más de $16.000 millones.
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Juan Manuel Santos, que tanto se preciaba de su administración impoluta, que pretendió engañar al pueblo colombiano diciendo que él había sido invitado a Londres a presidir conjuntamente con el primer ministro David Cameron una cumbre anticorrupción por los avances del país en ese campo, ese mismo Santos no solamente reencauchó a un sujeto con el prontuario de Eduardo Zambrano permitiéndole convertirse en gran contratista del Estado, no solamente compartía un amigo personal con ese sujeto, sino que además nunca supo que Zambrano fue uno de los intermediarios contratados por Odebrecht para repartir sobornos.
De acuerdo con la revista Semana, Zambrano puso al servicio de la corrupción la firma que gerenciaba, Consultores Unidos. La estrategia de Zambrano era utilizar contratos ficticios para pagar favores a quienes ayudaron a la constructora brasilera a conquistar un puesto prominente en las obras de infraestructura en Colombia. Los contratos entre la empresa de Zambrano y Odebrecht se inflaban para luego poder desviar los excedentes a título de coimas. Semana informó que en la declaración ante la Fiscalía Zambrano confesó tener relaciones con ejecutivos de Odebrecht desde 1982. ¡Es decir, desde el mismo año en que estafó al Banco del Estado y luego se fugó al Brasil! En otras palabras su trayectoria en el mundo del fraude no ha tenido solución de continuidad.
Uno de los contratos ficticios firmados por Zambrano fue el ya mencionado con Mauricio Bula Jarava, primo de Otto Bula. Este había dicho a la Fiscalía:
Yo quiero que a ese muchacho no lo vayan a meter en esas cuestiones porque a él prácticamente lo engañé yo. Yo le pedí el favor de que si podía firmar un subcontrato con esa empresa de Zambrano.
Zambrano señaló que eran Otto Bula y Federico Gaviria los que indicaban a quiénes se les pagaban las sumas que se disfrazaban en los contratos ficticios y agregó que, aunque no tenía certeza sobre los beneficiarios finales, dijo que Bula le mencionó a los senadores Musa Besaile y el Ñoño Elías.
Hablando de beneficiarios, al mencionar estos cinco nombres —Eduardo Zambrano, Otto Bula, Federico Gaviria, Musa Besaile y Bernardo Elías— resulta que tres fueron beneficiarios del gobierno de Santos. Zambrano, el corrupto de las siete vidas, por los contratos que le fueron adjudicados, pese a su pasado criminal, y Besaile y Elías como senadores ampliamente favorecidos con cupos indicativos. La coincidencia salta a la vista: los benefició el gobierno de Santos y los benefició Odebrecht.
Empero, Santos no tuvo inconveniente en afirmar en una visita a Quibdó en marzo de 2017 que en su gobierno a Odebrecht le fue como a los perros en misa. "Colombia fue penetrada, pero este gobierno le hizo a esa empresa un muro para que no pudiera penetrar a este gobierno", dijo Santos.
Cuando meses después fueron capturados Eduardo Zambrano, el Ñoño Elías y Musa Besaile, Santos no volvió a mencionar a Odebrecht. Nunca ha reconocido que su gobierno le dio contratos a un sujeto como Zambrano, nunca se ha referido a los sobornos confesados por el Ñoño Elías, jamás se ocupó de los nexos entre su amigo Roberto Prieto y Zambrano. Tampoco mencionó los contratos ficticios que celebró Odebrecht después de 2010 ni los sobornos adicionales a los confesados por Odebrecht en Nueva York que fueron descubiertos por la Fiscalía. Igual silencio guardó Santos frente a un fragmento de la declaración de Otto Bula que se publicó muchas veces en la prensa en 2017:
Los brasileños autorizaron un 4% del valor del contrato así: 2% para Bernardo Elías y los amigos de las comisiones de presupuesto que él maneja; un 1% para Federico Gaviria y para mí, o sea un 0.5% para mí y un 0.5% para Federico, y un 1% para otros políticos que estaba manejando Federico, que siempre me hablaba de Plinio Olano de la Comisión Sexta y Miguel Peñaloza.
Ese contrato contaminado por el delito sobre el cual se autorizó pagar sobornos equivalentes al 4% de su valor, es el otrosí para la construcción de la carretera Ocaña-Gamarra, autorizado no solamente en el gobierno Santos sino por el propio Santos en un documento Conpes. Este, el Consejo Nacional de Política Económica y Social, organismo en que tienen asiento el presidente, los ministros, el director de Planeación y otros altos funcionarios, se ocupa de autorizar las grandes obras públicas. Sobre éstas Santos dijo que Odebrecht "solamente se ganó una y se la ganó en franca lid". En el momento de esa declaración, es cierto que no se conocían las confesiones de Otto Bula y de Eduardo Zambrano, pero Santos no actualizó posteriormente sus afirmaciones ni reconoció que Odebrecht sí penetró su gobierno y sí pagó sobornos a través de un contratista de su gobierno y para beneficio de parlamentarios afectos a su gobierno.
Según Zambrano, a él le entregaban cheques que a su vez hacía llegar a Federico Gaviria, a Otto Bula o al chofer de Bula "o al que mandaran a recoger la plata". Los cheques se podían cobrar o endosar. "Eran para pagarles a senadores de la República por la intervención que hacían". Que hacían ante el gobierno de Santos.
Según Semana, la Fiscalía encontró un pago de 2015, en el segundo gobierno de Santos, por US$2.727.000, que salió de Colombia a un banco en Panamá. Bula afirmó que de esos casi siete mil millones de pesos se le entregaron $900 millones en efectivo al senador Bernardo Elías. "La plata fue consignada a la cuenta de un trabajador mío de nombre Edgar Benvert, creería que se los entregó a la prima del Ñoño (Básima Elías Nader)", según Bula.
En Quibdó Santos había proclamado que "No pudo haber gato encerrado". Cuando se supo que sí hubo trampas, guardó silencio. Las pruebas que aparecieron después eran abrumadoras.
Santos también guardó silencio cuando se reveló que gracias a la intermediación de Eduardo Zambrano varios miembros de su campaña presidencial de 2010 asistieron a un desayuno con el gerente de Odebrecht en Colombia. Lo reconoció Juan Claudio Morales, el cual desayunó con otros integrantes del comité financiero de la campaña y con Luiz Antonio Bueno Junior en febrero de 2010 en el Hotel Casa Medina. Odebrecht ofreció una ayuda económica que no se concretó porque el comité le dijo a Bueno que una donación de una persona jurídica sería ilegal, pero después la compañía terminó pagando los 400.000 dólares que se necesitaron para los 2 millones de afiches de la campaña.
Esta frase apareció en un artículo de El Tiempo que no fue objeto de rectificación: "Los nexos entre Zambrano y Morales datan de los 80, en el marco del escándalo del Banco del Estado y la compra del Banco Comercial Antioqueño". Morales era Juan Claudio Morales. Por partida doble tuvo Santos amigos en común con Zambrano: a través de Juan Claudio Morales y a través de Roberto Prieto.
Si se le preguntara a Santos si sabía que un miembro del comité financiero de su campaña de 2010 era amigo de un sujeto con antecedentes penales, probablemente contestaría que no lo sabía. Esa ignorancia deliberada, ese no querer saber cómo se consigue la plata y cuál es el pasado de los directivos y merodeadores de las campañas, es un pretexto muy cómodo para luego fingir ignorancia cuando revientan los escándalos. Ese "Me acabo de enterar" de Santos cuando Roberto Prieto confesó en Blu Radio que sí entró un aporte de Odebrecht a la campaña de 2010 para sufragar los afiches, en realidad significa "No me quise enterar".
Santos no quiso reconocer las revelaciones perjudiciales para su gobierno que se fueron conociendo a lo largo del año 2017 como consecuencia del escándalo Odebrecht. En octubre de 2017 se mostró desafiante en un discurso que pronunció en Manizales:
Llevo más de siete años recibiendo todo tipo de ataques. Me han acusado de traidor, de tramposo, de mentiroso, de comunista, de dictador, de haber sido reclutado por la KGB durante mi estadía en Londres. Me han dicho fariano —¡hasta me pusieron un alias!—, me acusaron de haber financiado mis campañas con plata del narcotráfico, con coimas de Odebrecht, con plata de "Los Comba" y con plata venezolana. Me han señalado de ser ficha de los Castro, de ser ficha de Chávez y, por supuesto, de ser ficha de los dos: ¡todo un castrochavista! Que pacté con la Farc el aumento de los cultivos ilícitos, que he querido acabar con el Ejército, con la Policía, con la propiedad privada, con libertad de expresión, y otras tantas barrabasadas. Que me compré el premio Nobel, que regalé a San Andrés, que acabé con la seguridad, que hice añicos la confianza inversionista y la cohesión social.
A Santos se le olvidó otra acusación absurda, que por haber sido él en la adolescencia acólito del padre Camilo Torres, se matriculó en la guerrilla y toda la vida ha sido un guerrillero disfrazado. Evidentemente son alucinantes las de las habladurías y rumores que bastantes colombianos repiten sobre él. Son alucinantes porque Santos siempre ha sido enemigo feroz de la guerrilla y cuando fue ministro de Defensa de Alvaro Uribe emulaba con el presidente en las descargas furibundas contra las Farc, contra Chávez, contra Rafael Correa, etc. Santos siempre ha sido un derechista, un convencido de la política de echar bala contra la guerrilla. Los uribistas creen que es un traidor a la causa cuando la verdad es que en 50 años cuando Santos, Uribe y los uribistas estén todos muertos, se reconocerá que entre los dos terminaron con la guerrilla de las Farc: Uribe haciendo lo que predicaba Alfonso López Michelsen, la derrota militar como paso previo para una negociación, y Santos como realizador de esa negociación que llevó a la entrega de armas y a la liquidación de las Farc. Pero como ahora los uribistas creen que por no continuar Santos la guerra permanente contra las Farc fue un vil traidor, muchos seguirán acusándolo de todo tipo de barrabasadas. Los que lo acusan de hechos falsos —hay que aclararlo— son sus antiguos aliados Alvaro Uribe y su ejército de creyentes. No somos los agnósticos.
Pero en cuanto a la financiación de la campaña de Santos con coimas de Odebrecht, el hecho está establecido porque lo confesó Roberto Prieto en relación con la campaña de 2010 a la cual entraron ilegalmente aportes de los brasileros para los afiches, y en la campaña siguiente hubo un pago de Odebrecht para una encuesta. No puede Santos descolgarse por las orejas al enumerar un hecho cierto al lado de otros que son falsos.
Por lo demás, la palabra de Santos no es confiable. Mientras en octubre de 2017 afirmaba en Manizales que era absurdo acusarlo de financiar sus campañas con coimas de Odebrecht, el 14 de marzo anterior había reconocido que el pago de los afiches por parte de Odebrecht en el 2010 "es un hecho bochornoso".
Antes de que Roberto Prieto reconociera el aporte para los afiches, se había producido un espectáculo patético y vergonzoso. El 8 de febrero, cuando ya se conocía públicamente la acusación de Otto Bula según la cual entregó un millón de dólares a Roberto Prieto, el gabinete en pleno expidió ese comunicado servil y abyecto:
Resulta absurdo e inaceptable que personajes de dudosa reputación, con una simple declaración sin prueba alguna, pretendan ahora enlodar la campaña presidencial de 2014, como se pretendió hacerlo también si éxito con la de 2010. Como consta en los libros contables de la campaña registrados ante el Consejo Nacional Electoral, la campaña no recibió financiación por parte de particulares, ya que la totalidad de la misma se financió con recursos provenientes de los anticipos y reembolsos establecidos en la Ley.
Cuando un mes después fue el propio Roberto Prieto el que confesó que sí hubo dinero de Odebrecht en la campaña de 2010, ninguno de los ministros que se rasgaban las vestiduras porque se enlodaba la campaña tuvo la honradez de rectificar el paz y salvo que en actitud genuflecta le expidieron al presidente Santos. Ni Mauricio Cárdenas, ni María Angela Holguín, ni el vicepresidente Germán Vargas Lleras, ni la directora de Coldeportes, que también firmó el comunicado. La palabra de ellos vale tanto como la de cualquier persona de dudosa reputación.
Muy similar al elogio público que Donald Trump le exigió en 2017 a su gabinete fue la alabanza del gabinete de Santos en ese comunicado de febrero 8 de 2017:
El Presidente Santos a lo largo de su vida pública y en los últimos seis años y medio de gobierno ha demostrado a los colombianos su condición de dirigente transparente e intachable en todas sus actuaciones. Con su liderazgo, el Estado se ha comprometido a fondo en la lucha contra la corrupción y su honestidad nunca se ha puesto en duda.
***
En la historia sórdida de cómo Eduardo Zambrano logró reencaucharse gracias a los contratos de la administración Santos, quedó un hilo suelto que los medios de comunicación pasaron por alto. Se trata de Consultores Unidos, la firma de consultoría fundada en 1971 y que Zambrano gerenció hasta mediados de 2017. No solamente es incomprensible que el gobierno nacional haya premiado a Zambrano otorgándole contratos por altas cuantías, también es inexplicable cómo los dueños de la firma le dieron cabida a una persona con una hoja de vida llena de escándalos.
Se publicó sí que Consultores Unidos había cortado vínculos con Zambrano a raíz de su captura en julio de 2017, que iniciaría una acción de responsabilidad en su contra, que directamente no era dueño sino del 1.47% de la compañía pero que "de manera independiente, su grupo familiar" tenía el 27.74 % de las acciones.
La revista Dinero publicó un artículo donde se afirmaba que en los años 90 ante una crisis en el sector energético "llega el ingeniero civil Eduardo Zambrano a presentarse a la compañía con algunos proyectos interesantes -disposición final de elementos industriales en Europa a favor del medio ambiente y generación de energía".
Según Dinero:
La difícil situación del sector y la experiencia del señor Zambrano en el área civil, le permitieron entrar a la compañía y crear un área de negocio especializada en el desarrollo de proyectos de infraestructura en el marco de una estrategia de ampliación del portafolio de servicios.
Eduardo Zambrano entró a Consultores Unidos en 1994 o 1995 porque Tirso Quintero, fundador de la empresa, lo conocía de tiempo atrás por un vínculo familiar. Un alumno de Tirso Quintero, Armando Rengifo, estaba casado con una hermana de Zambrano. Armando Rengifo es un ingeniero egresado de la Universidad de los Andes.
Zambrano no le ocultó a Tirso Quintero que había trabajado en el Banco del Estado. Le dijo que los cargos en su contra una persecución y que tenía demandada a la Nación. Quintero no le hizo inteligencia a esta información y le permitió a Zambrano, que es ingeniero de profesión, vincularse a Consultores Unidos. Allí se le entregó un área nueva para la empresa: ingeniería civil. Consultores Unidos se especializaba en ingeniería eléctrica pues Tirso Quintero es ingeniero eléctrico de proyectos de alta tensión. Luego Zambrano adquirió acciones en la firma, hasta llegar con su esposa e hijos a tener un 27%.
Zambrano logró que Consultores Unidos participara en un consorcio con otras firmas como interventor de Porce 3, la hidroeléctrica más grande de Empresas Públicas de Medellín hasta el momento.
Los nexos de Zambrano con Odebrecht vienen por Marcelo Jardim que fue representante de Odebrecht en Colombia cuando los brasileros trabajaron en la hidroeléctrica de la Miel, antes de irse del país y regresar hacia 2008. Para la Ruta del Sol 3, Zambrano consigue que le asignen el diseño de uno de los bloques en que Odebrecht dividió la carretera. Ese contrato de 2012 se hizo en compañía con otra empresa de consultoría, Consultoría Colombiana.
Más adelante, cuando a Odebrecht le dieron el contrato para la vía Ocaña-Gamarra, le pidió a Zambrano un prediseño, pero Odebrecht no lo pagó y Zambrano dejó de hablar de sus amigos brasileros.
Pero volvió a retomar el contacto a raíz de una posibilidad que se abrió de un alianza público privada para una nueva ruta Bogotá-Girardot para el tráfico pesado. Ofreció los diseños si Odebrecht le pagaba lo que le debía de Ocaña-Gamarra. Odebrecht pagó, lo cual hizo crecer la credibilidad de Zambrano dentro de Consultores Unidos. Internamente en Consultores Unidos no hubo sospechas porque los pagos que hacía Consol, el consorcio constructor de la Ruta del Sol 2, venían de cuentas en Corficolombiana. "A nadie se le ocurre que haya cosas fraudulentas en Corficolombiana", indicó una fuente.
Las sospechas sí se dispararon cuando agentes de la Fiscalía llegaron en julio de 2017 a Consultores Unidos a pedir los contratos en 2015 celebrados con una firma llamada Transportes de la Sabana, la compañía del sobrino de Otto Bula. Se descubrió que las facturas que se pagaron por el contrato eran infladas frente a lo que debería valer el servicio supuestamente contratado. Es decir, el trabajo real valía menos. Al comprobar la falsedad de las facturas, que servían para extraer los sobornos, la Fiscalía ordenó la captura de Zambrano. Este era autónomo para el pago de las facturas en el área que manejaba, ingeniería civil y construcción.
En otras palabras, por su autonomía Zambrano podía presentar facturas infladas y sacar dinero con base en ellas, pues él ordenaba los pagos que se hacían con base en los contratos.
La Fiscalía tenía sospechas sobre Zambrano desde el 6 de marzo de 2017 cuando expidió un comunicado sobre Odebrecht donde señalaba lo siguiente:
Por su presunta participación y conocimiento de los hechos que rodearon el soborno en Ruta del Sol Dos, serán llamados a rendir diligencia de interrogatorio ante un Fiscal Delegado, los señores Daniel García Arizabaleta y Eduardo Zambrano.
Por confiar en una persona como Eduardo Zambrano, a quien el fundador de Consultores Unidos conocía como hermano de la esposa de un antiguo alumno, y por no investigar su pasado como banquero, la compañía, que llegó a facturar 35.000 millones de pesos al año, quedó en entredicho y desde la captura de Zambrano están tratando de sobrevivir al contagio del escándalo Odebrecht.