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“Nosotros hallamos el tercer computador”

Javier Castillo (*), uno de los hombres jungla de la Policía,  le contó a El Espectador detalles de la Operación Fénix, en la que murió Raúl Reyes.

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El Espectador
28 de febrero de 2009 - 10:00 p. m.
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¿Qué es lo que más recuerda del operativo en contra de ‘Reyes’?

El olor a muerto. Era diferente al de otros operativos en donde había bajas. Pero también las comodidades con que se notaba que vivía Reyes allí. Era evidente que no estaba de paso por Ecuador.

¿Qué le hace pensar eso?

Porque prácticamente tenía un apartamento en medio de la selva. Tenía su propia habitación con cocina y estufa a gas. Había cambuches para su escolta, un salón de clases y pista de entrenamiento perfectamente acondicionada. Además, encontramos un televisor de plasma con señal satelital, muchas botellas de vodka, dulces importados y un reloj finísimo, que después resultó ser chiviado. Uno no lleva vodka para andar entre el monte.

¿Está diciendo que ‘Reyes’ vivía en Ecuador?

Eso parece. Hasta diría que se sentía seguro, pues tenía más una casa que un búnker. No había grandes medidas de seguridad en el lugar. Ni una sola trinchera; solamente su guardia personal con los tres anillos de seguridad que utiliza cualquier miembro del secretariado. Inclusive, tenía un sistema de manejo de aguas que le permitía tener duchas en el baño. Eso no es fácil de instalar.

¿Sabía que iba para Ecuador a hacer esa operación?

No. Primero nos dijeron que íbamos a hacer un apoyo en Santa Marta. Nueve horas después del primer bombardeo, nos enteramos de que estábamos en territorio ecuatoriano.

¿Cómo se enteraron?

Estábamos en tierra, y como a eso de las 9:30 de la mañana comenzó a sobrevolar un helicóptero. Entonces mi mayor nos dijo: ‘Muchachos, estamos en Ecuador’, y se empezó a sentir la presión de ese helicóptero. Le dijeron a mi mayor por (teléfono) satelital: ‘Dígales a sus hombres que están en Ecuador y que el presidente (Rafael) Correa no quiere arreglar’.

¿Qué hicieron entonces?

La orden era no enfrentarnos. Salimos corriendo y dejamos todo tirado. Nos tocó abandonar a las tres mujeres heridas, porque huíamos a pie.

¿La mexicana entre ellas?

Sí.

¿No recogieron pruebas?

Íbamos en misión de apoyo, pero nosotros hallamos el tercer computador, en donde se encontró todo lo del uranio de las Farc.

(*) Nombre cambiado.

Por El Espectador

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