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Las misiones de contrainteligenia conocidas bajo el nombre de operación Bastón fueron reveladas por la Revista Semana y dejaron al descubierto la crisis al inteiror del Ejército. Luego del escándalo de los perfilamientos irregulares a más de 130 personas, los hallazgos de la operación Bastón evidenciaron que hace más de un año los resultados llegaron a manos de la Fiscalía y nada ocurrió. Además, que con el cambio de cúpula en las Fuerzas Armadas en diciembre de 2018, comenzó una cacería de brujas contra las personas que participaron en estos trabajos de contrainteligencia.
La operación Bastón nació con el objetivo de identificar y sancionar a las manzanas podridas de la institución. De acuerdo con las recientes revelaciones, a medida que Bastón avanzaba y se iban tomando cartas en el asunto, los poderes en el Ejército se dividieron en dos grupos: los que buscaban a quienes los investigaban y los pretendían sacar adelante las labores de contrainteligencia. Los traslados, destituciones y amenazas para impedir el avance en las investigaciones se volvieron una constante.
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Cóndor, Isidoro, Harel, Isidoro, Iñaki, entre otros, hacen parte de los nombres clave que tienen las 20 misiones de trabajo que conforman Bastón y que tenían como objetivos a 16 generales del Ejército. De acuerdo con Semana, los expdedientes tienen más de cinco gigas de información en las que hay 57.538 documentos, contratos, videos, entrevistas y otras preubas. En esas redes de corrupción, también se identificaron a 218 oficiales, entre capitanes y coroneles, que no solo direccionaron contrarios, sino que también vendieron información a grupos armados. Además, 122 suboficiales y 35 civiles fueron vinculados a las pesquisas.
Uno de los casos más precupantes es Harel (u Honor), una investigación en la que hay testimonios y pruebas que apuntan a que un general que vendió información a las Farc y posteriormente a las disidencias. En el expediente, los investigadores insistieron en que la gravedad de los hechos puso en riesgo la vida de los uniformados encargados de las operaciones y movimientos militares en la región bajo el control de la Octava División del Ejército. Según lun testimoniod e una guerrilelra del Frente 10 de las Farc, que oepra en Arauca, por la información se le pagó a un general $2.000 millones.
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El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció el pasado viernes que estas misiones seguirían y servirán para realizar cambios internos en el Ejército. Agregó que las denuncias serán remitidas a autoridades correspondientes. Sin embargo, en la Fiscalía los expedientes han quedado en el olvido, al punto que durante más de un año no ha sucedido nada. Y según Semana, en los equipos de la operación Bastón generó preocupación un audio en el que se evidenció que uno de los generales investigados recibió información desde la Fiscalía en el que le advertían que contrainteligencia lo estaba rastreando.