Luz Mery Tristán se consagró en 1990 como la primera campeona mundial de patinaje que tuvo Colombia, luego de ganar en la categoría de 5.000 metros el 17 de noviembre de 1990 en Bello (Antioquia). Treinta y dos años más tarde, su vida se apagó por un feminicidio, propiciado por el empresario caleño Andrés Gustavo Ricci García. Después de más de 150 días en juicio, un juez penal del circuito de Cali lo condenó a 45 años y nueve meses de prisión, luego de las irrefutables pruebas que encontró la Fiscalía en su contra. Su defensa apeló la decisión. Ricci García intentó, en enero de este año, salir libre por vencimiento de términos, pero no lo logró. Mario Valencia Tristán, hijo de la campeona, y quien siguió sus pasos en el patinaje hasta 2017, habló con este diario sobre la reciente condena, pero para él es más importante recordar la otra historia de su madre: la del deporte del patinaje y la mamá que fue. Él la recuerda, le agradece, le manifiesta su orgullo y, a raíz de su experiencia, le manda contundente un mensaje a la justicia.
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¿Cómo toma la condena de 45 años en contra de Andrés Gustavo Ricci?
Para mí personalmente es un poco de alivio. Sin embargo, entiendo que esto es una maratón. Desafortunadamente, aquí no termina este proceso. Si bien entendemos que viene una apelación por parte de la defensa de este señor y que hay varias instancias, sé que esto va a ser de tiempo. Los abogados de él seguramente van a intentar que salga de prisión, bien sea por temas médicos u otras estrategias. Yo no siento esa tranquilidad que otras personas pueden tener. Esa es mi sensación hasta el momento. No obstante, creo que sí se puede decir que es una victoria que se le llame feminicidio al crimen de mi mamá. Que se le quite la palabra presunto. Que pueda haber mayor transparencia y un señalamiento por parte de la sociedad.
La defensa de Ricci intentó dejarlo libre por vencimiento de términos, pues había pasado más de 150 días en juicio sin una sentencia. Pero la familia prendió las alarmas en enero de este año. ¿Esas alertas fueron claves para destrabar el proceso?
Los abogados de él decían que estaba enfermo o no asistían y así fueron corriendo los términos. Por eso, el juez fue claro al decir que el tiempo corría de su parte para un eventual vencimiento de términos, que no fue aplicable en este caso. Nosotros estábamos tranquilos. Sin embargo, me pareció muy difícil ese tema de coordinar agendas entre el juez, la Procuraduría, la Fiscalía, abogados de la defensa y nuestros abogados. Fue tenaz. Y cuando nos llegó la noticia de que se había citado una audiencia de vencimiento de términos, pues fue un balde de agua fría. Ahí se puede ver el mal actuar de ese señor, usando maniobras para aventajarse. Yo quedo tranquilo porque uno en Colombia escucha muchas veces que le pagaron a una persona o le pagaron a otra para resolver un proceso. Afortunadamente, vimos transparencia. No puedo decir que esas alarmas que pusimos hayan sido, precisamente, el motor del proceso. Pero, si fue así, para nosotros es algo positivo.
Con esos hechos que narra, ¿cómo ha sido para usted entrar en este mundo judicial a raíz del feminicidio de su madre?
Ha sido una experiencia horrible. Mi mamá, toda su vida, fue una persona muy transparente e íntegra. Las injusticias eran algo que le afectaban, entonces nunca estuvimos expuestos a temas legales. Desde el día uno, que sucedió todo, me dijeron que tenía que ir a declarar a la Fiscalía. Yo solo pensaba: no tengo cabeza para eso. Pero, así no tengas cabeza para nada, se siente una presión sobre los términos y los tiempos del proceso. Lo más difícil fue no saber nada. Por ejemplo, no saber dónde estaba Ricci García, porque antes de ser recluido, él estaba afuera, y eso generaba muchísimas dudas. Luego comenzamos a ver cómo se demoraba todo: que el señor (Ricci García) no se conectó porque había fallas en la cárcel, luego que estaba en visita conyugal entonces no podía asistir, luego que el abogado no pudo ir porque estaba enfermo. Uno, en esos casos, puede ver la intención de retrasar el proceso. Además, él ya había aceptado que la había asesinado. ¿Esperar más de un año y medio para que lo juzguen? Eso es muy desgastante.
¿Esta condena de 45 años puede ser un espejo para otros procesos por feminicidio en el país?
Siento que son noticias del momento y eso me ha costado muchísimo entenderlo. Los periodistas nos buscaban por la noticia, pero muchas veces con sesgo o desde el morbo o con ánimos de generar clicks. Pero, cuando se iba bajando el volumen del tema, ya no había tanto acompañamiento desde ningún sector. Uno esperaría que esta condena sea relevante para las demás víctimas, pero creo va mucho más allá del tema legal. Se necesita una política integral para que estos casos de feminicidio no ocurran. Estas personas, como Ricci García, que son cínicas y maquiavélicas, estas condenas creo que no son algo que los atormente. Ellos no van a dejar de agredir a las mujeres porque hay una condena de este calibre. No es algo de lo que estén pendientes. Pero, repito, es una victoria que el crimen de mi mamá sea catalogado como un feminicidio.
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¿Qué decirle a quienes equiparan un homicidio con el delito de feminicidio?
Hay personas que se preguntan por qué se le llama feminicidio si es un homicidio y la verdad es que es realmente diferente. El juez, durante la audiencia en la que se condenó a Ricci, mencionó que ese señor no hubiera hecho lo que hizo si su víctima hubiera sido otro hombre. En los feminicidios hay un tema de poder y manipulación clarísimo del victimario sobre la víctima. No solo en términos físicos, sino también psicológicos de manera continua y persistente.
¿Cuál era su percepción de Ricci García cuando lo conoció?
Uno podía ver ciertas características, pero, al hacer la recapitulación, todo era mucho más grave de lo que pensaba. Además, varias personas tenían diferente información sobre las agresiones, toda relevante y veraz. Pero en el juicio salieron muchas aristas de esas agresiones y manipulaciones que yo no sabía. Mi mamá era una persona privada y estoy seguro de que a ella no le hubiera gustado que sus hijos supieran la totalidad de esa información.
¿Cómo recuerda Mario Tristán a su madre?
Con un orgullo y una admiración increíble. Me ha costado mucho relacionar a mi mamá en este caso de feminicidio porque yo a ella no la veía ligada a un tema de maltrato o que fuera una mujer manipulable. Era una mujer muy fuerte, pero a la vez muy emocional. Es muy fácil juzgar desde afuera y la gente se pregunta cosas como: ‘¿Por qué a ella, si era una mujer tan fuerte?’, y así comienzan a hacer suposiciones peyorativas. Ese es otro tema importante, pues muchas veces la sociedad le carga la responsabilidad a la víctima y no al victimario. Y si bien estas cosas afectan bastante, yo me quedo es con mi admiración por mi mamá. Por su lucha, por esa felicidad y su alma materna. Por ese amor que las personas que la conocimos somos capaces de reconocer, sentir y sonreír cuando hablamos de ella.
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¿Nos puede contar una anécdota que recuerde sobre la relación entre Mario y Luz Mery Tristán?
Son muchas. En el deporte, sobre todo. Recuerdo mucho que hacíamos ejercicio y yo estaba bajo de peso, entonces ella se ideaba recetas para eso y yo le decía: ‘Ma, pero cómo me vas a dar eso’. Me preparaba un batido de pasta, maní y lentejas para subir el hierro. También me daba un licuado de hígado batido con fresas. Eso sí, no me decía qué era porque no me lo iba a tomar. Los domingos, cuando podía descansar, ella montaba cuatro o cinco horas en bicicleta conmigo, siempre me empujaba. Me llena de orgullo haberme sentido tan amado.
¿Qué mensaje le envía a la sociedad y a la justicia sobre el tema del feminicidio con base en la experiencia que usted y su familia vivieron?
A la sociedad le pediría un poco más de empatía. Cuando piensen en estos casos, no piensen en un tercero, sino en sus mamás, hermanas, tías, hijas. Estos sucesos son más comunes de lo que parece y es un tema transversal: pasa en todos los estratos. Si esto le pasó a mi mamá que tenía terapias y que salió varias veces de esa relación, puede pasarle a cualquiera. A la Rama Judicial le diría que sean muy fuertes con estas sanciones, que sean más visibles y que aumenten la capacidad de acción y respuesta. No puede ser que este tipo de personas puedan quedar libres por vencimiento de términos.
¿Algo más que quiera agregar sobre su madre, Luz Mery Tristán?
Sí, espero que las personas que la conocieron sigan recordándola como esa mujer, previo a lo que sucedió. Que le cuenten a sus hermanos, hermanas, tíos, abuelos, primos, nietos, sobrinos que ella fue una mujer que luchó y que llevó el nombre de Colombia en alto en el patinaje, cuando el deporte no era algo relevante. Y que, incluso después, corrió un Tour de Francia. Que ese legado y su nombre pueda seguir en diferentes generaciones, recordándola de una manera bonita, como se lo merece.
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