Durante 35 años, Oliverio Isaza Gómez, más conocido con el alias de Terror o Rubén, estuvo al frente del proyecto paramilitar que inició Ramón Isaza Arango, su padre, a mediados de los años 80 en la región del Magdalena Medio antioqueño. Una guerra que empezó como respuesta a los ataques de los carteles del narcotráfico y que terminó manejando los hilos de ese negocio ilícito, de la extorsión, el desplazamiento forzado, el secuestro y el asesinato. Isaza Gómez, quien se acogió a la justicia en 2006 y luego llegó a ser uno de los principales líderes del Clan del Golfo, murió en un operativo de la Policía el pasado 22 de febrero. Su muerte tiene a municipios como Puerto Triunfo y San Luis (Antioquia) al borde de una nueva escalada violenta.
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Alias Terror, quien recientemente había cumplido 50 años, nació en San Luis en diciembre de 1974. A sus 15 años tuvo su primer acercamiento a las armas cuando su padre, el exjefe paramilitar Ramón Isaza Arango, conocido como el Viejo, lo metió a la guerra de los grupos paramilitares contra Pablo Escobar, que desplegaba un plan de ataque a los organismos del Estado. Estuvo bajo la mira del Cartel de Medellín, igual que el Viejo y Henry de Jesús Pérez, quienes le habían declarado la guerra a Escobar. En 1992 se refugió en una finca de la vereda Piedra Candela, de Norcasia (Caldas), donde estuvo escondido hasta 1996 para evadir la persecución de los narcotraficantes.
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El tiempo en Norcasia le sirvió para hacer su propio capital en el negocio de la minería. Luego, Isaza hijo volvió al municipio de Puerto Triunfo (Antioquia), donde compró un camión y se dedicó a la compra y venta de ganado. Para 1998, como lo documentó el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el Viejo ya había consolidado la acción de su grupo paramilitar en lo que serían las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (ACMM). Fue cuando Isaza padre llamó a alias Terror para que comandara esa organización en el departamento de Antioquia. Se asentó específicamente en los corregimientos de La Arabia, Los Delirios, La Unión (Puerto Nare) y El Prodigio (San Luis).
En este último tuvo una especial influencia. Su alias de Terror se hizo aún más conocido por los 395 hechos delictivos en los que fue hallado responsable, años después, por Justicia y Paz. Entre ellos, 116 desapariciones forzadas, 95 casos de desplazamiento, el reclutamiento de al menos 70 menores de edad, 53 homicidios y 16 hechos de violencia de género. Su control por medio del miedo fue clave para la consolidación del paramilitarismo en la región y la expansión a otras zonas del país. “A partir del año 2000 se expandió en seis frentes que actuaron en el sur del Magdalena Medio antioqueño, el oriente de Antioquia y Caldas, algunos barrios de Medellín, el norte del Tolima y el occidente de Cundinamarca”, reseñó CNMH en uno de sus informes.
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El crecimiento de las ACMM al mando de alias Terror fue sostenido hasta el 2000. El 9 de julio de ese año fue capturado por tropas del Batallón de Infantería Número 3, junto a otros dos integrantes del Bloque Magdalena Medio. Tenía en su poder armas largas de uso privativo de la fuerza pública y fue llevado a la cárcel. Pero en menos de un año, un fiscal delegado ante el Tribunal Superior de Medellín cerró la investigación y quedó en libertad. Para 2002, la ACMM estaban estructuradas en cinco frentes: Omar Isaza, John Isaza, Celestino Mantilla, Luis Eduardo Zuluaga e Isaza Héroes del Prodigio. El Viejo le reservó a su hijo la comandancia de esta última estructura. Terror se puso al frente del grupo armado desde 2002.
Isaza hijo dirigía las actividades de extorsión, secuestro y desplazamiento desde el municipio de Puerto Nare, donde se asentó. Según la Comisión de la Verdad, la presencia paramilitar en el Magdalena Medio dejó una cifra de 478.009 personas desplazadas forzadamente durante el conflicto armado. Pese a tener una estructura armada fortalecida, el Viejo y Terror, padre e hijo, pidieron pista ante Justicia y Paz en 2006 para acogerse a la desmovilización de las autodefensas. Isaza Gómez, incluso, fue reconocido como representante en la negociación entre el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y los paramilitares. El 15 de agosto de ese año se postuló ante Justicia y Paz, pero solo hasta el 6 de mayo de 2008 se entregó a las autoridades.
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En su momento se comunicó con el entonces Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, a quien le expresó su decisión de entregarse. Delegados del Gobierno se encontraron con él en un sitio de Antioquia, que hasta hoy se desconoce. Lo trasladaron a Bogotá y estuvo ocho años recluido en la cárcel La Picota. Desde la cárcel, alias Terror siguió delinquiendo y luego de quedar libre conformó el denominado Clan de Oriente o Clan Isaza, cuya cabeza más visible fue Carlos Alberto Herrera, alias Camilo, capturado en julio de 2023. Según información de las Fuerzas Militares, esa estructura armada nació en 2010 y pasó desapercibida hasta 2019, mientras manejaba los hilos del narcotráfico en el Oriente antioqueño y el Magdalena Medio.
Ese mismo grupo armado ilegal declaró un paro armado en el municipio de Nariño (Antioquia) el 10 de febrero de 2023, que causó el confinamiento de toda la población durante más de 12 horas. Luego de hacer parte del Clan de Oriente, alias Terror se unió al Clan del Golfo, junto a Jobanis de Jesús Ávila, alias Chiquito Malo. Asumió el liderazgo de ese grupo armado en la región del Magdalena Medio, uno de los sitios en los que la organización criminal crece como espuma. Según información de las Fuerzas Militares, el Clan del Golfo tiene actualmente 7.000 hombres en armas y redes de apoyo en distintas zonas del país.
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Las autoridades lo buscaban por su responsabilidad en los delitos de concierto para delinquir agravado, homicidio, extorsión y tráfico de estupefacientes. Pero en el operativo del pasado 22 de febrero, cuando las autoridades iban a capturarlo, hubo un cruce de disparos con la Policía en el que murió. Tras el hecho, las comunidades del Magdalena Medio están acorraladas por una inminente escalada de violencia. El Clan del Golfo ya anunció el inicio de un plan pistola en contra de la Policía y desde ya se sabe que, aun sin Terror, la guerra del narcotráfico y la extorsión continuará de forma indefinida.
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