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Radiografía del conflicto armado

En su último informe, el CICR pone en evidencia delicadas situaciones del conflicto que siguen afectando a los civiles.

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Redacción Judicial
23 de abril de 2010 - 12:01 a. m.
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El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) publicó su informe anual sobre el panorama del conflicto colombiano. En entrevista con El Espectador, Christophe Beney, jefe de la delegación del CICR en Colombia, explicó algunos de los puntos más relevantes de este documento.

¿Cuál es el aspecto más complejo que vive el conflicto colombiano hoy?

Que se está dando en zonas alejadas, remotas y de difícil acceso para los actores humanitarios; la prensa no puede mostrar lo que está pasando y las organizaciones estatales no pueden actuar. Hay mucha población civil que padece de varias maneras este conflicto y que por falta de visibilización o legitimización no puede ser atendida como debería ser.

Usted dijo que en Colombia hay una tendencia a querer disfrazar una acción militar (...) con la acción humanitaria.

El problema es que en el conflicto se sigue involucrando a la población civil. Nuestro papel es neutral, pero invitamos a todas las partes del conflicto a que, por ejemplo, no se queden a dormir en las casas de los pobladores. No pueden obligar a las personas a que se pongan en peligro y a que sean objeto de retaliaciones.

¿Cuál fue su posición frente al tema de ejecuciones extrajudiciales?

Es muy grave que se asesine a personas protegidas. Igual de grave es que se detenga a posibles miembros de grupos ilegales y los maten. Hacemos seguimiento del tema en un comité con otras organizaciones, el Ministerio de Defensa y la Procuraduría para que este fenómeno desaparezca.

¿Cuál es el estado del desplazamiento en Colombia?

Es una situación grave y tangible, que se ve porque los desplazados se vienen a las ciudades. Pero queremos resaltar que no son las únicas víctimas; así como hay muchos desplazados, el número sigue subiendo y la gente no está retornando.

En el informe mencionan también el uso de la violencia sexual como arma de guerra...

Es la mayor perversión de las consecuencias del conflicto. Es un crimen de guerra y se tiene que hacer todo tipo de acciones preventivas y judiciales para tratar de que se acabe.

Se van a cumplir dos años de la ‘Operación Jaque’. ¿Hay consecuencias todavía?

Hoy en día tenemos acceso en terreno como nunca antes lo habíamos tenido. Creo que la ‘Operación Jaque’ fue una oportunidad para entablar un diálogo con los grupos armados.

Existe un debate sobre la mesa: bandas emergentes o nuevos grupos paramilitares. ¿Qué posición tiene el CICR?

Nosotros debemos tener consideración sobre todos los grupos que tengan influencia en la violencia en Colombia y estamos estudiando este fenómeno desde hace algún tiempo. Es una de nuestras responsabilidades calificar a algunos de estos grupos como parte del conflicto y estamos en ese proceso, es delicado. Pero si el Gobierno reconoce que en ciertas oportunidades tiene que combatir a estos grupos con recursos militares fuertes y aplicando el DIH, es casi como admitir de facto que son parte del conflicto.

 

Por Redacción Judicial

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