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Radiografía del COVID-19 en la Fuerza Pública

El constante contacto con sus habitantes y la presencia en aglomeraciones son dos factores que explican el aumento de casos de coronavirus en la Policía y el Ejército. Los ministerios de Salud y de Defensa tienen bajo reserva los datos de contagio de esta población.

02 de julio de 2020 - 01:05 a. m.
Uno de los brotes más recientes surgió en el Ejército en Barrancabermeja.
Uno de los brotes más recientes surgió en el Ejército en Barrancabermeja.

Han pasado 118 días desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en Colombia y, desde entonces, el virus se concentró en cuatro zonas del país: Bogotá (31.417 casos), Atlántico (24.212), Valle del Cauca (10.508) y Bolívar (9.392). Además del personal médico, la población carcelaria fue una de las más expuestas a este nuevo tipo de coronavirus y, en el último mes, los casos positivos en el interior de la Fuerza Pública vienen en un preocupante aumento. Son varios los factores fundamentales del incremento en contagios: tienen mayor contacto con la población por cuenta de sus funciones, suelen estar en lugares donde se presentan aglomeraciones y se encuentran en unidades militares con muchas personas.

Aunque El Espectador se contactó con el Ministerio de Salud, entidad encargada de entregar las cifras oficiales del coronavirus y de informar sobre qué medidas y protocolos se están tomando para evitar la propagación, este no se pronunció sobre la delicada situación de salud pública que se vive en las Fuerzas Armadas. De forma extraoficial, según datos recopilados por este diario, son 1.386 los integrantes de la Fuerza Pública contagiados. También cuáles son los focos del virus en el interior de las Fuerzas Militares y la Policía con el fin de evitar que más uniformados se expongan a un contagio e, incluso, pierdan la vida como sucedió el pasado martes en Cartagena, cuando murió el intendente de la Policía Érik Jiménez, un enfermero que ya había perdido a su papá y a sus abuelos por el virus.

La situación más compleja se vive en el Urabá antioqueño, donde 480 uniformados están contagiados. En la sede de Carepa del Ejército hay 304 casos y en la sede de la Armada en Turbo hay 107 positivos. Entre mayo y junio, cuando la pandemia llegó a Leticia, capital del departamento del Amazonas, una de las medidas que tomó el presidente Iván Duque en ese momento fue militarizar la frontera con el fin de reducir la circulación de personas y evitar que aumentaran los contagios. De los 1.000 uniformados que fueron enviados a patrullar las calles de esa ciudad por la orden presidencial, hoy son 300 los contagiados.

Otro de los puntos fronterizos por donde también se coló el virus a Colombia fue Ipiales (Nariño), donde 130 miembros del Ejército dieron positivo para coronavirus en el batallón limítrofe con Ecuador. Fue en esta misma sede militar donde el pasado 27 de abril el gobernador de Nariño, Jhon Rojas, confirmó el primer fallecimiento de un militar a causa del COVID-19. Ese mismo día, al otro lado del país, en Cúcuta, frontera con Venezuela, fueron aislados 36 militares sospechosos de tener el virus. Sin embargo, a raíz del secretismo con el que se han manejado los datos de los casos positivos en la Fuerza Pública, hay poca certeza sobre cuál es la situación en el principal paso de población migrante de Venezuela.

Uno de los últimos brotes que han surgido en el interior de la Fuerza Pública ocurrió en el Batallón de Artillería y Defensa Antiaérea Nueva Granada de Barrancabermeja (Santander), donde la Secretaría de Salud confirmó que 130 militares resultaron positivos para COVID-19. “Desde el momento que ingresaron a Santander se encuentran en aislamiento preventivo, en un trabajo articulado entre el Ejército Nacional y la Secretaría de Salud departamental. Por su condición física están estables, asintomáticos y en buen estado de salud”, indicó Javier Villamizar, secretario de Salud de Santander el pasado 23 de junio, al emitir el último reporte conocido con relación a la situación en esa base militar.

En cuanto a la Policía, la zona más preocupante es Barranquilla, la capital del Atlántico, en donde hay 220 uniformados contagiados. Después de Bogotá, este departamento es el que más registra casos en Colombia por COVID-19. A raíz del aumento inusitado de los casos, el Gobierno Nacional y la gobernadora Elsa Noguera determinaron hace dos semanas que iban a enviar a esta zona del país a 400 miembros del Ejército y a 150 de la Policía, con el fin de que los habitantes cumplan con la cuarentena y el sistema de salud departamental no colapse en las semanas que vienen, cuando está previsto el pico del contagio en Colombia.

Chocó es otro de los escenarios complejos para la Policía. La semana pasada, el coronel Henry Galán Sierra, comandante departamental, confirmó que son 100 miembros de esa institución contagiados por el coronavirus. Según el coronel Galán, se cree que los contagios se deben a la alta exposición en que se encuentran los uniformados debido a sus funciones de vigilancia y control. El alto oficial señaló que estos se encuentran en buen estado de salud y bajo aislamiento en hoteles y en sus residencias. También destacó que durante las semanas recientes se ha realizado la toma de alrededor de 600 muestras entre los miembros de la institución en el departamento con el fin de garantizar su salud.

El Espectador se contactó con miembros de la Fuerza Pública, quienes señalaron que por órdenes del Ministerio de Defensa no pueden dar información sobre cuántos miembros de la Policía o las Fuerzas Militares están contagiados. Dos uniformados de la Policía en Bogotá, consultados por este diario, señalaron que no se están mostrando las cifras reales de contagios en la institución, con el fin de no generar pánico ni en el interior de la fuerza como a la sociedad en general. “El único dato que se filtró (en mayo pasado) fue que cinco compañeros de las URI de Kennedy y Fontibón se habían contagiado. Conozco de al menos otros 20 casos. Deben ser muchos más en Bogotá”, señaló un capitán de la Policía.

Para evitar la propagación del coronavirus entre las filas y la población en general se está rotando el personal de la Policía por períodos de 15 días, por órdenes del director de la Policía. “Son ciclos de cuarentena de dos semanas los que se están implementando. Luego volvemos a la calle por 15 días”, señaló un miembro de la Policía que trabaja en el Valle de Aburrá. En cuanto a los protocolos de bioseguridad en las Fuerzas Militares, este diario estableció que cada vez que se registra un positivo para el nuevo coronavirus, los uniformados y el personal civil que haya tenido contacto con esa persona entra en aislamiento para evitar propagar la enfermedad, que hasta el momento ha cobrado la vida de 3.470 personas en Colombia.

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